Las picaduras que te dejan ciego
La falta de fondos, el conflicto y la enorme extensi¨®n selv¨¢tica de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo complican su erradicaci¨®n
Cada ma?ana, la anciana Jetou Mapuani hace el mismo gesto mec¨¢nico. Tantea a su lado para localizar el bast¨®n y, palpando el borde del camastro y las paredes de bamb¨² y barro de su precaria casa, se levanta con esfuerzo. Despu¨¦s, franquea la puerta y, siguiendo el tacto de las hojas de platanera que cubren la techumbre, rodea su caba?a y enfila los 30 pasos cuesta arriba que le separan de la letrina. ¡°Ay pap¨¢, muchas veces me caigo¡±, dice con voz tenue. Hace cinco a?os ya que su marido la abandon¨® despu¨¦s de que la enfermedad la dejara ciega. ¡°No lo denunci¨¦, ¨¦l rendir¨¢ cuentas ante Dios¡±, suspira, ¡°yo ya s¨®lo espero la muerte¡±.
Al otro lado de la carretera de tierra naranja, entre inmensos ¨¢rboles de mango y plantas de caf¨¦, vive Begule Nandesana, de 50 a?os. Cultivador de arroz, pescador ocasional y cazador de ratas, p¨¢jaros y puercoespines; el bosque siempre fue su despensa. Vio morir a cuatro de sus ocho hijos hasta que hace cuatro a?os, como por arte de magia, ya no vio m¨¢s nada. ¡°Desde que me qued¨¦ ciego no puedo trabajar ni cultivar ni capturar animales, ahora vivo de mi mujer¡±, explica. Gast¨®n, el m¨¢s peque?o de la casa, ha tenido que dejar el colegio para ayudar en el campo. Y tambi¨¦n ha contra¨ªdo el mismo mal que tortura a su padre y que, quiz¨¢s, un d¨ªa, tambi¨¦n le impida ver. No muy lejos de all¨ª, Eric Etesel, de pelo canoso y sosiego envidiable, asoma por la puerta de su caba?a. En 2010 perdi¨® la visi¨®n del ojo izquierdo y al a?o siguiente del otro. ¡°Desde entonces me siento un in¨²til¡±, se lamenta.
?Qu¨¦ es la oncocercosis?
Tratamiento
Personas afectadas
Muertes anuales
Zonas end¨¦micas
La oncocercosis, o ceguera de los r¨ªos, es una enfermedad parasitaria provocada por el Onchocerca volvulus. Se transmite por la picadura de moscas negras infectadas que se cr¨ªan en r¨ªos r¨¢pidos y arroyos, sobre todo en aldeas remotas situadas cerca de tierras f¨¦rtiles donde la poblaci¨®n depende de la agricultura. En el cuerpo humano, los gusanos adultos producen larvas embrionarias que migran a la piel, los ojos y otros ¨®rganos. Las personas infectadas pueden presentar s¨ªntomas como prurito intenso y diversas afecciones cut¨¢neas desfigurantes. Algunas desarrollan lesiones oculares que pueden producir discapacidad visual y ceguera permanente.
No existe ninguna vacuna o medicamento para prevenir la infecci¨®n por O. volvulus, pero se puede tratar con ivermectina, un antiparasitario.
Las OMS calcula que unas 190 millones de personas requieren tratamiento.
No es mortal.
La oncocercosis se produce principalmente en las zonas tropicales. M¨¢s del 99% de las personas infectadas viven en 31 pa¨ªses del ?frica subsahariana.
Fuente: OMS
S¨®lo en este pueblo de Salambongo, en el interior de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), hay una veintena de invidentes. M¨¢s de la mitad de sus 1.000 habitantes sufren de oncocercosis (tambi¨¦n llamada ceguera de los r¨ªos) y sus devastadores s¨ªntomas: n¨®dulos en la cabeza y la espalda, un picor insoportable en las extremidades que, en su desesperaci¨®n, les hace rascarse hasta autolesionarse con machetes y con brasas al rojo vivo, dermatosis y atrofias conocidas como piel de lagarto (engrosamiento) o de leopardo (con manchas) y, en el ¨²ltimo estadio de la enfermedad, una ceguera irreversible. ¡°Todo es culpa de la pipi¡±, asegura Fidel Tiko, de 55 a?os y con s¨ªntomas en sus piernas. As¨ª llaman en este pueblo, situado a unas cuatro horas por pista de tierra de Kisangani, a la mosca negra, un peque?¨ªsimo pero incordioso insecto. Basta unos minutos en el lugar para sentir sus molestas picaduras.
En realidad no es culpa de ella, sino del gusano microsc¨®pico que transmite. O m¨¢s bien de sus larvas. La ceguera de los r¨ªos es una vieja enemiga del ser humano, sobre todo en ?frica, pero tambi¨¦n en Am¨¦rica Latina a donde se cree que la llevaron los esclavos. Llamada as¨ª porque golpeaba con m¨¢s dureza en las zonas tropicales con corrientes de agua, fue identificada en 1915 por un m¨¦dico guatemalteco. La intensa lucha emprendida por el hombre contra el gusano y su vector de transmisi¨®n, la mosca, la ha erradicado pr¨¢cticamente del continente americano (s¨®lo quedan unos pocos focos en la selva de Brasil y Venezuela) y est¨¢ en camino de desaparecer de la mayor¨ªa de pa¨ªses africanos. Sin embargo, la falta de fondos, el conflicto del Congo y la fuerte presencia de la enfermedad en las zonas m¨¢s rec¨®nditas hacen que en este pa¨ªs las cosas vayan m¨¢s despacio. Se calcula que a¨²n tendr¨¢n que pasar al menos 20 a?os para hablar de erradicaci¨®n en la RDC.
Se calcula que en todo el mundo hay entre 18 y 30 millones de personas enfermas, la mayor¨ªa en el Congo, un pa¨ªs con una selva exuberante y lleno de r¨ªos donde todas sus provincias son consideradas zonas end¨¦micas
¡°Hace d¨¦cadas en ?frica occidental era terrible¡±, explica Bel¨¦n Pedrique, m¨¦dico especialista en oncocercosis que trabaja para la Iniciativa Medicamentos para las Enfermedades Olvidadas (DNDI, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s) y est¨¢ llevando a cabo un ensayo cl¨ªnico. ¡°All¨ª la cantidad de ciegos era brutal. La gente abandonaba pueblos enteros y zonas f¨¦rtiles huyendo de la enfermedad. Hasta que en los a?os setenta decidieron fumigar los r¨ªos con DDT, algo impensable hoy en d¨ªa, y acabaron con la mosca¡±. El otro elemento que ha contribuido a su control en casi todo el mundo fue el descubrimiento en 1987 de un eficaz antiparasitario llamado ivermectina por parte del doctor irland¨¦s William Campbell, que recibi¨® el Premio Nobel en 2015 por el hallazgo.
¡°Yo acepto la pastilla porque no me quiero quedar ciego, pero esa no es la soluci¨®n¡±, asegura Fidel Tiko, quien ya muestra los primeros s¨ªntomas en sus piernas. Cada a?o, el programa de lucha contra las enfermedades tropicales olvidadas de la RDC distribuye una dosis de ivermectina por persona en Salambongo. Y est¨¢n consiguiendo alcanzar su objetivo de llegar al 80% de la poblaci¨®n en riesgo, que es de 42 millones de personas. Sin embargo, el problema es que el medicamento s¨®lo mata a las larvas del gusano (microfilarias) y alivia el picor, pero no afecta a los adultos (macrofilarias), que siguen llenando de embriones el cuerpo de la persona infectada. Por ello, el tratamiento se debe seguir durante al menos 10 a?os hasta que los adultos mueran de viejos. Un esfuerzo sostenido en el tiempo. Demasiado tiempo.
Pa¨ªses como Uganda o Venezuela que han logrado enormes avances en la lucha contra la oncocercosis usaron larvicidas en sus r¨ªos, distribu¨ªan dos pastillas al a?o y cubr¨ªan todas sus zonas de riesgo. Sin embargo, en la RDC la enfermedad est¨¢ tan extendida que con los fondos disponibles (algo menos de nueve millones de euros anuales para las cinco enfermedades olvidadas incluidas en el programa nacional) no se puede ampliar de una dosis a dos ni se puede llegar a todos los rincones. Adem¨¢s, pr¨¢cticamente no se ha desarrollado la lucha contra la mosca.
Se calcula que en todo el mundo hay entre 18 y 30 millones de personas enfermas, la mayor¨ªa en el Congo, un pa¨ªs con una selva exuberante y lleno de r¨ªos donde todas sus provincias son consideradas zonas end¨¦micas. El mayor peligro reside en el centro y norte, donde es m¨¢s dif¨ªcil llegar y donde hay pueblos con tasas de prevalencia superiores incluso al 80%. ¡°En estas zonas de alta prevalencia el c¨¢lculo de diez a?os para erradicar la enfermedad se queda corto¡±, remata Pedrique.
En Kinshasa, la capital, el investigador Billy Kunyu Shako conoce bien al gusano y c¨®mo se transmite. ¡°Se llama Onchocerca volvulus y vive en la piel del ser humano a donde llega a trav¨¦s de la mosca negra o simulie. El insecto aspira la sangre de una persona enferma y se lleva tambi¨¦n consigo la larva en su fase 1. En el interior de la mosca se desarrolla y alcanza el estadio 3. Cuando el animal pica a otra persona le transmite el par¨¢sito, que ya se convierte en adulto en su hu¨¦sped humano, donde se reproduce y comienza a producir nuevos embriones¡±. Millones, de hecho. Es la muerte de una cantidad brutal de microfilarias la que produce las infecciones en la piel, al igual que el da?o en los ojos, que puede alcanzar tanto a la c¨®rnea, como a la retina o al nervio ¨®ptico.
Hace d¨¦cadas La gente abandonaba pueblos enteros y zonas f¨¦rtiles huyendo de la enfermedad. Hasta que en los a?os setenta decidieron fumigar los r¨ªos con DDT y acabaron con la mosca
En la oscuridad de su casa, Jetou Mapuani se retira muy despacio el pa?uelo blanco que le cubre la cabeza y, en su parte superior, asoma un enorme bulto. Es ah¨ª donde viven las macrofilarias, unos n¨®dulos que en esta zona de Salambongo son conocidos como eguegu o bimba-bimba. Aunque son indoloros y a veces invisibles, son la evidencia m¨¢s clara de que la persona lleva al par¨¢sito. ¡°Es una infestaci¨®n acumulativa, hay que estar expuesto a muchas picaduras para caer enfermo¡±, a?ade el doctor Kunyu Shako mientras estudia las larvas al microscopio en el laboratorio del Instituto Nacional de Investigaci¨®n Biom¨¦dica de Kinshasa.
Convencida de la necesidad de encontrar una sustancia m¨¢s eficaz que la ivermectina, la DNDI tiene previsto comenzar este a?o un ensayo cl¨ªnico contra la oncocercosis. ¡°Nuestro proyecto es matar a la macrofilaria¡±, asegura Bel¨¦n Pedrique, ¡°por ahora tenemos tres mol¨¦culas candidatas que funcionan en el mundo animal con gusanos de la misma familia¡±. La DNDI, organismo creado por M¨¦dicos sin Fronteras en 2003, trabaja en estrecho contacto con la comunidad cient¨ªfica, las empresas farmac¨¦uticas y el sector p¨²blico para estimular la investigaci¨®n y descubrir medicamentos m¨¢s eficaces para las enfermedades olvidadas.
En zonas end¨¦micas de ceguera de los r¨ªos tambi¨¦n hay una alta incidencia de epilepsia, pero el v¨ªnculo a¨²n no se ha podido probar cient¨ªficamente. ?Qui¨¦n destina fondos a esta enfermedad? ¡°Existen 50 medicamentos contra el colesterol o la hipertensi¨®n, problemas del primer mundo, pero para estos males olvidados seguimos con medicinas y procedimientos arcaicos. Por ejemplo, no existe un test r¨¢pido para diagnosticar la oncocercosis, tenemos que hacer biopsia cut¨¢nea, algo muy antiguo y lento. El gran desaf¨ªo es la falta de investigaci¨®n¡±, a?ade Pedrique, ¡°y la intenci¨®n de la DNDI es cambiar esas prioridades, que se destinen fondos y recursos a los males que aquejan a los pa¨ªses menos desarrollados. A los m¨¢s desfavorecidos¡±.