Candidatos l¨ªquidos
Algunos pol¨ªticos se mantienen amenazando con partir; otros, al irse, dejan clara la gran p¨¦rdida que sufriremos sin ellos
Francia se ha convertido en la met¨¢fora del virus de la incertidumbre. El contexto de inestabilidad pol¨ªtica afecta especialmente a la volatilidad de los candidatos, que aparecen y desaparecen en su peculiar bazar de disfraces. El rebelde Hamon se impuso sobre el oficialista Valls, quien hab¨ªa quitado de en medio al consumado Hollande. En la derecha, el ganador fue el inesperado Fillon, imponi¨¦ndose al moderado Jupp¨¦ en la re?ida disputa que dej¨® fuera de juego al resucitado Sarkozy. Veremos qu¨¦ margen de maniobra queda en el centro, tras su esc¨¢ndalo financiero, para el independiente Macron.
Lo dec¨ªa el viejo Bauman: ¡°La muerte se convierte en algo temporal que s¨®lo est¨¢ vigente hasta nuevo aviso¡±. La defunci¨®n pol¨ªtica dura lo que se tarda en regresar. Aumenta la tendencia de los candidatos a ser ef¨ªmeros, aunque su fugacidad implica en realidad una perenne discontinuidad. No est¨¢n, pero no abandonan, y al reaparecer su m¨¢scara es otra: vengadores, salvadores, adanistas, izquierdistas, antiestablishment, jacobinos, v¨ªctimas o animadores. Algunos se mantienen amenazando con partir; otros, al irse, dejan clara la gran p¨¦rdida que sufriremos sin ellos. El reverso de esta pol¨ªtica de candidatos l¨ªquidos es econ¨®mico: produce votantes ¨¢vidos de consumir aspirantes.
Tambi¨¦n lo advirti¨® el perspicaz soci¨®logo: jam¨¢s se ha sentido tan urgentemente el impulso de elegir. El militante muda en homo eligens y convierte la democracia en un fetiche de la selecci¨®n: ¨¦l, antes que nada, es fuente de poder, y eso le hace soberano. Lo crucial en dicha soberan¨ªa es elegir. Juzgar pol¨ªticamente las situaciones (atender con prudencia a las consecuencias de la elecci¨®n) pasa a un segundo plano. La soberan¨ªa electiva localiza en un solo punto la tendencia que representa el candidato. Tal etiqueta nos tranquiliza: evitamos pensar en t¨¦rminos de contradicciones, dudas o tensiones y, por tanto, de dilemas pol¨ªticos. Las incomodidades que abrumaban al homo eligens se diluyen al creer que nunca se equivoca porque siempre ¡°gana la democracia¡±, exigiendo que est¨¦ ah¨ª para nosotros, aunque nosotros dejemos de estar ah¨ª para ella. @MariamMartinezB
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