No hay ¡°hechos alternativos¡±, hay mentiras
Se supone que los hechos son verificables emp¨ªricamente y puede llegarse a la conclusi¨®n irrefutable de su verdad o su falsedad
La consejera del presidente Trump, Kellyanne Conway, en una conferencia de prensa mantenida el 22 de enero, enriqueci¨® nuestro l¨¦xico y nuestro aparato conceptual con un nuevo t¨¦rmino, los ¡°hechos alternativos¡±, para no aceptar que declaraciones realizadas por el secretario de Comunicaci¨®n de la Casa Blanca acerca de hechos contrastados eran mentira. Hasta ahora, aprendiendo de la envidiable tradici¨®n empirista de los anglosajones, hab¨ªamos considerado los hechos como verdaderos o falsos, mientras que eran las interpretaciones, los an¨¢lisis o las teor¨ªas basadas en esos hechos lo susceptible de conformarse como alternativas posibles.
Ahora, desde ese mismo mundo anglosaj¨®n, nos llega una noci¨®n que destruye el fundamento de todo pensamiento racional. Se supone que los hechos son verificables emp¨ªricamente y puede llegarse a la conclusi¨®n irrefutable de su verdad o su falsedad, aunque a veces no sea f¨¢cil, y son sus causas o sus consecuencias lo que est¨¢ sujeto a interpretaci¨®n. He defendido en multitud de ocasiones que la ense?anza de la ciencia para los j¨®venes, aparte de los conocimientos que pueda reportarles, es importante porque acostumbra a ejercitar el pensamiento racional, al rigor en el tratamiento de los datos y a la convicci¨®n de que hay correlaciones causa-efecto que podemos desvelar con una mezcla de empirismo y razonamiento. Pero para ello es preciso aceptar una premisa b¨¢sica: hay hechos derivados de la experiencia, en la vida o en el laboratorio, que son los que dan solidez al razonamiento y que toda interpretaci¨®n debe respetar. Descubro ahora que estaba equivocado. Descubro que hay muchas personas, m¨¢s all¨¢ de la se?ora Conway, que consideran l¨ªcito tomar decisiones en funci¨®n de hechos alternativos, con los que se encuentren m¨¢s a gusto que con los reales, aunque sepan que son falsos o que muy probablemente lo son. Ante la tozudez de los hechos, que se dec¨ªa antes, la tozudez de los deseos o las convicciones por encima de los hechos.
Existe en el ¨¢mbito acad¨¦mico una l¨ªnea de pensamiento que tiende a equiparar todas las afirmaciones factuales como igualmente ciertas, atendiendo al contexto cultural. As¨ª, ser¨ªa igualmente cierto que los abor¨ªgenes americanos habitaran Am¨¦rica desde el principio de los tiempos y surgieran de la tierra, en el contexto de las creencias de ciertas tribus, como que llegaran al continente, procedentes de Eurasia, en determinada ¨¦poca hist¨®rica, seg¨²n afirman arque¨®logos y antrop¨®logos f¨ªsicos. Los racionalistas anticuados seguimos pensando que la teor¨ªa de las verdades m¨²ltiples es propia de lun¨¢ticos y que las cosas ocurrieron de una ¨²nica manera, aunque a veces sea dif¨ªcil descubrirla. El problema es que ahora no se trata de una oscura opini¨®n marginal en el ¨¢mbito acad¨¦mico, sino que se nos propone que partamos de los ¡°hechos¡± que m¨¢s nos convengan, independientemente de su veracidad, como gu¨ªa de acci¨®n social o pol¨ªtica. No ser¨¢ ¨²ltimo disparate en la materia que oigamos.
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