Rep¨²blica
Todo consiste en elegir el morado del espliego frente al de los nazarenos encapuchados
Este a?o la Rep¨²blica caer¨¢ en Viernes Santo. Ser¨¢ un 14 de abril coronado de espinas, azotado por los sayones, paseado entre v¨ªrgenes llorosas con el coraz¨®n traspasado por siete pu?ales bajo el sonido de tambores y trompetas de una cohorte de centuriones, guardias civiles y legionarios que llevar¨¢n el mosquet¨®n a la funerala. En mitad de la noche alguien lanzar¨¢ desde un balc¨®n una saeta hacia cualquier Cristo muy llagado que est¨¦ doblando la esquina en una peana con muchos faroles y aunque el color morado de algunos h¨¢bitos y capirotes de nazarenos ser¨¢ similar al de la bandera republicana, m¨¢s all¨¢ del olor a cera y sebo de los hachones de las t¨¦tricas procesiones de Semana Santa seguir¨¢n floreciendo las acacias, germinar¨¢ el trigo, habr¨¢ espliego en las monta?as y el deshielo crear¨¢ arroyos entre las bre?as soleadas mientras el mar honrar¨¢ los primeros cuerpos desnudos en las playas del Mediterr¨¢neo. La Rep¨²blica morir¨¢ el Vienes Santo pero muchos esperar¨¢n que resucite tambi¨¦n al tercer d¨ªa como lo hacen muchas veces los mejores sue?os. Son ya escasos los espa?oles que vivieron aquella convulsa etapa de nuestra historia. Unos la recuerdan como la puerta que abri¨® todas las pasiones causantes de la Guerra Civil; para otros ser¨¢ siempre como aquel amor que pudo ser y no fue, el principio de la regeneraci¨®n, la semilla de la justicia y libertad que no pudo fructificar porque fue aplastada de antemano. De hecho la divisi¨®n de Espa?a en dos bandos irreconciliables est¨¢ instalada todav¨ªa en la actitud de amor u odio que se tiene frente a la rep¨²blica. Pero hoy ser republicano consiste, no tanto en luchar por ese r¨¦gimen, como en elevarlo a una categor¨ªa de reserva natural que sirva para purificar la vida p¨²blica. Todo consiste en elegir el morado del espliego frente al de los nazarenos encapuchados.
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