¡°Si te metes con el plomo te vamos a dar plomo¡±
La periodista E¨¦l Angulo Hern¨¢ndez cuenta c¨®mo hizo su reportaje m¨¢s arriesgado
E¨¦l Angulo Hern¨¢ndez es periodista, tiene ahora 25 a?os y cuando ten¨ªa 22 fue amenazada de muerte por meterse donde no la llamaban. Le dijo por tel¨¦fono un individuo al que nunca lleg¨® a conocer: ¡°Si sigues meti¨¦ndote con el plomo te vamos a dar plomo¡±.
Un d¨ªa, E¨¦l escuch¨® en la radio la noticia de que estaban siendo ingresados ni?os afectados por las inhalaciones de humo habidas en las viviendas humildes de la vereda La Bonga, en Malambo
E¨¦l es periodista, de Barranquilla (Colombia), ha ganado varios premios, entre ellos el Bol¨ªvar de Colombia. En ese momento, 2014, trabajaba para El Heraldo, donde colabora ahora. Ah¨ª public¨® su serie de pesquisas sobre el irregular negocio del plomo en una barriada de su ciudad. Los mafiosos lo controlaban todo y la amenazaron de muerte por meterse en sus negocios. Su serie sobre ese desastre mortal fue el origen de un documento televisivo (Plomo: veneno invisible) de la RCN colombiana por el que ella y la directora de Especiales de esa cadena, Patricia G¨®mez, acaban de ganar el premio Rey de Espa?a en la categor¨ªa de Periodismo Ambiental.
Un d¨ªa E¨¦l escuch¨® en la radio, de madrugada, la noticia de que estaban siendo ingresados ni?os afectados por las inhalaciones de humo habidas en las viviendas humildes de la vereda La Bonga, en Malambo, Barranquilla.
A partir de ese momento el peligro que corr¨ªa la salud de esos ni?os y de sus padres la llev¨® a ¡°entrometerse¡± donde no la llamaban. Recibi¨® amenazas de todo tipo, habl¨® con los que manten¨ªan en terreno habitado, clandestinamente, sin control alguno, una fundici¨®n de plomo; hall¨® que esa fundici¨®n obten¨ªa ping¨¹es beneficios sin declarar pr¨¢cticamente nada a la Hacienda del Estado, y se entrometi¨® tanto que descubri¨® tambi¨¦n que el silencio que obten¨ªa como respuesta a sus preguntas, en el centro hospitalario donde se trataba a los afectados por ese veneno invisible, se deb¨ªa a la complicidad de las autoridades sanitarias con los mafiosos que a ella le exig¨ªan que no se metiera en eso.
E¨¦l recibi¨® el apoyo del director de su peri¨®dico, Marco Schwartz. Su familia padeci¨® nervios que ella no pod¨ªa calmar. Un d¨ªa su padre le advirti¨® de las consecuencias que ten¨ªan todas las amenazas, de modo que ¡ªle aconsej¨®¡ª mejor no se metiera en eso. Ella le dijo: ¡°Pap¨¢, es que son ni?os los que est¨¢n en peligro¡±.
Ella cuenta todo eso en el Caf¨¦ Gij¨®n de Madrid. La conoc¨ª hace menos de un a?o, en Puerto Rico, en un curso de la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Su modo de abordar la investigaci¨®n period¨ªstica nos abrum¨® a todos, y esa sorpresa dio origen a un texto que publiqu¨¦ en este mismo blog con el t¨ªtulo Por qu¨¦ demonios quieren ser periodistas. Tiempo despu¨¦s dej¨® de ser periodista; fue provisionalmente, para ayudar al Gobierno de Santos a respaldar el refer¨¦ndum sobre el fin de las FARC. Ya volvi¨® a ejercer de periodista, colabora en su antiguo peri¨®dico, en El Espectador y donde le pidan. Hace un a?o era una jovencita, con apariencia de jovencita; ahora ya se quit¨® las gafas que tuvo entonces, luce m¨¢s madura, ya no es la colegial que conocimos. Pero dentro tiene el estupor de una periodista capaz de sorprenderse y de no callarse ante aquello que le sorprende. Tiene el porvenir en su rostro, como una marca.
Con esa naturalidad de los asustados cont¨® en el Gij¨®n el pavor que a¨²n le queda al escuchar a aquel hombre que le susurr¨® al tel¨¦fono: ¡°Si sigues meti¨¦ndote con el plomo te vamos a dar plomo¡±. Ella fue tan insistente en su pesquisa que la empezaron a llamar en Barranquilla ¡°La ni?a del plomo¡±. Es mucho m¨¢s mujer ahora, dice, despu¨¦s de ese susto. Porque fue lo que la llev¨® a seguir trabajando como si tuviera una misi¨®n. Ahora a esa misi¨®n ella lo llama periodismo, la pasi¨®n a la que no piensa renunciar otra vez nunca m¨¢s. ¡°Lo juro¡±, dice ?el, a la que luego le hice la entrevista que pueden ver aqu¨ª en la sala de v¨ªdeo y televisi¨®n de EL PA?S, donde se mostr¨® encandilada. Asustada y feliz de ser de este oficio.
Periodismo es trabajar; sin trabajo no hay periodismo. Le deseo a ?el ?y a esa generaci¨®n de periodistas a la que ella pertenece trabajo y humildad
Ah, ?y por qu¨¦ se llama E¨¦l? Es una interesante historia que ella misma cuenta en la citada entrevista.
Cuando empec¨¦ a escribir estas l¨ªneas le¨ª esta frase de Leila Guerriero, la gran reportera, cuyos textos se leen asiduamente en EL PA?S: ¡°Est¨¢ claro que, en el caso del periodismo, sin reporteo no hay historia. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro ¨Co deber¨ªa estarlo¡ªque sin estilo no hay texto¡±. Leila da ahora un taller en la Fundaci¨®n de Garc¨ªa M¨¢rquez sobre periodismo narrativo. Reporteo, mirada y estilo. E¨¦l representa una promesa en lo que es ese periodismo que tiene en Am¨¦rica Latina y en Espa?a, ahora, maestros que reclaman precisamente atenci¨®n al trabajo como fuente del estilo.
Periodismo es trabajar; sin trabajo no hay periodismo. Le deseo a E¨¦l y a esa generaci¨®n de periodistas a la que ella pertenece trabajo y humildad. El envanecimiento desvanece a los buenos periodistas. Ella no se va a envanecer. Me lo jur¨® cuando se desped¨ªa, asustada todav¨ªa, por fuera del Caf¨¦ Gij¨®n.
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