Alemania en la era de Trump
Si EE UU avanza hacia el nacionalismo y el aislacionismo, solo ser¨¢ una gran potencia entre muchas
Donald Trump es hoy el presidente n¨²mero 45 de Estados Unidos y, en su discurso de asunci¨®n, dej¨® en claro al establishment norteamericano all¨ª reunido que su Administraci¨®n no pretende hacer lo mismo que se viene haciendo. Su lema, Estados Unidos primero, marca el rechazo, y la posible destrucci¨®n, del orden mundial liderado por Estados Unidos que los presidentes dem¨®cratas y republicanos, empezando por Franklin D. Roosevelt, han construido y mantenido ¡ªaunque con diferentes grados de ¨¦xito¡ª durante m¨¢s de 70 a?os.
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Si Estados Unidos abandona su rol de potencia econ¨®mica y militar l¨ªder y avanza hacia el nacionalismo y el aislacionismo, precipitar¨¢ un reordenamiento internacional, al mismo tiempo que cambiar¨¢ al propio pa¨ªs. En lugar de ser una potencia hegem¨®nica, Estados Unidos se convertir¨¢ en una gran potencia entre muchas.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido el motor del libre comercio global, de manera que una postura proteccionista, o un intento de revertir la globalizaci¨®n o utilizarla para intereses nacionales estrechos, tendr¨ªan enormes consecuencias econ¨®micas y pol¨ªticas en todo el mundo. Las plenas implicaciones de un cambio de estas caracter¨ªsticas son ampliamente impredecibles; pero todos sabemos ¡ªo deber¨ªamos saber¡ª lo que sucedi¨® la ¨²ltima vez que las potencias l¨ªderes del mundo centraron la atenci¨®n en s¨ª mismas, en los a?os 1930.
Las alianzas, instituciones multilaterales, garant¨ªas de seguridad, acuerdos internacionales y valores compartidos que sustentan el orden global actual pronto podr¨ªan ponerse en tela de juicio, o directamente rechazarse. Si eso sucede, la antigua Pax Americana habr¨¢ sido innecesariamente destruida por el propio Estados Unidos. Y sin ning¨²n marco alternativo obvio para reemplazarla, todos los indicadores apuntan a una situaci¨®n de turbulencia y caos en el futuro cercano.
Los dos exenemigos de Estados Unidos, Alemania y Jap¨®n, est¨¢n entre los principales perdedores si Estados Unidos abdica de su rol global con el Gobierno de Trump. Ambos pa¨ªses experimentaron una derrota total en 1945 y, desde entonces, han rechazado todas las formas del Machtstaat, o estado de poder. Al encontrarse su seguridad garantizada por Estados Unidos, se transformaron en socios comerciales y han seguido siendo participantes activos en el sistema internacional liderado por Estados Unidos.
Estamos en el mismo bote que todos los dem¨¢s europeos con respecto a la seguridad
Si Trump retira el paraguas de seguridad de Estados Unidos, estas dos potencias econ¨®micas l¨ªderes tendr¨¢n un serio problema de seguridad en sus manos. Mientras que la posici¨®n geopol¨ªtica perif¨¦rica de Jap¨®n, en teor¨ªa, podr¨ªa permitirle renacionalizar sus propias capacidades de defensa, ir detr¨¢s de esa opci¨®n podr¨ªa aumentar significativamente la posibilidad de una confrontaci¨®n militar en el este de Asia. Esta es una perspectiva alarmante, considerando que muchos pa¨ªses en la regi¨®n tienen armas nucleares.
Alemania, por su parte, reside en el coraz¨®n de Europa y est¨¢ rodeada por sus exenemigos de tiempos de guerra. Es el pa¨ªs m¨¢s grande del continente en t¨¦rminos econ¨®micos y demogr¨¢ficos, pero le debe mucho de su potencia a la garant¨ªa de seguridad de Estados Unidos y a marcos institucionales multilaterales, transatl¨¢nticos y europeos basados en valores compartidos y en el libre comercio. El orden internacional existente ha hecho que el Machstaat y la esfera de influencia que lo rodea se volvieran innecesarios.
A diferencia de Jap¨®n, Alemania no puede renacionalizar su pol¨ªtica de seguridad ni siquiera en teor¨ªa, porque una medida de esa naturaleza minar¨ªa el principio de defensa colectiva en Europa y desgarrar¨ªa al continente. Para que no nos olvidemos, el objetivo del orden de posguerra global y regional fue integrar a las antiguas potencias enemigas de manera que no plantearan ning¨²n peligro mutuo.
Debido a su peso geopol¨ªtico, la perspectiva de Alemania hoy es sin¨®nimo de la de la Uni¨®n Europea. Y el panorama de la UE no es el de una potencia hegem¨®nica; m¨¢s bien, tiene que ver con el r¨¦gimen de derecho, la integraci¨®n y la reconciliaci¨®n pac¨ªfica de los intereses de los Estados que la componen. La sola ubicaci¨®n de Alemania hace que el nacionalismo sea una mala idea; y, adem¨¢s, sus intereses pol¨ªticos y econ¨®micos m¨¢s fundamentales dependen de una UE fuerte y exitosa, especialmente en la era de Trump.
Alemania est¨¢ en el mismo bote que todos los dem¨¢s europeos con respecto a la seguridad. De la misma manera que no puede haber seguridad francesa sin Alemania, no puede haber seguridad alemana sin Polonia. Eso es porque Alemania y todos los dem¨¢s pa¨ªses europeos ahora deben hacer todo lo posible para impulsar sus aportaciones a la seguridad colectiva dentro de la UE y de la OTAN.
La fortaleza de Alemania se basa en su poder financiero y econ¨®mico, y ahora tendr¨¢ que apalancar esa fortaleza en nombre de la UE y de la OTAN. Desafortunadamente, ya no puede contar con el llamado "dividendo de la paz" del que goz¨® en el pasado (e inclusive, durante la crisis del euro). El ahorro es sin duda una virtud; pero otras consideraciones deber¨ªan tener prioridad cuando nuestra casa se est¨¢ incendiando y a punto de venirse abajo.
M¨¢s all¨¢ de la seguridad, el segundo inter¨¦s fundamental de Alemania es el libre comercio global. El comercio intraeuropeo seguir¨¢ siendo extremadamente importante, porque as¨ª es como Alemania se gana la vida; pero el comercio con Estados Unidos tambi¨¦n ser¨¢ vital. No ser¨¢ un buen presagio para Alemania si China y Estados Unidos ¡ªsus dos mercados exportadores m¨¢s importantes fuera de la UE¡ª entran en una guerra comercial. El proteccionismo en alguna parte del mundo puede tener repercusiones globales.
Y, sin embargo, junto con todos los peligros que plantea la presidencia de Trump para los europeos, tambi¨¦n ofrece oportunidades. La ret¨®rica proteccionista de Trump por s¨ª sola ya ha derivado en un acercamiento entre China y Europa. M¨¢s importante, la nueva Administraci¨®n le ha brindado finalmente a los alemanes una posibilidad de cerrar filas, crecer y reforzar su poder y posici¨®n geopol¨ªtica.
Pero si los europeos finalmente se juntan, deber¨ªan evitar el antinorteamericanismo. Trump es el presidente de Estados Unidos, pero no es Estados Unidos. Los pa¨ªses del Atl¨¢ntico norte seguir¨¢n teniendo una historia com¨²n y valores compartidos ¡ªincluso bajo una presidencia de Trump¡ª,? aunque sean muchas cosas las que cambiar¨¢n en los pr¨®ximos a?os.
Joschka Fischer, ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005, fue l¨ªder del Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os.
Copyright: Project Syndicate, 2017. www.project-syndicate.org
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