Terrorismo como ansiedad
Sobredimensionar los riesgos solo ayuda a bloquear la mente
No se le llama terrorismo por casualidad. Su ¨¦xito depende precisamente de su capacidad para alentar el miedo. Un pu?ado de hombres con un pu?ado de armas no pueden echar abajo el orden occidental, pero este s¨ª puede hacer bastante por tensarse hasta el extremo: el terrorismo solo representa una amenaza real a la democracia cuando logra sembrar las dudas entre sus ciudadanos con suficiente intensidad.
Los v¨¦rtices de esta tensi¨®n se hacen evidentes tras cada atentado. De un lado se encuentran los aislacionistas, que proponen sociedades m¨¢s cerradas de fronteras m¨¢s claras para contrarrestar el terror; o, cuando menos, un desentenderse de los problemas del mundo. En un segundo ¨¢ngulo se sit¨²an los intervencionistas, que comparten la sensaci¨®n de amenaza inminente con los primeros pero apuestan por la respuesta contraria. Por ¨²ltimo, existe un grupo que se debate entre culpar a la v¨ªctima de las acciones del agresor, asumir el mundo tal y como es, o pretender cambiarlo sorteando el conflicto. Muchas veces coinciden con los aislacionistas en la parte de la soluci¨®n que aboga por un repliegue, aunque difieran radicalmente de las premisas que les llevan a defenderla.
El terrorismo gana m¨¢s cuando la brecha entre los extremos se vuelve insalvable. El debate entre ellos es inevitable y hasta cierto punto beneficioso, pues sin expresi¨®n previa de puntos de vista discrepantes el consenso es o imposible, o falso. Pero a partir de cierto punto tal vez se vuelve contraproducente, pues acapara una cantidad desproporcionada de los recursos dial¨¦cticos y pol¨ªticos, hasta casi monopolizarlos.
En realidad, funciona como la ansiedad con nuestro cerebro: una cierta cantidad de miedo ante un nuevo est¨ªmulo amenazante, y de consideraci¨®n ponderada sobre c¨®mo afrontarlo, es un mecanismo necesario para la supervivencia. Pero sobredimensionar los riesgos solo ayuda a bloquear la mente. Reconocer que el terrorismo de por s¨ª no amenaza los cimientos de nuestro modo de vida, como tampoco puede el miedo, pero nuestra reacci¨®n ante el mismo s¨ª puede hacerlo, es al mismo tiempo aterrador y liberador. @jorgegalindo
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