La intimidad del m¨®vil de la primera dama brasile?a
Un tribunal obliga a varios medios a retirar informaciones que reproducen sus mensajes
El conflicto entre la primera dama brasile?a y el hacker que le clon¨® el m¨®vil hace casi un a?o se acaba de cobrar varias v¨ªctimas colaterales: dos de los principales peri¨®dicos de Brasil, que se han visto, por primera vez en a?os, obligados por el Gobierno a no dar una informaci¨®n en sus p¨¢ginas.
El pasado abril un hombre se las apa?¨® para clonar el m¨®vil de Marcela Temer, esposa del entonces vicepresidente Michel Temer. As¨ª ten¨ªa en sus manos los mensajes, correos y fotos que hubiera en el dispositivo de uno de los personajes de los que m¨¢s se habla en el pa¨ªs, en parte por su escasa presencia medi¨¢tica y en parte porque, a sus 34 a?os, Marcela es 42 primaveras m¨¢s joven que su marido. El hombre le exigi¨® 300.000 reales ¡ª96.000 d¨®lares¡ª a cambio no publicar nada. Pero como el chantaje lo hizo por WhatsApp, logr¨® lo contrario. Fue localizado por la polic¨ªa y condenado a seis a?os de c¨¢rcel y la historia se olvid¨®. El impeachment a la entonces presidenta Dilma Rousseff y el impopular ascenso de Michel Temer acapararon la atenci¨®n del pa¨ªs. Marcela se convirti¨® en primera dama. Se le dedicaron decenas de art¨ªculos. Muy pocos mencionaron al hacker.
Pero el viernes 10 de febrero tanto la edici¨®n brasile?a de EL PA?S como los diarios Folha de S. Paulo y O Globo desenterraron la historia. Publicaban los mensajes de aquel chantaje por WhatsApp y destacaban que, en ellos, el hacker no hab¨ªa amenazado con publicar intimidades de Marcela como se pensaba, sino algo que iba a ¡°arruinar¡± el nombre de Michel Temer. El lunes las dos ¨²ltimas Redacciones amanecieron con una orden judicial, solicitada por el Gobierno, que les obligaba a retirar los art¨ªculos de sus webs. Esos pantallazos, argumentaba, violaban la intimidad de Marcela (EL PA?S no reprodujo las respuestas de la mujer y por tanto no recibi¨® la orden). Docenas de instituciones han tachado el gesto de censura y abuso autoritario contra la libertad de prensa. El Gobierno ha contraatacado con una opini¨®n: el que la palabra ¡°arruinar¡± est¨¦ cerca del nombre de Temer es un detalle fuera de contexto.
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