La eyaculaci¨®n femenina es una instituci¨®n en Ruanda
El documental ¡®L¡¯eau sacr¨¦e¡¯ revela las tradiciones sexuales del pa¨ªs del este africano
¡°Es agua como en la corriente de un r¨ªo, conf¨ªa en m¨ª, un mont¨®n. A veces tienes hasta que apartar la cara y disfrutar cuando te cae por el pecho, por el cuerpo¡±, dicen los ruandeses complacidos. ¡°Si ellos encuentran esa agua, es un verdadero honor. Te sientes como una mujer de verdad. Es como si se rompiera una presa¡±, comenta una ruandesa orgullosa. El documental L¡¯eau sacr¨¦e (El agua sagrada), ¨®pera prima del director belga Olivier Jourdain, revela las profundidades de la eyaculaci¨®n femenina en Ruanda y una pr¨¢ctica tradicional llamada kunyaza. Placeres envueltos en leyendas orales, t¨¦cnicas detalladas, excitantes sonidos, p¨ªcaras sonrisas y tambi¨¦n alteraciones corporales y presi¨®n marital.
Cuentan los ruandeses as¨ª de o¨ªdas que esta agua brot¨® por primera vez de una reina que pidi¨® a un sirviente que la complaciera en la cama, aburrida de esperar a que su marido volviera de las interminables guerras. Este criado, medio nervioso, empez¨® a moverse descontroladamente, sin mucho tino e inquieto por la situaci¨®n, lo que provoc¨® unos roces inesperados y vibrantes en la se?ora. Surgi¨® entonces ese manantial de agua que despu¨¦s todas quisieron probar y el m¨¦todo kunyaza que ellos anhelaban emular. La eyaculaci¨®n femenina se convirti¨® pues, en una instituci¨®n en Ruanda. Algunos incluso aseguran que se remonta a m¨¢s de 1.000 a?os atr¨¢s.
Como un ritmo acompasado y ¨¢gil de tambores, como un agitado silbido, con la lengua, con los dedos, con la palma de la mano, con estudiados movimientos... ellos van aprendiendo los m¨¦todos m¨¢s sofisticados para satisfacer a las mujeres y disfrutar del fen¨®meno. ¡°Todo empieza con los preliminares entre marido y mujer. Deben estar relajados. No es bueno que se haga el amor si ella est¨¢ seca, ninguno disfruta. Al principio, ella te puede ense?ar¡±, dice en el documental un educador ante un aforo de curiosos j¨®venes y mayores de una aldea ruandesa, mujeres y hombres con gestos universales ante una charla sobre sexualidad.
Para ellas, esto comienza como un ritual de paso de ni?a a adulta. Salen de las aldeas por primera vez para reunirse con otras mujeres en medio del bosque y estrenarse en el gukuna, un estiramiento de los labios inferiores que realizan durante meses, seg¨²n se cuenta en la cinta. Dusabe Vestine, una despampanante locutora de la estaci¨®n Flash FM, estrella de la comunicaci¨®n nocturna en zonas con luz de velas y radios a pilas, hace de maestra de ceremonias del documental empe?ada en perpetuar la tradici¨®n. ¡°Los estiramientos tienen que ser con cuidado, puede llegar a escocer, para ello hay que aplicarse esto, y as¨ª va mejor¡±, dice mostrando un mejunje de hierbas elaborado en el campo.
En una residencia de chicas, unas adolescentes hablan confidencialmente y en voz baja del tema, sentadas con sus uniformes en el suelo. ¡°Me pregunto si eso es pecado¡±, se pregunta una. ¡°Eso ayuda a que sean fieles¡±, replica otra. ¡°No es pecado, Dios dio libertad en nuestra voluntad¡±, insiste la m¨¢s espabilada. Entre todo, se plantea si esta eyaculaci¨®n, que es un proceso independiente al de los orgasmos, se convierte tambi¨¦n en una medida de presi¨®n para las mujeres, que no siempre, o no todas, pueden alcanzar. ¡°Deme las botellas que tenga, quiero volver a tener agua¡±, pide desesperada una esposa a un doctor que vende un l¨ªquido amarronado hecho en una caldera que se supone estimulante.
En un s¨ªmil entre las imponentes monta?as de Ruanda que emanan protuberantes arroyos a su antojo, la eyaculaci¨®n femenina, fundamentalmente en zonas rurales, se presenta as¨ª como palpable e imbricada en su paisanaje. ¡°Es un acercamiento human¨ªstico a la realidad. Creo en la humanidad. Quer¨ªa mostrar algo natural, a la gente como seres humanos, como todos iguales. Como personas que pueden decidir sobre sus vidas¡±, apunta el director Jourdain tras la proyecci¨®n de la pel¨ªcula en el festival y mercado internacional de cine documental Miradasdoc de Tenerife, donde fue seguida de un un¨ªsono aplauso.
¡°Es muy interesante ver las reacciones. Hay quien piensa que es machista, o feminista. Creo que es como un espejo de la vida real del espectador. Te puedes re¨ªr, discutir, ser m¨¢s abierto, intentar entender, sentir empat¨ªa. Me gusta que el documental deje muchas preguntas abiertas¡±, plantea Jourdain, que ha proyectado una vez ¡°exitosamente¡± la pel¨ªcula en Ruanda, proseguida de un debate de m¨¢s de una hora. Tambi¨¦n aspira a que sea vista en pa¨ªses musulmanes. ¡°Ser¨¢ dif¨ªcil, pero lo intentar¨¦¡±, asegura este amante de la antropolog¨ªa visual, que ha financiado el proyecto pr¨¢cticamente a pulm¨®n, con crowdfunding, algo de ayuda de la televisi¨®n belga y una fundaci¨®n. ¡°Si no haces dramas humanitarios, es muy dif¨ªcil la financiaci¨®n institucional¡±, se?ala.
El director ha evitado intencionadamente vincular el cotidiano sentir del genocidio en el pa¨ªs para proyectar estas escenas ¨ªntimas. ¡°La gente no es solo pol¨ªtica, tambi¨¦n es cultura. Esto es una imagen que no sale en los medios¡±, dice sobre un rodaje que ha durado tres a?os. ¡°Se necesita mucho tiempo para conseguir su confianza. Al principio acud¨ªa sin c¨¢maras, solo para escucharlos. Es un proyecto que quer¨ªa hacer con mucho respeto. Despu¨¦s, al grabar, simplemente planteaba la cuesti¨®n y ellos contaban lo que quer¨ªa. Obviamente no hay guion¡±, apunta.
¡°Decidle a los blancos que busquen tambi¨¦n c¨®mo hacerlo¡±, dice un ruand¨¦s desafiando simp¨¢tico durante el documental. ¡°Hay veces que no me apetece, he trabajado mucho durante el d¨ªa o tengo hambre. Pero t¨² piensas que tengo un affaire y no es as¨ª¡±, le confiesa una mujer a su marido durante una larga secuencia del documental que deja contrapuestas escenas para la reflexi¨®n. Un audio del momento de la eyaculaci¨®n enviado a la radio acalora a la potente Vestine, que con sudores y una pilla sonrisa, casi enmudece en antena. Voil¨¢.
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