De qu¨¦ se nutre el populismo
Hay que colocar el marco populista donde le corresponde. Es un rasgo importante en la pol¨ªtica contempor¨¢nea, pero otros factores, como el autoritarismo y el nativismo de Trump y Wilders son igualmente importantes
Tenemos que hablar de una palabrita que parece ubicua en estos tiempos. Todo el mundo la utiliza: hombres y mujeres, e incluso en boca de ni?os la he o¨ªdo. Hablo, por supuesto, de populismo. En la actualidad es imposible leer un art¨ªculo sobre pol¨ªtica sin toparse con ella. Pr¨¢cticamente todas las elecciones o referendos se encuadran en la pugna entre un populismo envalentonado y una clase dirigente en horas bajas. No hay espacio para nada m¨¢s.
No me malinterpreten: el populismo es un concepto ¨²til para comprender la situaci¨®n pol¨ªtica actual de Europa y de muchos otros lugares, pero solo si se cumplen estrictamente dos condiciones. En primer lugar, debe definirse con claridad. En segundo lugar, para entender la situaci¨®n pol¨ªtica, hay que acompa?arlo de otros conceptos. Por desgracia, no es eso lo que suele hacerse cuando hoy en d¨ªa se habla de pol¨ªtica y de populismo. El predominio de la lente populista conlleva que veamos demasiado populismo y demasiado poco no populismo.
Ese concepto, que se utiliza de muchas maneras distintas, suele estar desprovisto de una definici¨®n clara y m¨¢s bien alude, sin concretar, a formas de hacer pol¨ªticas irresponsables o heterodoxas, como prometer de todo a todo el mundo o expresarse de forma campechana. Ni una ni otra son privativas del populismo y, en realidad, est¨¢n bastante extendidas en el conjunto de las campa?as pol¨ªticas. Lo mejor ser¨ªa definir el populismo a partir de los rasgos que se?alo a continuaci¨®n.
Es una ideolog¨ªa que observa en la sociedad una divisi¨®n fundamental entre dos grupos homog¨¦neos y antag¨®nicos ¡ªlos ?puros? y la ?¨¦lite corrupta?¡ª, y que postula que la pol¨ªtica debe expresar la voluntad general del pueblo.
Considerar el 'Brexit' y las elecciones de EE UU como victorias del populismo es exagerado
El populismo es tan monista como moralista. Los populistas creen que el conjunto del pueblo comparte unos mismos intereses y valores, y que la diferencia esencial entre este y la ¨¦lite es moral: de ah¨ª la contraposici¨®n entre lo ?puro? y lo ?corrupto?. Presentan la pol¨ªtica como una lucha de todos contra uno, de uno contra todos, algo que, ir¨®nicamente, refrenda el relato predominante en los medios, que muestra a un populismo envalentonado contra una clase dirigente en horas bajas.
No cabe duda de que el populismo constituye un aspecto importante de la pol¨ªtica contempor¨¢nea: los partidos populistas est¨¢n presentes en la mayor¨ªa de los parlamentos europeos y, tanto en pa¨ªses europeos como americanos, hay presidentes y primeros ministros populistas. Sin embargo, gran parte de esos partidos y pol¨ªticos no son ¨²nicamente populistas, ya que conjugan esa tendencia con otros rasgos ideol¨®gicos. Los de izquierdas combinan el populismo con alg¨²n tipo de socialismo (pensemos en Syriza en Grecia o en el chavismo venezolano), en tanto que los de derechas lo unen al autoritarismo y el nativismo (pensemos en el presidente estadounidense Donald Trump o en Geert Wilders, de los Pa¨ªses Bajos).
Antes de que apareciera el populismo de izquierdas, a los populistas de derechas se les llamaba m¨¢s bien ?derecha radical?, no populistas, aunque lo m¨¢s apropiado ser¨ªa hablar de una combinaci¨®n de ambas cosas, es decir, de una derecha populista radical (o, si se prefiere, de un populismo de derecha radical). Sin embargo, no estamos ¨²nicamente ante una cuesti¨®n acad¨¦mica. Como los medios occidentales suelen observar el actual cuestionamiento de la democracia liberal pas¨¢ndolo exclusivamente por el tamiz del populismo, se centran principalmente en los sentimientos antisistema de pol¨ªticos ajenos al mismo. De ah¨ª que los medios de comunicaci¨®n no tardaran en celebrar la victoria que obtuvo el ?populismo bueno? del primer ministro holand¨¦s Mark Rutte frente al ?populismo malo? de Geert Wilders.
Sin embargo, de lo que no se hablaba es de que Rutte, l¨ªder del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), y Sybrand Buma, l¨ªder de Llamada Democristiana (CDA), hab¨ªan ido ti?endo su campa?a de autoritarismo y nativismo. Tanto uno como otro se presentaban como defensores de los valores cristianos y holandeses, que inclu¨ªan cosas como cantar el himno nacional o la tradici¨®n racista de Zwarte Piet [Pedro el negro, el paje que, acompa?ando a San Nicol¨¢s, reparte regalos en Navidad]. El portavoz parlamentario del VVD, Halbe Zijlstra, con el apoyo de compa?eros de viaje laicos e izquierdistas, lleg¨® incluso a insinuar que los huevos de Pascua estaban amenazados por el islam y los musulmanes. Y Rutte fue un paso m¨¢s all¨¢, al poner en el punto de mira a inmigrantes y refugiados con una campa?a basada en la idea de ?actuar con normalidad?, que daba a entender que hasta los descendientes de inmigrantes son, en el mejor de los casos, ciudadanos holandeses en periodo de prueba.
Con el pretexto de frenar a algunos, los pol¨ªticos vac¨ªan de contenido el sistema democr¨¢tico
No obstante, en tanto que la mayor¨ªa de los medios apenas ve¨ªa nada en las elecciones holandesas, en el refer¨¦ndum del Brexit y en las elecciones de EE UU ve¨ªan demasiado. Ambas consultas se consideran ya, de forma rutinaria, victorias del populismo, lo cual constituye, como m¨ªnimo, una exageraci¨®n, y puede que algo peor: una falsedad. Aunque el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) fue fundamental a la hora de conseguir que los partidarios de la ?salida? superaran la barrera del 50 por ciento, el deseo de abandonar la UE fue siempre predominante entre los conservadores. De ah¨ª que muchos brit¨¢nicos no votaran en contra de una ?¨¦lite corrupta?, ya fuera brit¨¢nica o europea, sino que m¨¢s bien, en la misma l¨ªnea que una parte considerable de la ¨¦lite tory, votaran por la recuperaci¨®n de la soberan¨ªa nacional, tal como ellos la entienden.
Del mismo modo, y a pesar de todas las exageraciones, las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 fueron, ante todo, unas elecciones presidenciales m¨¢s, en las que los republicanos votaron a los republicanos y los dem¨®cratas a los dem¨®cratas. Puede que el populismo indujera a cambiar de bando a algunos enfurecidos obreros blancos del llamado "coraz¨®n de EE UU" y que su voto hiciera caer del otro lado a sus estados y, con ellos, los resultados electorales, pero s¨®lo constituyeron una min¨²scula minor¨ªa de quienes votaron a Trump. La gran mayor¨ªa de sus votantes le votaron por razones tradicionalmente republicanas como el aborto, la inmigraci¨®n, los impuestos y, sobre todo, el partidismo.
En resumen, ha llegado el momento de colocar el marco populista donde le corresponde. S¨ª, el populismo es un rasgo importante de la pol¨ªtica contempor¨¢nea, pero no todas las formaciones antisistema son populistas, y los partidos populistas no s¨®lo se nutren de populismo. En realidad, para comprender adecuadamente a pol¨ªticos como Trump y Wilders, y el desaf¨ªo que representan para la democracia liberal, el autoritarismo y el nativismo son, como m¨ªnimo, igual de importantes que el populismo. Adem¨¢s, aunque los pol¨ªticos tradicionales incorporan sobre todo tintes populistas a su ret¨®rica electoral, lo que est¨¢n introduciendo en sus pol¨ªticas son elementos autoritarios y nativistas, como se puede observar en las respuestas que se han dado recientemente a la crisis de refugiados y al terrorismo, en cuestiones que van desde el acuerdo entre la UE y Turqu¨ªa hasta el estado de emergencia en Francia.
Si queremos entender verdaderamente la pol¨ªtica contempor¨¢nea y proteger la democracia liberal, ha llegado el momento de centrarnos en todos los aspectos que plantea el desaf¨ªo de la derecha populista radical, incluyendo los procedentes del propio sistema pol¨ªtico, no s¨®lo del populismo que hay extramuros, porque, con el pretexto de expulsar a los ?populistas?, la clase pol¨ªtica, sin prisa, pero sin pausa, est¨¢ vaciando de contenido el sistema democr¨¢tico liberal.
Cas Mudde es profesor titular en la Escuela de Asuntos P¨²blicos e Internacionales de la Universidad de Georgia. ? 2017 The WorldPost/Global Viewpoint Network, distributed by Tribune Content Agency, LLC
Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo
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