?Por qu¨¦ las mujeres tardan 16 minutos m¨¢s en identificar un infarto?
Hay diez mil fallecidas m¨¢s que hombres por enfermedades cardiovasculares en Espa?a
Cuatro y media de la tarde. Elvira termina al fin de recoger su casa. M¨¢s cansada de lo normal, se siente mareada, as¨ª que decide asomarse a la terraza para que el aire le despeje. Pero el frescor del exterior no surte efecto, y con temor a precipitarse por la barandilla, se sienta en el sof¨¢ del sal¨®n con las ventanas abiertas. El mareo se convierte en un desfallecimiento, y cuando Elvira vuelve en s¨ª, empieza a vomitar. Hab¨ªa tenido un infarto.
"Yo pens¨¦ que era un ataque de ansiedad", cuenta ella en la consulta de cardiolog¨ªa del Hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid. "Mi sorpresa fue cuando llegaron los del 112 y me dijeron que ten¨ªa un infarto muy grande y que me ten¨ªan que ingresar. Yo no tuve s¨ªntomas ni de dolor de pecho, ni de asfixia, ni de dolor de brazo, absolutamente nada. Lo ¨²nico que sent¨ª fueron los mareos y despu¨¦s, los v¨®mitos". Como Elvira, la mayor¨ªa de las mujeres que sufren ataques al coraz¨®n no son capaces de identificarlo?como tal. Hasta diez mil mujeres m¨¢s que hombres mueren por enfermedades cardiovasculares, convirti¨¦ndose en la causa n¨²mero uno de mortalidad en el g¨¦nero femenino.
"Con frecuencia, el diagn¨®stico en mujeres con enfermedades cardiovasculares es err¨®neo o tard¨ªo porque los s¨ªntomas son at¨ªpicos, no son los cl¨¢sicos que se describen muy bien fundamentalmente en el hombre", explica el doctor Carlos Macaya, presidente de la Fundaci¨®n Espa?ola del Coraz¨®n y jefe de servicio de Cardiolog¨ªa de este mismo hospital. Al igual que en el caso de Elvira, es com¨²n que la enferma y su entorno reconozcan los s¨ªntomas como un ataque de ansiedad, le resten importancia y acudan con m¨¢s lentitud al centro sanitario. Seg¨²n datos del registro del Observatorio Regional Bret¨®n sobre el Infarto de miocardio (ORBI), las mujeres tardan 60 minutos desde que perciben los primeros s¨ªntomas hasta que piden asistencia m¨¦dica, frente a los 44 minutos de los hombres.
Se?ales de un infarto femenino
Presi¨®n inc¨®moda en el pecho, sensaci¨®n de dolor en el centro del pecho que puede durar unos minutos, o bien desaparecer y volver a aparecer.
Dolor en uno o ambos brazos, en la espalda, el cuello, mand¨ªbula o est¨®mago.
Falta de aire, acompa?ada o no de dolor en el pecho.
Otros signos como sudor fr¨ªo, n¨¢useas o mareo.
Al igual que en los hombres, el s¨ªntoma de infarto m¨¢s com¨²n entre las mujeres es el dolor de pecho o malestar. La diferencia es que, en el caso de las mujeres, existe mayor tendencia a experimentar otros de los s¨ªntomas comunes, en particular falta de aire, n¨¢useas, v¨®mitos y dolor de espalda o mand¨ªbula.
La informaci¨®n pertenece a la campa?a ?Mujeres por el coraz¨®n.
Este retraso influye tambi¨¦n en la medicaci¨®n que reciben: "Si diagnosticamos tarde, el tratamiento que vamos a aplicar va a ser menos efectivo que si el diagn¨®stico es mucho m¨¢s precoz", apunta el doctor Macaya. En las enfermedades del coraz¨®n el tiempo es crucial: es necesario instaurar un tratamiento de forma inmediata para que surta el mejor efecto. "Las mujeres en ese sentido no son discriminadas", se?ala el doctor. Pero lo cierto es que estas consecuencias, a veces mortales, son derivadas de la asunci¨®n de que los ¨²nicos s¨ªntomas del infarto que existen son los propios de los hombres. Peor: provienen del total desconocimiento por parte de la poblaci¨®n de la diferencia sintom¨¢tica entre el g¨¦nero masculino y el femenino.
"No tiene sentido, ?por qu¨¦ va a ser t¨ªpico el patr¨®n de referencia del hombre? Simplemente hay patrones distintos", opina Rosario L¨®pez, profesora de Salud y G¨¦nero en la Facultad de Medicina de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Tambi¨¦n imparte la asignatura de Metodolog¨ªa de investigaci¨®n, desde donde ha observado la predominancia de la perspectiva masculina en este campo. "Cuando se intenta esclarecer una enfermedad, establecer el diagn¨®stico, el patr¨®n de referencia es el hombre. Esto hace que la mujer sea invisible, y puede que a la hora de establecer los s¨ªntomas de una enfermedad se produzcan errores", explica. Los patrones de referencia son grupos de personas en los cuales se analizan los tratamientos farmac¨¦uticos. Mayoritariamente, estos grupos est¨¢n compuestos por hombres porque son m¨¢s estables: no tienen alteraciones hormonales, ni ciclos cada mes, ni la menopausia. Adem¨¢s, socialmente suelen asumir menos cargas parentales y del hogar, por lo que son m¨¢s dados a participar en estas investigaciones. En Estados Unidos, no fue hasta 1993 que la FDA (Administraci¨®n de F¨¢rmacos y Alimentos, de sus siglas en ingl¨¦s) incluy¨® en sus estudios a las mujeres en edad f¨¦rtil.
Cuesta imaginar que en una carrera donde el 74% de las estudiantes son mujeres, todav¨ªa se ense?e la sintomatolog¨ªa de algunas enfermedades desde el punto de vista masculino. Son precisamente las doctoras de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa quienes han creado un grupo de trabajo para resolver y tratar esta lacra, tanto desde el punto de vista de investigaci¨®n cient¨ªfica, como desde los aspectos sociales. Pero el doctor Macaya advierte: "Este grupo no es un grupo ¨²nico y exclusivo de mujeres: no se puede ni se debe hacer esto, que sean solo las mujeres las que traten este problema, lo debe hacer toda la comunidad, en concreto la comunidad cardiol¨®gica". La Fundaci¨®n Pro CNIC, la Fundaci¨®n Mapfre, la Consejer¨ªa de Madrid y la Fundaci¨®n Espa?ola del Coraz¨®n ya se han puesto manos a la obra lanzando la campa?a Mujeres por el Coraz¨®n, con el objetivo de sensibilizar a la ciudadan¨ªa y a las mujeres para que sean capaces de reconocer los s¨ªntomas de las enfermedades cardiovasculares.
Pero a¨²n queda mucho por hacer. Todav¨ªa no existe una normativa en ning¨²n continente que obligue a incluir grupos equilibrados entre mujeres y hombres en los ensayos cl¨ªnicos. La mayor¨ªa de los puestos directivos dentro de hospitales los siguen ocupando hombres. Las mujeres a¨²n tienen dificultades para liberarse de la carga dom¨¦stica, que tambi¨¦n pesa sobre su salud. Las campa?as de concienciaci¨®n son solo el primer paso para alcanzar una sociedad verdaderamente igualitaria.?
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