Ahora todo el mundo hace sudaderas, pero los primeros fueros ellos
Humberto Le¨®n y Carol Lim, de Kenzo, hicieron primero lo que hoy la moda considera normal
Humberto Le¨®n y Carol Lim llegan a una nueva tienda de Kenzo, en este caso la del paseo de Gr¨¤cia de Barcelona, y no la miran solo como directores creativos de la marca, tambi¨¦n la observan como los dependientes que fueron en su adolescencia. ?l, en Gap, y ella, en The Body Shop. Estos confesos viciosos consumistas de moda de California se conocieron estudiando en Berkeley.
La primera vez que acudieron juntos a una fiesta, Carol iba en pijama. ¡°Uno cutre de franela¡±, aclara, ¡°no te pienses que uno de esos pijamas lujosos de seda que se llevan ahora¡±. Veintis¨¦is a?os m¨¢s tarde, siguen pasando juntos la mayor parte del d¨ªa, supervisando Opening Ceremony, la tienda (es m¨¢s cosas pero ellos preferir¨ªan llamarla as¨ª) con la que dieron la vuelta al concepto de multimarca en el cambio de siglo, dise?ando para Kenzo y tratando de colar a lo largo del d¨ªa tantos ratos de risas como de labor. ¡°Casi todos los que trabajan con nosotros son amigos. Adem¨¢s, nuestros maridos y nuestras madres se llevan genial¡±. Incluso tienen casas vecinas en el barrio de Park Slope, en Brooklyn (Nueva York), y coordinaron su paternidad. Lim tiene hijas de cuatro y dos a?os; Le¨®n, gemelas de tres.
En Berkeley iban a todas las fiestas. ¡°Incluso a las de las hermandades¡±, admiten, como negando su reputaci¨®n de impecables chicos cool. Pero tambi¨¦n hac¨ªan expediciones a tiendas de ONG, donde rescataban ropa usada. Al graduarse, la ¨¦tica del trabajo instigada por sus padres inmigrantes ¨Cla madre de Le¨®n es china y su padre era peruano-vietnamita; los de Lim, coreanos¨C pas¨® por encima de sus veleidades art¨ªsticas. Aceptaron trabajos corporativos: ella, en la banca de inversi¨®n; ¨¦l haciendo visual merchandising para Gap, Old Navy y, m¨¢s tarde, Burberry. Cuando anunciaron en 2002 que pensaban abrir una tienda en lo que entonces era un rinc¨®n feo de Chinatown, a los padres no les hizo mucha gracia.
Hace unas semanas reeditaron las sudaderas Diamond, las primeras prendas de dise?o propio que vendieron en Opening Ceremony y que ayud¨® a coser la madre de Le¨®n, un portento de mujer que acumula seguidores cada vez que aparece, vestida de Kenzo, en el Instagram de su hijo. Las sudaderas llamaron la atenci¨®n de Chl?e Sevigny, que de pronto las ve¨ªa por todas partes, y acab¨® dise?ando seis colecciones para Opening Ceremony. La tienda tambi¨¦n sirvi¨® para lanzar marcas como Alexander Wang o Proenza Schouler y para introducir al p¨²blico estadounidense firmas como Havaianas, Topshop, Acne o Cheap Monday.
En 2011 lleg¨® el grupo de lujo franc¨¦s LVMH ofreci¨¦ndoles Kenzo. Un regalo m¨¢s envenenado de lo que parec¨ªa a primera vista. La casa estaba en ca¨ªda libre desde que su fundador, Kenzo Takada, la dej¨® en 1999. Y, de nuevo, la sudadera marc¨® el camino. Lim y Le¨®n bordaron un tigre en la pechera, colocaron un logo bien grande y el resto es historia del marketing (y del estilo) moderno.
¡°Nos dec¨ªan que no pod¨ªamos poner una sudadera en un desfile, que parec¨ªan prendas promocionales de las que te regalan cuando compras una colonia. Para nosotros es algo muy personal. Si creces en California, es una cosa que tienes en tu coche y funciona como tu manta de seguridad. Es gracioso que seis a?os m¨¢s tarde todo haya cambiado. ?Ahora no hay una marca de lujo que no haga sudaderas!¡±.
Esas otras sudaderas pueden costar 500 o 600 euros, mientras que las de Kenzo para hombre marcan unos 200. ¡°Estamos muy involucrados en el proceso de fijar los precios. Nos parece que as¨ª la gente puede acercarse a la marca. Al poner esos importes y desde?ar la idea de hacer una segunda l¨ªnea, que no nos parec¨ªa muy moderna, no est¨¢bamos inventando nada nuevo. Eran cosas muy normales. Ahora lo hace todo el mundo¡±.
Ese parece ser su sino, hacer cosas de sentido com¨²n que nadie hab¨ªa pensado antes. Tambi¨¦n llevan a?os expresando sus opiniones pol¨ªticas, algo que antes era anatema en la moda y se ha vuelto m¨¢s com¨²n con la victoria de Trump. ¡°No nos importa ser conejillos de indias. Si tienes un mill¨®n de seguidores en las redes, tienes una responsabilidad, y tampoco estamos intentando trasladar ideas locas. Estamos diciendo que las mujeres tienen derechos, que los gays merecen la igualdad, que los inmigrantes no deben ser deportados. La gente que trabaja con nosotros son en su mayor¨ªa mujeres, gays e inmigrantes. Deben sentirse orgullosos de su empresa¡±.
?Y si alguien deja de comprarles un jersey por eso? ¡°Si alguien no compra Kenzo porque cree que todo eso est¨¢ mal, es que tiene cosas m¨¢s importantes sobre las que reflexionar. ?Al rinc¨®n de pensar!¡±.
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