No saber
La dureza contra los refugiados no solo no se castiga sino que es premiada por los votantes
Que la justicia no es igual para todos lo sabe cualquiera. ?Pero es que queda alguna duda todav¨ªa? No hace falta redactar una jurisprudencia oportuna para justificar que una esposa no sepa que su marido roba. Tampoco Putin sabe qui¨¦n mat¨® a Anna Politk¨®vskaya, ni Maduro por qu¨¦ est¨¢ Leopoldo L¨®pez en la c¨¢rcel, ni Xi Jinping que, adem¨¢s del libre comercio, existe la libertad de prensa, ni tampoco Marine Le Pen quiere enterarse de la violencia policial en Francia. La lista es inacabable, porque desde que la mano derecha no sabe lo que hace la mano izquierda, el ser humano es un esquizofr¨¦nico que aplica sus valores bajo tantos condicionantes que a veces pareciera que ya no queda valor ninguno sobre la faz de la tierra. Cuando la doctrina de Bush y sus aliados permiti¨® el uso de la tortura sin ning¨²n aspaviento, cuando las democracias toleraron la interferencia de comunicaciones privadas, los bombardeos sin acuerdo internacional y el asesinato selectivo a distancia, seguramente nadie imaginaba que el mando de la naci¨®n m¨¢s poderosa del mundo recaer¨ªa en un narcisista irascible, todos confi¨¢bamos en que esos privilegios los detentar¨ªa siempre un buen chaval democr¨¢tico y creyente.
Por todo ello, la manifestaci¨®n de este s¨¢bado por las calles de Barcelona en favor de la acogida a refugiados tiene un valor cat¨¢rquico. El de recordarnos a nosotros mismos que a¨²n nos queda un rec¨®ndito recuerdo de algo llamado dignidad. Y otra mala noticia, no es Trump el primero que alza muros fronterizos y justifica el asesinato de los que huyen de la pobreza y la marginaci¨®n. Recuperar la obligaci¨®n de dar refugio a quienes huyen de la guerra nos permite recordar que hace no tanto esa guerra fue en Espa?a y quienes hu¨ªan no eran sabandijas y terroristas, sino abuelos y bisabuelos de nuestros hijos.
Si Espa?a no soluciona en d¨ªas el conflicto sobre la liberalizaci¨®n de la contrata de estibadores recibir¨¢ una multa millonaria. Si alg¨²n pa¨ªs de la Uni¨®n Europea incumple las medidas econ¨®micas y fracasa en sus balances, recibe una sanci¨®n monetaria. Pero si no se cumplen los acuerdos migratorios ni la soluci¨®n aprobada para la acogida de refugiados no hay multa ni sanci¨®n. La dureza contra los refugiados, su rechazo visceral incluso en pa¨ªses envejecidos que precisan de relevo generacional y podr¨ªan beneficiarse de la llegada de inmigrantes, no solo no se castiga sino que es premiada por los votantes. Muchos de ellos, en esa jurisprudencia del yo no sab¨ªa nada, se?or¨ªa, tampoco saben que con su apoyo est¨¢n de nuevo alzando al poder el fascismo, la xenofobia y el rencor.
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