Europa no vende
Estamos ante un magn¨ªfico proyecto de civilizaci¨®n y de libertad
Empec¨¦ a cubrir la actualidad europea en los a?os ochenta. La sala de prensa del Berlaymont, sede de la Comisi¨®n Europea, era entonces muy acogedora: hab¨ªa un bar al fondo ¡ªque, no obstante, dejaba de servir durante las ruedas de prensa¡ª. John Palmer, del diario The Guardian, hac¨ªa siempre la primera pregunta. Europa contaba con 10 pa¨ªses y nosotros, ¡°los periodistas acreditados¡±, ¨¦ramos mucho menos numerosos que hoy. En Atenas, por ejemplo, despu¨¦s de las grandes reuniones europeas, ¨ªbamos en grupo a comer brochetas de gambas en el Pireo. Era agradable y apasionante.
Sin embargo, cuando dec¨ªa fuera de mi c¨ªrculo profesional que me ocupaba de los asuntos europeos, mis interlocutores m¨¢s benevolentes me miraban con un aire afligido y compasivo, un poco como en un entierro: ¡°?Qu¨¦ mala suerte! ?Te ha castigado tu redactor jefe? ?Has hecho algo mal? ?Europa, qu¨¦ aburrimiento!¡±.
As¨ª que, a lo largo de mi vida, me dediqu¨¦ a intentar que Europa fuera interesante para el p¨²blico en general, a revelar que incluso era apasionante ¡ªlo repito¡ª. ?Cu¨¢ntas cuestiones fundamentales!
Por desgracia, los vientos siguen siendo contrarios. Hoy en d¨ªa, muchos europeos perciben Europa como una entidad nefasta, un b¨²nker bruselense plagado de tecn¨®cratas adeptos a los cultos ultraliberales y sometidos a las multinacionales. Pero Europa, por supuesto, son antes que nada nuestros Gobiernos. Y esta mala imagen es el resultado de sus acciones y, a menudo, de su inacci¨®n. Es f¨¢cil echarle la culpa a Europa...
Hoy en d¨ªa, muchos europeos perciben Europa como una entidad nefasta,?un b¨²nker bruselense plagado de tecn¨®cratas
Yo estoy m¨¢s convencido que nunca. Liberado de esa especie de deber de reserva period¨ªstica, acabo de publicar un alegato a favor de Europa en la editorial La Bo?te ¨¤ Pandore: Trump, tu ne nous auras pas! Mi editora se mostr¨® entusiasta desde el principio. Pero es astuta. ¡°Nada de Europa en el t¨ªtulo, es invendible¡±, me solt¨® mientras yo terminaba de redactar el texto. ¡°Tampoco podemos poner la bandera europea en la cubierta¡±. El d¨ªa en que proced¨ªamos a revisar las pruebas, termin¨® retirando la menci¨®n Alegato por Europa que figuraba en caracteres peque?os bajo el t¨ªtulo: ¡°Con esto, perdemos un 40% de las ventas¡±.
Yo lo acept¨¦ todo. As¨ª est¨¢n las cosas: hay que incitar a los europeos a interesarse por Europa un poco a su pesar. Nunca he estado en contra de utilizar las herramientas de la comunicaci¨®n moderna en beneficio de la informaci¨®n. Evidentemente, a los peri¨®dicos serios no les interesa ser aburridos. Pero, una vez m¨¢s, todo es cuesti¨®n de dosis.
Dicho esto, la irrupci¨®n de Donald Trump en la Casa Blanca y en nuestras vidas es mucho m¨¢s que una peripecia. Su capacidad para hacer da?o es extraordinaria. ?Este tipo se niega a darle la mano a Angela Merkel en el Despacho Oval! Es como escupirnos a la cara a todos los europeos... Podemos consolarnos diciendo que la inestabilidad general que ha generado deber¨ªa favorecer a ojos de los europeos a Europa como valor refugio. No hay mal que por bien no venga.
?Europa es invendible? Personalmente, me reafirmo en mis convicciones. Digan lo que digan los cenaoscuras y los demagogos de derecha e izquierda, tan bien servidos por las redes sociales, Europa sigue siendo un magn¨ªfico proyecto de civilizaci¨®n. Tambi¨¦n es ¡ªy, en los tiempos que corren, este argumento es sin duda el m¨¢s poderoso¡ª nuestra ¨²nica oportunidad para mantenernos libres y en pie en el mundo de ma?ana.
Maroun Labaki, antiguo jefe de la secci¨®n Internacional de Le Soir y especialista en asuntos europeos. Acaba de publicar Trump, tu ne nous auras pas!, un alegato por Europa, en la editorial La Bo?te ¨¤ Pandore.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez Silva.
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