Odio
Stendhal recomienda: "Lector, no desperdicies la vida en odiar y tener miedo"
El paciente clama angustiado: ¡°?Doctor, odio a mis padres, a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos...!¡±. El m¨¦dico se asombra: ¡°Pero... ?por qu¨¦ me lo cuenta a m¨ª?¡±. ¡°?Acaso no es usted el m¨¦dico del odio?¡± ¡°?No, hombre! ?Del o¨ªdo!¡±. Perd¨®n, es que se me olvida todo menos los chistes del cole. Lo cierto es que el odio causa hoy especial inquietud p¨²blica. Hasta caracteriza un tipo delictivo. Fomentar el odio provoca la exclusi¨®n y la persecuci¨®n del pr¨®jimo. Es el odio contra individuos o grupos humanos, que nos envenena por semejanza con lo odiado. Al final de Lucien Leuwenrecomienda Stendhal: ¡°Lector, no desperdicies la vida en odiar y tener miedo¡±. Habla del odio y el miedo a personas o a nosotros mismos. Pero odiar ciertas ideas o ciertos comportamientos creo que es una forma de salud mental. No debe ser considerado delito, sino casi una obligaci¨®n. Por ejemplo, detestar la idea m¨¢s abominable, la que considera a alguien culpable o despreciable por lo que es y no por lo que hace. Una idea que vuelve a estar de moda, si es que alguna vez dej¨® de estarlo...
Ma?ana nos reuniremos en Andoain para recordar el asesinato de Joseba Pagaza. Yo no odio a Gurutz Aguirresarobe, su asesino, juzgado y condenado, que purga su pena en prisi¨®n. Ni siquiera odio a los esp¨ªas del pueblo, que dieron la informaci¨®n necesaria para el crimen y siguen impunes. Ni a sus amigos y familiares que dieron una rueda de prensa exculpatoria en el Ayuntamiento de Hernani, donde fue detenido, auspiciada por la entonces alcaldesa y hoy parlamentaria Marian Beitialarrangoitia. Odio la ideolog¨ªa tribal y obtusa de quien orden¨® su muerte, de quien la ejecut¨®, de los que la justificaron. La odio porque sigue activa, emponzo?ando almas e instituciones.
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