?Por qu¨¦ la XL tiene que ser m¨¢s grande que la L?
Ha comenzado a circular, con la boca peque?a y entre gui?os, la propuesta de adoptar el lat¨ªn como lengua oficial de Europa
Algo ha comenzado a cambiar de manera imperceptible en la cabeza de muchos europeos. La decisi¨®n de los brit¨¢nicos de abandonar el proyecto europeo y la de los estadounidenses de optar por un aislacionismo pol¨ªtico similar al existente antes de la I?Guerra Mundial est¨¢ haciendo variar la percepci¨®n respecto a la lingua franca del siglo XXI. Estamos comenzando a mirar de otra forma al ingl¨¦s. Claro que una hirundo non facit ver. Una golondrina no hace verano.
Reconozc¨¢moslo, lo nuestro con el ingl¨¦s nunca ha sido un camino de rosas. Un colega aseguraba ¡ªcon raz¨®n¡ª que el ingl¨¦s le serv¨ªa para comunicarse con cualquier persona del mundo, siempre y cuando esta no fuera ni brit¨¢nica, ni australiana, ni norteamericana (salvo con mexicanos, que tambi¨¦n son Norteam¨¦rica).
Tenemos el r¨¦cord europeo de primeros ministros incapaces de comunicarse en esa lengua durante el ejercicio de su cargo. Esto otorga una ventaja inestimable en los corrillos de las cumbres en Bruselas a los jefes de Gobierno de Lituania, Malta o Chipre. El de Espa?a siempre aparece en las fotos sentado solo y concentrad¨ªsimo mirando unos papeles mientras los dem¨¢s comparten risas. Tal vez cuentan chistes de espa?oles. Pero nuestro representante asegura que estamos en la pomada. Homines libenter quod volunt credunt. Los hombres creen lo que quieren creer.
Ahora, a lomos del ¨¦xito de un libro de un profesor italiano, ha comenzado a circular, con la boca peque?a y entre gui?os, la propuesta de adoptar el lat¨ªn como lengua oficial de Europa, en respuesta al plant¨®n angl¨®fono. La cosa tiene su punto gamberro de resistencia al sistema.
As¨ª, por ejemplo, podr¨ªamos comenzar por escribir en todos los formularios oficiales la fecha en n¨²meros romanos, o presionar a las marcas de ropa para que la talla XL no sea mayor que la L, o hacer que los aeropuertos anuncien sus vuelos en lat¨ªn, o exigir que se renombren las autov¨ªas, haciendo adem¨¢s que los GPS hablen lat¨ªn. Que no es igual ir a Salou por la AP-7 que a Salauris por la V¨ªa Augusta. Y, naturalmente, nuestro representante en Eurovisi¨®n deber¨ªa cantar en lat¨ªn. El corte de mangas es opcional.
Pero, tomada seriamente, tal vez no sea una buena idea. Y por una cuesti¨®n de fondo. El lat¨ªn, pese a quien pese, en m¨¢s de XX siglos nunca ha sido una lengua de exclusi¨®n, sino de inclusi¨®n. Hasta hace muy poco fue la lengua de la ciencia, de la religi¨®n y de la ley. Ya los romanos ten¨ªan la suficiente seguridad en s¨ª mismos para no preocuparse por qui¨¦n lo aprend¨ªa, y no necesitaban contestar con el arma del idioma a nadie. El lat¨ªn es mucho m¨¢s grande que el Brexit y Trump y no merece ser hablado contra nadie. Lo de Britannia es habitual a lo largo de la Historia. Boadicea siempre acaba perdiendo. Roma vincit!
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