Se negocian reglas, no el ¡®Brexit¡¯
El proceso ser¨¢ dif¨ªcil, pero una salida de la UE dura perjudicar¨¢ m¨¢s a Londres que a la UE
"Espero que nuestra reuni¨®n contribuya a iluminar las opiniones sobre los principales problemas a los que hace frente el pa¨ªs. Estamos en condiciones de abordarlos, no de manera apremiante, sino con un dise?o amplio. Por favor, pregunten¡±. As¨ª comenz¨® la conferencia de prensa en la que el general De Gaulle inform¨®, en 1963, de que su Gobierno impondr¨ªa un veto al ingreso del Reino Unido en la Comunidad Europea. De Gaulle respondi¨® aquel d¨ªa a 16 preguntas y uno no sabe si asombrarse m¨¢s de la respetuosa manera con la que el intratable presidente encaraba una conferencia de prensa o del hecho de que pretendiera aclarar (?detalladamente!) la posici¨®n de su Gobierno.
Las razones que ofreci¨® el presidente franc¨¦s subyacen en las esgrimidas ahora por la primera ministra brit¨¢nica para justificar el Brexit. Gran Breta?a cree que es m¨¢s importante en el mundo como aliada de EE UU que como miembro de una organizaci¨®n europea. L¨¢stima, piensan algunos brit¨¢nicos, que, como socio de EE UU, Gran Breta?a no haya logrado ejercer ni la menor influencia en Washington desde su desastrosa participaci¨®n en la elecci¨®n de las playas para el desembarco de Normand¨ªa (basta leer las conversaciones entre Blair y Bush sobre Irak).
Es su decisi¨®n. Como dijo el presidente de la UE, Donald Tusk: ¡°Les echaremos de menos. Muchas gracias por todo y adi¨®s¡±. Efectivamente, les echaremos de menos (no hay nada m¨¢s atractivo que un exc¨¦ntrico ingl¨¦s), pero menos de lo que ellos creen. La UE no tiene por qu¨¦ hundirse por el abandono del Reino Unido, ni mucho menos. Las negociaciones ser¨¢n dif¨ªciles, sin duda, pero un Brexit duro perjudicar¨ªa mucho m¨¢s a Gran Breta?a que a la Uni¨®n. Y nada m¨¢s pat¨¦tico que la amenaza brit¨¢nica de reducir la cooperaci¨®n antiterrorista. Cuando en 1940 el horizonte de Europa se ensombreci¨®, fue Winston Churchill quien se apresur¨® a lanzar la Uni¨®n Anglo-Francesa: ¡°Desde ahora mismo¡±, dijo, ¡°los brit¨¢nicos tendr¨¢n nacionalidad francesa y los franceses, la brit¨¢nica.¡±
Quienes quieren una UE debilitada, amenazar¨¢n con mil males si no se transige con Londres. Pero la ¨²nica cat¨¢strofe la provocar¨ªa olvidar que Europa no est¨¢ negociando la salida de Gran Breta?a sino estableciendo las reglas por las que ser¨¢ posible abandonar la Uni¨®n, algo que no est¨¢ definido. No se est¨¢ creando un precedente, sino unos procedimientos ¡°constitucionales¡± y eso no se puede banalizar. Mucho menos someterlo a las necesidades, incluso a la simple comodidad, del poder econ¨®mico financiero internacional, radicado en Londres.
Los brit¨¢nicos han decidido abandonar la Uni¨®n. As¨ª sea. Probablemente tienen raz¨®n quienes opinan que no todo debe someterse al voto directo. Desde luego, quienes no tienen raz¨®n son quienes pretenden que se ignore un voto emitido legalmente. El Brexit es una realidad jur¨ªdica desde que se dispar¨® el art¨ªculo 50 del Tratado de la Uni¨®n. No hay marcha atr¨¢s. Pero lo mismo que no se puede ignorar el voto de la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos, tampoco se debe ignorar que de lo que se trata para Europa es de fijar unos procedimientos de salida lo suficientemente disuasorios como para no animar nuevos experimentos. Tampoco deber¨ªa haber marcha atr¨¢s.
Ya sabemos que el presidente del Gobierno espa?ol se considera a s¨ª mismo un De Gaulle civil. Incluso, con un quepis, podr¨ªa tener un cierto parecido f¨ªsico. Aunque jam¨¢s ha aspirado a que sus reuniones con la prensa ayuden a esclarecer su posici¨®n sobre los grandes problemas del pa¨ªs, podr¨ªa quedar la esperanza de que aprovechara esta ocasi¨®n para aceptar un debate de largo alcance en el Congreso sobre Europa, las condiciones que su Gobierno cree que debe cumplir el Brexit y el papel de Espa?a en esta nueva etapa. S¡¯il vous plait, mon president.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.