Por una descentralizaci¨®n cre¨ªble

El proc¨¦s del independentismo catal¨¢n esta abocado a un cul-de-sac. Mientras, parece que unos y otros estamos representando el gran teatro de la irresponsabilidad colectiva. Los unos, los paladines del Catexit, por su esfuerzo en convertir la comedia en farsa (Catalu?a no es Escocia) o en tragedia (la gran catarsis victimista). Callej¨®n sin salida, porque no dan, ni pueden dar, respuesta a la pregunta clave del proc¨¦s, que no es cu¨¢ndo o c¨®mo se va a hacer el refer¨¦ndum, sino ?c¨®mo se hace un Catexit de Espa?a que no lo sea ¡ªy por tiempo indeterminado¡ª de la Uni¨®n Europea y de la eurozona?

Los otros, a quienes se les debe reconocer su buen temple al no caer en las constantes provocaciones del proc¨¦s (y esperemos que dure), porque no est¨¢n a la altura de lo que no deja de ser un reto hist¨®rico; como la Uni¨®n Europea (UE) no estuvo a la altura en 2016 para evitar el Brexit, fruto de un refer¨¦ndum que demostr¨®, una vez m¨¢s, la irresponsabilidad de quien convoca a los ciudadanos a decidir sobre algo cuyas consecuencias desconocen.

?Qu¨¦ ser¨ªa estar a la altura en el caso de Espa?a en 2017? Ciertamente no lo es decir que no habr¨¢ refer¨¦ndum porque no es constitucional y que por ello mismo un Catexit no ser¨ªa reconocido por la Uni¨®n Europea, aunque todo eso sea verdad. Como no lo son el proponer medidas como dar por fin respuesta a viejas reivindicaciones de inversi¨®n, convocar tras a?os de letargo la Conferencia de Presidentes, revisar el sistema de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas; aunque, eso s¨ª, sean bienvenidas (mientras no sea para dar raz¨®n al proc¨¦s como arma de negociaci¨®n). Y tampoco lo es hacer vagas promesas sobre la cuesti¨®n territorial en los programas electorales y no concretarlas ni en congresos ni en la pr¨¢ctica.

Estar a la altura es, de entrada, reconocer cu¨¢nto ha cambiado nuestro pa¨ªs, no solo Catalu?a. Como reconoce la OCDE (Fiscal Federalism, 2016): ¡°En 20 a?os Espa?a ha pasado de ser uno de los pa¨ªses m¨¢s centralizados de la OCDE a ser uno de los m¨¢s descentralizados¡±; en concreto, ha sido el pa¨ªs en que m¨¢s han crecido los porcentajes de ingresos y gastos correspondientes a los Gobiernos aut¨®nomos, situ¨¢ndose en 2015 como el pa¨ªs de la UE en que estos porcentajes son m¨¢s altos y el quinto dentro de la OCDE en autonom¨ªa impositiva (detr¨¢s de Canad¨¢, Suiza, Estados Unidos y Austria). Lo que, por una parte, desmiente el discurso de los unos sobre el centralismo espa?ol y, por otra parte, deber¨ªa preocupar a los otros, aunque no hubiese existido el proc¨¦s: ?todo organismo que crece muy r¨¢pido es susceptible de tener una crisis de adolescencia!

No van a faltar quienes aboguen por una mayor integraci¨®n como respuesta al ¡®proc¨¦s¡¯

En otras palabras, s¨ª que hay algo entre el independentismo y el inmovilismo: ?la Espa?a del siglo XXI, pa¨ªs descentralizado, pero mal descentralizado!

No es casualidad que el nivel de deuda sobre el PIB en 2015 de nuestras comunidades aut¨®nomas sea el m¨¢s elevado en la UE y el tercero en la OCDE (detr¨¢s de Canad¨¢ y M¨¦xico) y, en particular, que mientras en todos estos indicadores de la OCDE Espa?a cumple los requisitos de un Estado federal descentralizado, su forma constitucional no es descentralizada, sino integrada, lo que en general es una forma constitucional m¨¢s inestable y, a¨²n m¨¢s, si se es uno de los pa¨ªses m¨¢s descentralizados.

No van a faltar quienes aboguen por una mayor integraci¨®n/centralizaci¨®n; en reacci¨®n al proc¨¦s, como ha hecho Putin en Rusia. Craso error, sin descentralizaci¨®n no habr¨¢ una democracia estable en Espa?a. La descentralizaci¨®n favorece la experimentaci¨®n y ayuda a respetar y gestionar nuestra diversidad, pero descentralizaci¨®n no se puede confundir con (convertirse en) disgregaci¨®n e insolidaridad, de la misma forma que proteger la diversidad no se puede confundir con (convertirse en) discriminaci¨®n. Por esto una estructura federal no es simplemente una estructura descentralizada con una cabeza central, sino tambi¨¦n un contrato de corresponsabilidad, de soberan¨ªa compartida, de derechos, obligaciones y oportunidades compartidos por todos los ciudadanos, y un conjunto de instituciones democr¨¢ticas y de l¨ªneas de competencia y responsabilidad bien marcadas.

Hay b¨¢sicamente tres componentes que distinguen las Constituciones descentralizadas de las integradas: 1) un mayor nivel de autonom¨ªa y, sobre todo, de responsabilidad; 2) una l¨ªnea divisoria m¨¢s clara entre las decisiones fiscales de los distintos niveles de gobierno y, en general, menor necesidad de decidir pol¨ªticas conjuntamente, y 3) un marco institucional m¨¢s estable. Las tres tienen que ver con la eficiencia, la credibilidad y la legitimidad.

Una estructura federal es un contrato de corresponsabilidad, de soberan¨ªa compartida

En orden de importancia, en Espa?a: 1) hay descentralizaci¨®n de competencias y recursos pero no de su normativa, lo que no favorece ni la responsabilidad ni la eficiencia, pero s¨ª la discrecionalidad, mala compa?era de la credibilidad y la legitimidad; 2) hay m¨¢s codecisi¨®n formal que colaboraci¨®n real y, como en otros Estados, hay un tema fiscal que es crucial y no es trivial: ?qui¨¦n se hace responsable de las deudas? En una econom¨ªa en que, cre¨ªblemente, no hay rescate de los Gobiernos aut¨®nomos por parte del Gobierno central (Estados Unidos, la Uni¨®n Europea antes de la crisis del euro), la l¨ªnea divisoria fiscal est¨¢ clara y no hacen falta muchas normas, pero desgraciadamente esto no es cre¨ªble, ni va a serlo a corto plazo, en el caso de Espa?a (hay que recordar que quien por la ma?ana se manifestaba por la independencia por la tarde corr¨ªa al Banco de Espa?a en busca de liquidez y cr¨¦ditos), por tanto la corresponsabilidad y las normas son necesarias; y 3) no hay un marco institucional federal, empezando por un Senado que sea una aut¨¦ntica c¨¢mara territorial (la Conferencia de Presidentes no lo es) y, aparte del sistema judicial, otras instituciones y autoridades independientes que tambi¨¦n podr¨ªan dar legitimidad a menudo ven sus prerrogativas recortadas o sus recomendaciones ignoradas, por unos y por otros.

En resumen, nuestro dise?o federal es descentralizado pero no genera credibilidad y confianza y, as¨ª, pierde legitimidad. Como ya dijo Rousseau en El Gobierno de Polonia, y nuestros pol¨ªticos deber¨ªan recordarlo y ponerse a ello ya mismo: ¡°Que sea tu tarea ampliar y perfeccionar el sistema federal de gobierno¡±, si no es muy posible que esto acabe en: ¡°Unos por otros, la casa sin barrer¡±.

Ramon Marimon es profesor de Econom¨ªa del European University Institute (Florencia) y de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona).