Todos fuimos Aylan. Muy pocos quieren ser Samuel
Escasa y tard¨ªa informaci¨®n sobre el hallazgo de un ni?o subsahariano ahogado en C¨¢diz

Todos fuimos Aylan en septiembre de 2015. El diminuto cad¨¢ver de un ni?o sirio de tres a?os, descubierto en una de las playas m¨¢s tur¨ªsticas de Turqu¨ªa, horroriz¨® a muchos europeos y plante¨® la pregunta de qu¨¦ pod¨ªa hacerse para evitar algo semejante. Alg¨²n Gobierno, como el de Angela Merkel, dio un valiente paso adelante al abrir las puertas de su pa¨ªs a las corrientes de refugiados que hu¨ªan de la guerra y de la miseria. Antes y despu¨¦s murieron otras muchas personas ahogadas en intentos parecidos de alcanzar las costas europeas, pero nada pudo superar el magnetismo ejercido por la imagen de Aylan en los medios de comunicaci¨®n y en las pantallas de m¨®viles.
A?o y medio m¨¢s tarde, otro ni?o ha muerto ahogado y su cuerpo ha sido descubierto en una playa no menos tur¨ªstica, en este caso de Barbate, en C¨¢diz. Se llamaba Samuel, ten¨ªa seis a?os y su familia se lo hab¨ªa llevado consigo huyendo de los horrores del Congo. Viajaba en la patera que naufrag¨® dos semanas antes junto con su madre, cuyo cad¨¢ver fue encontrado en la playa de Bolonia (Tarifa), seg¨²n la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa. En este caso, la repercusi¨®n ha sido m¨ªnima. Extra?eza del alcalde de Barbate por la escasa y tard¨ªa informaci¨®n difundida por la autoridad gubernamental ¡ªel subdelegado del Gobierno lo hizo el d¨ªa de autos, pero solo al medio local que cubr¨ªa un acto¡ª, y algunas concentraciones posteriores de gente contraria al cierre de fronteras. Eso ha sido casi todo. Un ni?o tan desamparado como Aylan, que interpela a las conciencias lo mismo que los dem¨¢s ahogados en el Mediterr¨¢neo, pero cuya muerte pasa a ser una cifra en el macabro conteo.
Todos ¨¦ramos Aylan, se dijo ret¨®ricamente. Muy pocos quieren ser Samuel. ?Por qu¨¦? ?La sociedad teme perder su nivel de vida si se deja entrar a m¨¢s extranjeros o se dedican muchos medios a atenderles? Es verdad que el fort¨ªsimo movimiento antiinmigraci¨®n puesto en marcha por Donald Trump, m¨¢s el que tratan de impulsar las extremas derechas en Europa y la d¨¦bil respuesta de la UE, asustan a las opiniones p¨²blicas. Pero tienen m¨¢s raz¨®n los que ven otra clave. El cuerpecillo de Aylan fue fotografiado en el lugar donde una suave ola abrazaba la playa y hubo m¨¢s im¨¢genes del momento en que un polic¨ªa lo transportaba cuidadosamente entre sus brazos. Por el contrario, del cad¨¢ver de Samuel no se dispone de imagen alguna, nada que retuitear ni difundir por Facebook furiosa e indignadamente. Es probable que esa circunstancia explique la diferencia, adem¨¢s de la anestesia que las malas noticias migratorias introduce en la sociedad.
Lo dijo Abdul¨¢ Kurdi, el padre de Aylan, que sobrevivi¨® a la tragedia en la que murieron tambi¨¦n su hermano Galib, de cinco a?os, y su madre Rihan, de 35. ¡°Queremos que el mundo nos preste atenci¨®n para que puedan evitar que esto les ocurra a otros; que ellos sean los ¨²ltimos¡±. Desgraciadamente, era un deseo sin futuro. Samuel es la prueba.
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