Mujeres. Negras. Cient¨ªficas. 1961
La pel¨ªcula 'Figuras ocultas' despierta el inter¨¦s por tres pioneras de la ciencia en la carrera espacial
Cuando se encienden las luces despu¨¦s de la pel¨ªcula lo ¨²nico que quieres es saber m¨¢s, saberlo todo, de tres mujeres a las que no conoces. Antes de los t¨ªtulos de cr¨¦dito que cierran Figuras ocultas, ellas, las aut¨¦nticas Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson sonr¨ªen en sepia desde la Virginia de la segregaci¨®n racial de inicios de los a?os sesenta del pasado siglo. Piensas (en realidad llevas pens¨¢ndolo durante las dos horas de proyecci¨®n) en cuatro cosas. Son mujeres. Son negras. Son cient¨ªficas. Es 1961. Te quedas con una resultante: cambiaron su historia. Cambiaron la historia. Y no sab¨ªamos de ellas.
Las horas siguientes las dedicas a buscar febrilmente documentos, art¨ªculos e im¨¢genes de las tres figuras ocultas en un pabell¨®n de la NACA (la agencia antecesora de la NASA) apartado del grueso de los hombres blancos en camisa blanca y corbata de pala estrecha. Trabajaban juntas en la West Area Computer Unit, la secci¨®n de ¡°computadoras humanas¡± negras de la agencia espacial. Hac¨ªan c¨¢lculos matem¨¢ticos para liberar a los ingenieros de esas tareas antes de la llegada de los superordenadores. La unidad se cre¨® en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, en parte por la masiva movilizaci¨®n de los hombres. Las matem¨¢ticas estaban obligadas por la ley de Virginia a trabajar apartadas de sus compa?eras blancas y a utilizar cantinas y ba?os separados.
Merecer¨ªa la pena ver Figuras ocultas por el mero hecho de ser una historia de mujeres pioneras. Y de mujeres negras, tras a?os de sequ¨ªa en blanco en las producciones de Estados Unidos. Pero el filme, un ¨¦xito de taquilla en su pa¨ªs, merece en mi opini¨®n su candidatura al Oscar a la mejor pel¨ªcula. Otras dos nominaciones (mejor actriz de reparto para Octavia Spencer, que da vida a Dorothy Vaugan, y mejor guion adaptado) dibujan sus esperanzas. Est¨¢ basada en un libro hom¨®nimo, y hace converger en el tiempo las historias de las tres, a las que presenta en la NASA, en 1961 y dentro de la unidad segregada.
Realmente, descubres, no ocurri¨® as¨ª, tales condiciones humillantes hab¨ªan terminado en 1958, cuando la agencia espacial actual no hab¨ªa nacido. Pero eso no es lo que importa. Lo que s¨ª importa es que Katherine Johnson es una matem¨¢tica superdotada (a¨²n vive, tiene 98 a?os), pionera en las aulas y figura clave en los c¨¢lculos de las trayectorias de las primeras misiones orbitales humanas. Lo esencial es que Dorothy Vaughan lleg¨® a ser la primera supervisora negra de la NACA y que aprendi¨® a programar adelant¨¢ndose as¨ª a su obsolescencia. Y que Mary Jackson desafi¨® a la ley para convertirse en la primera ingeniera negra de la agencia espacial.
Bien entrada la noche rememoras la imagen cinematogr¨¢fica de una treintena de mujeres afroamericanas confinadas en un s¨®tano, y c¨®mo, en una secuencia ¨¦pica, caminan despu¨¦s dirigidas por Vaughan hacia el hogar luminoso de la computadora a la que iban a gobernar. La triple rareza del tr¨ªo protagonista en aquellos a?os, cient¨ªficas, negras, mujeres, y lo que lograron, no deja de maravillar.
Quiz¨¢ la historia m¨¢s inspiradora es la de Katherine Jackson, graduada a los 18 a?os, destinada temporalmente a la unidad de investigaci¨®n de vuelos. La geometr¨ªa anal¨ªtica fue el arma que utiliz¨® en un entorno exclusivamente masculino y blanco. Eso y su insistencia en asistir a reuniones donde se manejaban las decisiones y conocimientos que precisaba para trabajar. Calcul¨® el punto de ca¨ªda de la c¨¢psula que trajo de vuelta al primer astronauta que Estados Unidos lanz¨® al espacio, Alan Shepard, en 1961. Ella recuerda como le daban unas coordenadas para el amerizaje de las naves y ella en una secuencia inversa, calculaba en que momento y lugar (en qu¨¦ ventana) se deb¨ªa iniciar la maniobra para que fuera exitosa. Nunca fall¨®. Cuando el superodenador IBM calcul¨® todos los par¨¢metros para la misi¨®n Friendship7, el astronauta John Glenn exigi¨® que ella confirmara las mediciones antes de salir. Despu¨¦s de aquello vinieron las misiones Apolo, de nuevo intervino en el rescate de la c¨¢psula que tra¨ªa de vuelta a los primeros visitantes de la Luna, y el transbordador espacial. En 2015 recibi¨® la Medalla de la Libertad, la distinci¨®n m¨¢s importante que su pa¨ªs otorga a un civil.
Luego te preguntas cu¨¢nto debemos a mujeres como ellas, cargadas con la losa de la triple discriminaci¨®n, obligadas a pelear por formarse, por estar, sostenidas por el talento.
Hoy se celebra el D¨ªa Internacional de la Mujer y la Ni?a en la Ciencia. Sesenta a?os despu¨¦s de los logros de las tres matem¨¢ticas, la probabilidad de que una peque?a llegue a licenciarse en una materia cient¨ªfica es del 18%, nueve puntos menos que la de un ni?o, seg¨²n datos de la Unesco. En el mundo solo 28 de cada 100 cient¨ªficos son mujeres.
Por eso, si ustedes tienen hijas, ll¨¦venlas hoy al cine a ver Figuras ocultas. Puede que esta noche se las encuentren tecleando tres nombres en un buscador. Y que eso sea el comienzo de todo.
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