La reacci¨®n tard¨ªa del PP
No importa c¨®mo se afront¨® la corrupci¨®n, sino el tiempo que se tard¨® en hacerlo
El verbo ¡°reaccionar¡± acaba de sumarse al vocabulario de la mal llamada ¡°posverdad¡± (eufemismo del enga?o).
La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, proclam¨® el viernes en el congreso de su partido, al referirse a la corrupci¨®n: ¡°En alg¨²n caso tardamos en reaccionar. En algunos momentos no fuimos lo ¨¢giles que la sociedad demandaba¡±.
De esa afirmaci¨®n y de su contexto se pod¨ªa deducir, como imagino habr¨¢n hecho millones de personas, que el PP se qued¨® anonadado ante las noticias que surg¨ªan por doquier, y que sufri¨® una paralizaci¨®n de sus movimientos debida al trauma. Y eso, claro, les rest¨® agilidad.
Con ello, la secretaria general no se estaba refiriendo a la posibilidad de reaccionar ante algo que se cree inadmisible, palabra que jam¨¢s se pronunci¨® en su momento, sino que reduc¨ªa el ¨¢mbito del verbo ¡°reaccionar¡± a su primera acepci¨®n: ¡°Actuar por reacci¨®n de la actuaci¨®n de otro, o por efecto de un est¨ªmulo¡±. Se supone, pues, que el est¨ªmulo de aquellas noticias, que a tanta gente escandalizaron, no desencaden¨® ninguna acci¨®n r¨¢pida en ese partido.
Lo malo de su comportamiento ante las fundadas denuncias se redujo, pues, a un problema de lentitud. No importa, parece ser, c¨®mo se afront¨® la situaci¨®n, sino el hecho de haberse movido sin la rapidez que el caso requer¨ªa. Resumiendo: ¡°No reaccionamos mal, reaccionamos despacio¡±.
Sin embargo, cualquier chapuz¨®n en la memoria de Internet nos permite ver que el PP reaccion¨® a toda prisa. Se movi¨® con la agilidad de un gato que salta por los tejados, con la habilidad de la ardilla que trepa por el ¨¢rbol.
Cuando aparecieron las pruebas s¨®lidas de que esa organizaci¨®n compet¨ªa en las carreras electorales con anabolizantes, como Ben Johnson, como Lance Armstrong, sus dirigentes salieron de inmediato a la palestra. Dijeron enseguida que estaban ante ¡°una trama contra el PP¡±; presentaron a toda velocidad una decena de querellas contra el diario EL PA?S por publicar los papeles de B¨¢rcenas y otras informaciones veraces sobre su caja b (eufemismo de ¡°dinero negro¡± o ¡°fraude fiscal¡±); se personaron al instante como acusaci¨®n (otra perversi¨®n de las palabras) para defenderse de los acusadores, y protegieron a su tesorero no s¨®lo envi¨¢ndole ¨¢nimos al m¨®vil sino pag¨¢ndole religiosamente su generoso sueldo mediante la ingeniosa f¨®rmula (nuevo caso de posverdad) de la indemnizaci¨®n en diferido.
Todo eso no parece reunir los requisitos necesarios para que se considere ¡°reaccionar tarde¡±. Por el contrario, se reaccion¨® a toda velocidad.
El lenguaje de cada cual se debe interpretar siempre conforme a lo que dice y a lo que deja de decir. Y lo que dej¨® de decir De Cospedal en esa intervenci¨®n se relaciona m¨¢s bien con los t¨¦rminos a los que sustituy¨® el verbo ¡°reaccionar¡±. Por ejemplo, ¡°condenar¡± (¡°tardamos en condenar...¡±) y otras expresiones que ten¨ªa tambi¨¦n a su alcance, como ¡°cortar por lo sano¡±, ¡°sancionar¡±, ¡°expulsar¡±, ¡°pedir perd¨®n¡±, ¡°reponer lo estafado¡±¡ Y ¡°brindar una colaboraci¨®n leal a la polic¨ªa y los jueces¡±, lo cual parece poco compatible con la destrucci¨®n de discos duros. En todo esto s¨ª se puede aplicar el concepto de ¡°reaccionar tarde¡±; tan tarde que con algunos de esos verbos el momento no ha llegado a¨²n.
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