Elie Saab, el dise?ador que fascina a Hollywood
ELIE SAAB viste a las mujeres como si fueran princesas, pero su existencia no ha sido un cuento de hadas. La vida del dise?ador liban¨¦s empez¨® m¨¢s bien como un relato de guerra, te?ido por el polvo levantado por las bombas, del que Saab ha conservado un recuerdo turbador. Cuando era peque?o, el apartamento de su familia en Damour, un suburbio costero al sur de Beirut, fue bombardeado durante la guerra civil. ¡°Mi madre y mi hermana fueron heridas. Nos cre¨ªamos a salvo, pero ese d¨ªa entend¨ª que no lo est¨¢bamos. Fue el m¨¢s negro de mi vida¡±, recuerda desde el cuartel general de su firma en Par¨ªs, donde presenta sus colecciones desde 2003. Aquel ni?o atemorizado se ha convertido, a los 53 a?os, en uno de los nombres imprescindibles en la moda internacional y uno de los principales embajadores de su pa¨ªs.
Cuando uno de sus vestidos irrumpe en la pasarela, saab aspira a que tenga ¡°el mismo efecto que una aparici¨®n¡±.
Todo empez¨® como un juego. Para Saab, meterse en este negocio fue una especie de ant¨ªdoto a ese contexto dif¨ªcil. ¡°Para m¨ª, la moda es sin¨®nimo de esperanza y de vida. Es un lugar m¨¢gico al que consegu¨ª escapar. Una forma de decir no a la violencia, de cultivar el amor en los d¨ªas dif¨ªciles, de decirles que no ganar¨¢n¡±, sostiene. A los nueve a?os, el joven Elie aprendi¨® a coser. Empez¨® a dise?ar vestidos de novia con manteles y cortinas. Cuando lleg¨® la hora de escoger oficio, no lo dud¨®. Sus progenitores, comerciantes de madera, no dieron saltos de alegr¨ªa. ¡°En nuestra regi¨®n, la moda no era un oficio prestigioso. Despu¨¦s de la guerra, mis padres solo quer¨ªan que tuviera un futuro tranquilo. La moda se opon¨ªa a sus planes¡±, asegura. El ¨¦xito y la fama han terminado decantando la balanza a su favor. ¡°Ahora lo entienden y est¨¢n contentos. Incluso han llegado a admitir que escog¨ª bien¡±, dice con una sonrisa maliciosa.
pulsa en la fotoSofisticado dise?o creaci¨®n de la colecci¨®n primavera-verano 2016.Stephane Cardinale (Getty)
Pudo refugiarse lejos, como tantos otros nombres surgidos de la di¨¢spora libanesa, pero nunca lo hizo. Tras formarse en Par¨ªs a principios de los ochenta, volvi¨® a Beirut para erigir su imperio, pese a que la ciudad siguiera en guerra y solo contara con corriente el¨¦ctrica tres horas al d¨ªa. Hoy vive junto a su esposa, Claudine, y sus tres hijos en una residencia con jard¨ªn interior situada en el coraz¨®n del viejo Beirut. ¡°Los dos hemos luchado por cambiar la imagen de L¨ªbano, para que dejara de ser un pa¨ªs en guerra y se convirtiera en un destino glamuroso¡±, confiesa uno de sus mejores amigos, Tony Salam¨¦, propietario de los grandes almacenes A?shti, quien define a este hombre, tan afable pero retra¨ªdo, como ¡°uno de los ¨²ltimos caballeros que quedan¡±.
Cuando uno de sus vestidos irrumpe en la pasarela, Saab aspira a que tenga ¡°el mismo efecto que una aparici¨®n¡±. Tal vez por eso, hay quien le reprocha una imagen espectral y fantasiosa de la mujer, envuelta en faldas vaporosas y vestidos recubiertos de piedras preciosas, no siempre compatibles con los imperativos de la vida real. Sus colecciones parecen quedar al margen de la masculinizaci¨®n gradual del armario femenino acontecida en el ¨²ltimo medio siglo. Los pantalones, por ejemplo, no suelen abundar. La androginia, palabra que jura desconocer, no le dice ¡°nada¡±. Las conquistas del feminismo tampoco le enloquecen. ¡°No creo en eso. Las mujeres son muy fuertes, m¨¢s fuertes que los hombres¡±, afirma.
Para Pamela Golbin, conservadora del Museo de Artes Decorativas de Par¨ªs, Saab no hace m¨¢s que ser fiel a su estilo. ¡°Nunca se ha visto influido por tendencias como lo unisex o el minimalismo. Por ese motivo puede parecer cl¨¢sico o incluso conservador¡±, apunta. Para Golbin, las cr¨ªticas no est¨¢n justificadas: ¡°Sus dise?os no aportan discreci¨®n a la mujer, sino que la convierten en protagonista. El feminismo tambi¨¦n puede consistir en exhibir el cuerpo de la mujer para empoderarlo. Eso es lo que hace ¨¦l¡±.
Saab lleva colgada otra etiqueta: la de dise?ador por excelencia para la alfombra roja. En 2002, Halle Berry hizo historia recogiendo su Oscar a la mejor actriz envuelta en uno de sus vestidos. Desde entonces, su nombre se ha vuelto imprescindible en Hollywood, donde su influjo oriental fascina a las estrellas. ¡°Ha habido m¨¢s golpes medi¨¢ticos, pero ninguno como ese¡±, asiente Saab. La estilista Deborah Waknin-Harwin, encargada de la imagen de actrices como Sandra Bullock, Sof¨ªa Vergara o la misma Berry, confirma esa versi¨®n. ¡°Antes muy pocos le conoc¨ªan. Ahora no hay clienta que no me pida sus vestidos¡±, admite. ¡°Sus dise?os favorecen a las mujeres con curvas. Son sensuales, modernos, atemporales, y quedan bien en las fotograf¨ªas. Lo tienen todo para gustar¡±. El modista asegura no distinguir entre una mujer an¨®nima y una estrella. ¡°En el fondo, las actrices m¨¢s famosas son como las dem¨¢s. Lo ¨²nico que quieren es estar sublimes¡±, concluye.
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