Navegantes
Jon Juaristi nos ofrece un descomunal reportaje, un fresco literario de un momento del mundo: el a?o 1941
En la primavera de 1941 un carguero convertido en rudimentario barco de pasajeros, el Paul Lemerle, junt¨® en Marsella a cientos de refugiados que temblaban de terror con la Gestapo y la polic¨ªa francesa pegadas a sus talones. Entre aquella multitud, casi todos jud¨ªos, coincidieron varios personajes que ya entonces gozaban de notoriedad, pero luego ser¨ªan mundialmente famosos. Los tres principales son Victor Serge, Andr¨¦ Breton y Claude L¨¦vi-Strauss.
Muy bien, pero ?c¨®mo era Marsella hace casi ochenta a?os? ?Y d¨®nde estaban las letrinas del carguero? ?Qu¨¦ comieron en su larga traves¨ªa hacia la Martinica? ?C¨®mo hab¨ªan coincidido all¨ª gentes tan dispares? ?Y con qu¨¦ visados? Porque Serge era un trotskista que no s¨®lo escapaba de los nazis sino tambi¨¦n de los servicios criminales de la URSS. Breton se hab¨ªa distinguido por su intransigencia como capo de los surrealistas parisienses. L¨¦vi-Strauss era entonces un etn¨®logo que anticipaba el estructuralismo ordenando y vinculando grupos entre los pasajeros.
A todas estas preguntas contesta Jon Juaristi en un descomunal reportaje titulado Los ¨¢rboles port¨¢tiles (Taurus), fresco literario de un momento del mundo, aquel a?o de 1941, en el que se decidi¨® su futuro. Juaristi juega a los ¨¢rboles argumentales. Puede comenzar contando qui¨¦nes eran los comunistas que persegu¨ªan a Victor Serge, pasar luego a la agricultura en Siberia, la vida sexual de los Inuit y la moda de los abrigos de piel de foca, lo que enlaza con uno que se compr¨® Serge. Me lo invento, pero viene a ser as¨ª.
Cuando el lector se adapta, como Tarz¨¢n, a saltar de rama en rama, se acomoda en el sill¨®n y lee con gran placer una de las mejores prosas que se escriben hoy en Espa?a. Y de paso aprende una barbaridad.
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