La depravaci¨®n sexual de un p¨¢rroco, impune
La Iglesia debe perseguir con dureza a sus abusadores y no puede conformarse con apartamientos m¨¢s o menos compasivos
¡°Me robaron mi infancia, mi ilusi¨®n, mi inocencia¡±. Un hombre de 42 a?os que responde a las iniciales de F. L. reuni¨® el coraje para escribir al papa Francisco en 2014 y denunciar los abusos que hab¨ªa sufrido cuando era seminarista. ?l, su hermano gemelo y otros internos del Seminario Menor de La Ba?eza se acostaban con terror a la espera de la visita nocturna del profesor Jos¨¦ Manuel Ramos Gord¨®n, que eleg¨ªa a discreci¨®n a qu¨¦ cama acercarse para saciar su depravaci¨®n sexual. Ten¨ªan 14 a?os, era el curso 1988-1989 y lo denunciaron en varias ocasiones, pero solo sufrieron castigos y silencio as¨ª que optaron por callar. Y ha sido muchos a?os despu¨¦s, ante las noticias que hablaban de un Papa escandalizado por la pederastia que hab¨ªa socorrido a otras v¨ªctimas, cuando F. L. se anim¨® a escribirle al Vaticano.
El caso lo cuenta estos d¨ªas La Opini¨®n de Zamora, que recoge la apertura de un procedimiento en la Di¨®cesis de Astorga que se resolvi¨® en mayo con la orden del obispo Juan Antonio Men¨¦ndez de apartar al abusador de su parroquia durante al menos un a?o. Le conden¨® tambi¨¦n a labores asistenciales a sacerdotes ancianos ¡°as¨ª como otras tareas caritativas¡±. Si eso no es impunidad, se le parece mucho.
?Que un sacerdote haya abusado de ni?os es un esc¨¢ndalo may¨²sculo. Que eso ocurriera con la connivencia de sus compa?eros y superiores lo es a¨²n mayor. Y que el hombre se salga de rositas con un a?o de apartamiento de su parroquia extiende la magnitud y responsabilidad del esc¨¢ndalo a las capas superiores de la Iglesia cat¨®lica, que en numerosos lugares sigue infravalorando el delito de abusos a menores y el da?o que causan de por vida para abordarlo como un pecadillo que no requiriera m¨¢s que una amonestaci¨®n.
El cura Ramos Gord¨®n, p¨¢rroco de T¨¢bara (Zamora) desde 1990, no solo ha sido condenado a una pena rid¨ªcula, sino que ni siquiera la ha cumplido. El citado diario menciona dos misas que ha celebrado en septiembre y octubre en este pueblo y otra que ha concelebrado. Desde que se conoci¨® esta noticia el pasado domingo, 25 exseminaristas han dado la cara para confirmar las denuncias de F. L. ¡°A¨²n siendo muy peque?os, ¨¦ramos conscientes de que aquella situaci¨®n no era normal y no sab¨ªamos c¨®mo actuar debido a nuestra inocencia. El pederasta ya ha reconocido su pecado. Ahora pedimos que se manifiesten todos los dem¨¢s, que a¨²n sabi¨¦ndolo y teniendo el deber de mediar y evitarlo, no lo hicieron¡±.
Queda poco que a?adir y mucho que hacer: la Iglesia debe perseguir con dureza a sus abusadores y no puede conformarse con apartamientos m¨¢s o menos compasivos. Independientemente de los procesos judiciales ¡ªen este caso, el delito ha prescrito¡ª las investigaciones deben llegar a los c¨®mplices y el proceso de perd¨®n y reparaci¨®n debe ser activo y exigente. Afortunadamente el papa Francisco se ha movilizado, pero cabe exigirles que no sea el ¨²nico.
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