La sonrisa de Artur Mas
Es luminosa, blanca... bueno, igual blanca no es la palabra. C¨¢ndida, eso es, c¨¢ndida pero llena de una fe inquebrantable
Me encanta la sonrisa de Artur ¡ª?Y a qui¨¦n no?¡ª. Es luminosa, blanca... bueno, igual blanca no es la palabra. C¨¢ndida, eso es, c¨¢ndida pero llena de una fe inquebrantable. No hay cinismo, ni impudencia, ni, por supuesto, c¨¢lculo.
Un dilluns pel mat¨ª, Artur Mas iba cabalgando ¡ªmetaf¨®ricamente hablando¡ª y un resplandor le ceg¨® y le tir¨® del caballo. Ese resplandor era la Independencia. Desde entonces, la Independencia ha crecido en su pecho como una ilusi¨®n, hasta convertirlo en un h¨¦roe con un cometido. Y con esa aura se present¨® ¡ªjunto con much¨ªsimos catalanes¡ª portando unas letras helv¨¦ticas gigantes ¡ª"DEMOCR?CIA", pon¨ªan¡ª a declarar al juzgado. Me record¨® al cuadro El cuarto estado, de?Giuseppe Pellizza da Volpedo, y tambi¨¦n un poco a esa foto donde se ve a los l¨ªderes negros en la marcha sobre Washington de 1963 ¡ªdonde Artur Mas ser¨ªa Luther King, claro¡ª. No s¨¦ si lo sabe Artur Mas, pero para much¨ªsimos espa?oles los catalanes son como los negros o los jud¨ªos ¡ªentendi¨¦ndose esto como algo malo¡ª. Para m¨ª no que soy del Bar?a, pero me consta que es as¨ª.
Yo soy manchego y los manchegos en este pa¨ªs somos como los patricios, pero desde mi posici¨®n de superioridad siento una enorme condescendencia por los pueblos oprimidos, por lo tanto: catalanes, contad conmigo para romper vuestras cadenas aleg¨®ricas, si no pudiera yo, mandar¨ªa a algunos de mis criados.
Y termino como empec¨¦: me encanta la sonrisa de Artur.
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