?Ya es primavera en Europa?
Holanda ense?a que la batalla contra el populismo puede ganarse
Por fin Europa puede celebrar una noticia positiva. Ha bastado la conjunci¨®n de un pol¨ªtico liberal nada carism¨¢tico llamado Mark Rutte, una ciudadan¨ªa holandesa sensata que ha votado masivamente, y la inestimable ayuda del sult¨¢n Erdogan, el presidente turco, que se atrevi¨® a calificar a Holanda, la patria de Ana Frank, de pa¨ªs nazi, para impedir la ca¨ªda del primero de los domin¨®s democr¨¢ticos que persegu¨ªa el populismo desatado globalmente despu¨¦s del Brexit y de la llegada de Trump a la Casa Blanca. El Trump holand¨¦s, Geert Wilders, tambi¨¦n con el pelo rubio oxigenado, eur¨®fobo, antimusulm¨¢n y partidario de Holanda primero, aun con un apreciable 13% del voto, perdi¨® su apuesta y la Europa democr¨¢tica no se desmorona de momento. Ha fallado la profec¨ªa del populismo autocumplido, que establece que cuando tenemos una creencia firme respecto a algo o a alguien, esta acaba cumpli¨¦ndose. ?Ya es primavera en la UE?
Es cierto que una golondrina no hace verano, y resta saber qu¨¦ pasar¨¢ pronto en la decisiva Francia, donde la Uni¨®n Europea se juega su existencia en el supuesto improbable de que Marine le Pen, la nueva Juana de Arco de la derecha extrema nacionalista francesa -¡°en nombre del pueblo¡±, gritan sus carteles electorales- alcance la presidencia, o en el oto?o en Alemania, donde acecha tambi¨¦n el fantasma del populismo representado por la derechista, antiinmigraci¨®n, Alternativa para Alemania. Pero el primer tiempo del partido ha sido ganado por las fuerzas europe¨ªstas en Holanda, pa¨ªs fundador del proyecto europeo, pr¨®spero, abierto al mundo, exportador, en el que viven un mill¨®n de musulmanes. El peque?o pa¨ªs se ha hecho grande frente a la acometida populista de los pol¨ªticos fuertes, encastillados en el orgullo de las soberan¨ªas nacionales, y no ha comprado su mensaje de que los problemas complejos pueden tener soluciones simples. Como los p¨®lders, invento holand¨¦s, salvaron al pa¨ªs de ser inundado por las aguas del Mar del Norte.
En la primera batalla, el populismo ha sido abollado, pero no vencido. La Europa medrosa y encogida por la devastaci¨®n producida por la gran crisis econ¨®mica suspira hoy aliviada. Parece haber escuchado al presidente estadounidense Franklin Roosevelt quien, con ocasi¨®n de otro momento infinitamente m¨¢s cr¨ªtico para las democracias, la II Guerra Mundial, proclam¨® que ¡°de lo ¨²nico que tenemos que tener miedo es del propio miedo.¡± El trumpismo, que alimenta la ola de populismo europea, puede acabar siendo el revulsivo para el despertar de Europa, donde, a pesar de las apariencias, las dos grandes fuerzas que levantaron el proyecto europeo, el centro derecha liberal cristiano, y el centro izquierda socialdem¨®crata, siguen siendo centrales para la reconstrucci¨®n del proyecto europeo.
La canciller alemana Merkel le explica este fin de semana en Washington a Trump, en su primera reuni¨®n cara a cara, qu¨¦ es la UE, a la que el presidente desprecia, y qui¨¦n es Putin, a quien equivocadamente pretende cortejar. Defender¨¢ nuestros valores y el orden liberal occidental, un mundo abierto y de reglas. Los europeos tenemos nuestro destino en nuestras propias manos. Para que lo que cre¨ªamos impensable no sea ya posible. fgbasterra@gmail.com
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