Victoria
As¨ª, como una general de nuevo cu?o, se ha presentado Susana D¨ªaz ante sus compa?eros de partido
Me llam¨® la atenci¨®n la palabra elegida por la nueva candidata a la secretar¨ªa general del PSOE, la presidenta de Andaluc¨ªa, Susana D¨ªaz, para ilusionar a sus compa?eros: victoria. No dijo socialismo, ni convicci¨®n, ni reconciliaci¨®n, ni ilusi¨®n, dijo victoria.
Me llam¨® la atenci¨®n y me hizo recordar a aquellos generales del pasado que se presentaban ante sus soldados alent¨¢ndolos a la batalla contra el enemigo con esa palabra: victoria, que era como un pasaporte hacia la felicidad. Solamente la victoria podr¨ªa resarcirles de la opresi¨®n o del envilecimiento en el que viv¨ªan y solo la victoria les devolver¨ªa el orgullo como soldados y como personas, no la raz¨®n moral frente a la del enemigo. As¨ª, como una general de nuevo cu?o, mezcla de Juana de Arco y de Mariana Pineda, tambi¨¦n de Manuela Malasa?a y de Agustina de Arag¨®n, de Pasionaria y de Clara Campoamor, se ha presentado Susana D¨ªaz ante sus compa?eros de partido (y compa?eras, a?adir¨ªa ella por fidelidad al t¨®pico) para alentarlos a la batalla contra el conservadurismo patrio con el se?uelo de una victoria que uno imagina representada con ella envuelta en la bandera nacional como ahora la ve en la verdiblanca de su autonom¨ªa, al frente de sus militantes. Vuelven, pues, las banderas a la pol¨ªtica espa?ola, no las razones ni las ideas.
Claro que sin la victoria en las urnas nada se puede hacer por cambiar el rumbo de un pa¨ªs, pero llama la atenci¨®n la vehemencia con la que la nueva candidata a presidir el partido de los socialistas espa?oles, tan derrotados ¨²ltimamente, utiliz¨® la palabra en su presentaci¨®n como tal, como si la victoria en s¨ª fuera el objetivo y no el paso previo para gobernar. A m¨ª al menos me rechin¨® en los o¨ªdos y me hizo recordar ciertas im¨¢genes balomp¨¦dicas y literarias, con futbolistas alzando al cielo trofeos en medio de serpentinas con los colores de su equipaci¨®n y literatos recibiendo y luciendo en la solapa de sus chaquetas condecoraciones varias. Tambi¨¦n ¡ªy hablando de literatos¡ª la entrevista que el periodista y escritor Juan Cruz le hizo cuando la guerra del Golfo al tambi¨¦n escritor (el mayor para m¨ª de los espa?oles vivos) Rafael S¨¢nchez Ferlosio, que evoca en sus memorias de la vida literaria Egos revueltos, y en la que a la pregunta de qu¨¦ era lo que m¨¢s detestaba de sus compatriotas el autor de Alfanhu¨ª o El Jarama contest¨® que lo mismo que de todos los humanos: la cultura de la victoria. Cruz y ¨¦l estaban comiendo chuletas en un merendero junto al r¨ªo Alag¨®n, en la episcopal y extreme?a ciudad de Coria, donde cada San Juan corren y matan un toro como manifestaci¨®n de esa misma cultura victoriosa.
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