En Londres y en Dub¨¢i quieren un Calatrava
El arquitecto presenta en Londres un conjunto de tres rascacielos tras prometer en Dub¨¢i el pr¨®ximo edificio m¨¢s alto del mundo.
Cuando Santiago Calatrava anunci¨® que levantar¨ªa un cuarto puente sobre el Gran Canal veneciano describi¨® su intervenci¨®n como ¡°un acto de amor hacia la cultura italiana¡±. Luego llegaron los problemas habituales: sobrecostes, incumplimiento de plazos y resbalones de los usuarios. Para hablar de la terminal de transporte recientemente inaugurada junto a la Zona Cero de Nueva York concret¨® su admiraci¨®n hacia el desarrollo tecnol¨®gico norteamericano en una glosa al cohete espacial. La semana pasada, en Londres, y de la mano del alcalde Sadiq Khan, record¨® su admiraci¨®n por los Beatles -tambi¨¦n por los Rolling Stones- antes de explicar que su megaproyecto en la pen¨ªnsula de Greenwich est¨¢ ¡°inspirado en la tradici¨®n londinense y en la geograf¨ªa de la propia pen¨ªnsula¡±.
Puede que resulte un alivio para los brit¨¢nicos que Calatrava haya dejado de lado su conocido gusto por los animales alados, las palomas de la paz y otras referencias con carga simb¨®lica. El nuevo proyecto no parece anunciar, tampoco, el movimiento de ninguna de sus partes. Las tres torres ideadas por Calatrava son muy actuales, muy en la l¨ªnea de las intervenciones que cuestionan la frontera entre edificio y paisaje ¨Ccomo el rascacielos piramidal que Bjarke Ingels levant¨® en la calle 57 de Manhattan-. Eso es significativo. Calatrava ten¨ªa, por lo menos hasta ahora, un sello singular. Por encima de todo una marca. Sin embargo, el proyecto anunciado ¨Cque mezclar¨¢ hoteles, un teatro, apartamentos y oficinas junto a la c¨²pula que Richard Rogers levant¨® para marcar el cambio del Milenio- recuerda -por lo menos en los renders de presentaci¨®n- a los edificios-paisaje que se levantan en las ciudades asi¨¢ticas confiando a un solo autor la construcci¨®n de un barrio entero.
La llegada de Calatrava a Londres ser¨¢ adem¨¢s una puerta de entrada a lo que los inversores del grupo chino Knight Dragon tildan de ¡°nuevo distrito cultural brit¨¢nico¡±. Han le¨ªdo bien, ese ha sido el anuncio y la prensa local ya ha hecho su trabajo: ¡°?Para qu¨¦ necesitamos un nuevo puente cuando basta con un paso de peatones?¡±, preguntaba Oliver Wainwright desde The Guardian. Mientras que en The Observer, Rowan Moore califica los trabajos del arquitecto valenciano de ¡°arquitectura sin contenido¡±. Ambos cr¨ªticos citan en sus art¨ªculos la p¨¢gina web Calatrava te la clava, cerrada por orden judicial y reabierta como Calatrava no nos calla, que soport¨® la denuncia del arquitecto y permanece abierta.
Antes de su aterrizaje brit¨¢nico, hace dos meses, Calatrava anunciaba su amor hacia la cultura y la tradici¨®n ¨¢rabe al presentar en Dub¨¢i una torre con forma de lirio. El Creek Harbour es un edificio singular: un mirador que aspira a superar en altura al Burg Jalifa y del que solo se ocupar¨¢n 20 plantas, las m¨¢s altas. Junto al rascacielos, Calatrava present¨® la construcci¨®n de ¡°la ciudad del futuro¡±, un nuevo Dub¨¢i de seis kil¨®metros cuadrados en el que su edificio brota como una flor. O como una espada. El secretismo rodea los n¨²meros finales del proyecto. Sin embargo, gracias a ese rascacielos¨Cque se espera que est¨¦ listo para la Exposici¨®n Universal de 2020- hemos pasado a conocer un barrio anunciado como ¡°el nuevo Dub¨¢i¡± y que, cuando esta periodista lo visit¨® con otros colegas internacionales, no era m¨¢s que un p¨¢ramo, un completo desierto con una tienda levantada en el centro para presentar la reinvenci¨®n de una ciudad.
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