Holanda convierte la m¨²sica religiosa en cita social
M¨¢s de 60 interpretaciones de la ¡®Pasi¨®n seg¨²n san Mateo¡¯ se programan en Semana Santa
Apenas uno de cada seis holandeses asiste a oficios religiosos, seg¨²n las estad¨ªsticas, pero durante la Semana Santa muchas iglesias se llenan. El causante es Juan Sebasti¨¢n Bach y su Pasi¨®n seg¨²n san Mateo, una de las cumbres de la m¨²sica sacra. Si bien ya desde la Edad Media se recitaban pasajes de la Biblia, el compositor germano tom¨® del evangelista los cap¨ªtulos 26 y 27 del relato de la traici¨®n y crucifixi¨®n de Cristo y los convirti¨® en una pieza para solistas, doble coro y doble orquesta. No es que Pa¨ªses Bajos haya descubierto la belleza de una obra recuperada en 1829 para el gran p¨²blico por el m¨²sico F¨¦lix Mendelssohn. Su poder de atracci¨®n es m¨¢s espiritual que religioso, dos adjetivos paralelos a la vista del variado p¨²blico presente en templos, parroquias y salas de conciertos en las m¨¢s de 60 interpretaciones programadas en todo el territorio.
Es tal la demanda, que hay en Internet una Agenda Bach y un portal dedicado a la obra misma, para facilitar la b¨²squeda de entradas. Es curioso que siendo Bach un hombre muy creyente ¡ªest¨¢ enterrado en la iglesia alemana de Santo Tom¨¢s, de Leipzig, donde probablemente estren¨® la obra el Viernes Santo de 1727¡ª escucharle se haya convertido en un acto social. El holand¨¦s que no asiste a una de las pasiones, compra el disco o la pone en casa est¨¢ casi mal visto. Y eso que la pieza completa puede superar las tres horas, sin intermedio.
La fidelidad de estos aficionados suele explicarse de dos maneras. Por la constancia del director patrio Willem Mengelberg y su legendaria interpretaci¨®n con la orquesta del Concertgebouw de ?msterdam, en 1939. Y gracias a la Asociaci¨®n Bach, de la ciudad de Naarden, que lleva desde 1912 ofreci¨¦ndola. Influyen, desde luego, pero no puede ser lo ¨²nico que mueva a tantos a permanecer largo rato en inc¨®modos bancos de madera. La calidad de la m¨²sica es innegable. Es Bach. Tal vez sea porque sus notas, con un cierto toque oper¨ªstico poco apreciado en su ¨¦poca, trascienden lo cristiano en su representaci¨®n del bien y el mal.
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