Madrile?os a las urnas

El Ayuntamiento de Madrid consulta estos d¨ªas a los ciudadanos para que manifiesten su parecer acerca de una serie de iniciativas relacionadas con la movilidad, la sostenibilidad y el urbanismo.

En principio, existen pocas razones para oponerse a iniciativas que pretendan incrementar la participaci¨®n ciudadana. Al contrario, en un pa¨ªs con altas tasas de desafecci¨®n pol¨ªtica, los poderes p¨²blicos hacen bien en promover que las decisiones cuenten con el respaldo de la ciudadan¨ªa, m¨¢xime en el ¨¢mbito municipal, mucho m¨¢s id¨®neo para este tipo de consultas que el estatal, m¨¢s remoto.

Pero en pol¨ªtica no se juzgan las intenciones, que se suponen loables, sino los procedimientos y los resultados. Y es aqu¨ª donde la iniciativa del Ayuntamiento despierta todo tipo de interrogantes. No se entiende bien que el Consistorio emplee tanto tiempo y recursos en llamar a las urnas a los madrile?os para refrendar medidas que o bien generan ya amplio consenso o son parte del programa pol¨ªtico de la candidatura que gan¨® las elecciones y que, por tanto, debe a sus electores.

Resulta dif¨ªcil justificar la oposici¨®n al billete combinado de metro y autob¨²s, la priorizaci¨®n del transporte p¨²blico y los peatones en el centro de la ciudad o la sostenibilidad medioambiental. Y en cuanto a la reforma de la plaza de Espa?a, el tema excede la capacidad o inter¨¦s de muchos vecinos.

Las consultas, de llevarse a cabo, deber¨ªan versar sobre cuestiones controvertidas donde existan alternativas igualmente leg¨ªtimas y posibles y los costes y beneficios est¨¦n claros. La ausencia de estos requisitos hace que sobre esta consulta penda la sospecha de que se trata m¨¢s de una operaci¨®n de propaganda pol¨ªtica a mayor gloria del equipo municipal que de un intento serio de involucrar a los madrile?os en el dise?o de su ciudad.