Los ni?os bomba como herramienta del terror
En 2017, Boko Haram ha utilizado a 27 menores manipulados o drogados para cometer atentados
Las manipularon y coaccionaron. A Amina incluso la drogaron. Despu¨¦s, les fijaron explosivos en el cuerpo. Y enviaron a las cuatro adolescentes y ni?as en una canoa hacia el mercado repleto de gente. Pero uno de los comit¨¦s de vigilancia que ciudadanos de Chad han organizado contra Boko Haram las vio llegar y dio la alarma. Dos de las cuatro ni?as activaron sus bombas. Amina, de 17 a?os, no lo hizo. Pero perdi¨® ambas piernas.
Veintisiete. En lo que va de a?o, 27 menores han sido utilizados por el grupo yihadista de Boko Haram como herramientas para llevar a cabo atentados en las zonas de Nigeria, Chad, N¨ªger y Camer¨²n donde act¨²an. Desde 2014, han sido 117. Y ocho de cada 10 eran ni?as como Amina. Un informe de Unicef recoge estas historias y pide fondos para atender a los afectados. "Es un estudio que hacemos cada a?o, porque creemos que hay que seguir recordando este drama", se?ala Philippe Barragne-Bigot, representante de la organizaci¨®n en Chad.
Desalojados de muchas poblaciones, y ante la presi¨®n en forma de controles, los yihadistas que sacudieron a la opini¨®n p¨²blica occidental al secuestrar a m¨¢s de 200 ni?as recurren a menores para sus ataques como una forma de eludir sospechas. Tambi¨¦n los utilizan para transportar armas, para dar avisos, para hacer trabajos sucios... O manipulan a las ni?as y abusan de ellas. Chicas de 13 a?os han quedado embarazadas de terroristas.
Con esa estrategia para escapar de la presi¨®n militar, lo que hacen es trasladarla a los peque?os que secuestran o manipulan, y a todos los dem¨¢s. El informe expresa preocupaci¨®n por la vigilancia y los controles a los que se somete a los ni?os en esta regi¨®n asolada por la violencia en torno al lago Chad. "Muchas veces, al escapar, quedan retenidos durante largo tiempo. Nos esforzamos por reducir al m¨¢ximo esos procesos", explica Barragne-Bigot.
Chicas y chicos que, si se libran del fatal destino o consiguen escapar, no lo tienen f¨¢cil para olvidar. "Han pasado por cosas muy duras: necesitan asistencia psicosocial de los mejores profesionales", apunta Barragne-Bigot. Y adem¨¢s, necesitan que sus familias, o sus comunidades, no las vean como terroristas. El representante de Unicef en Chad se felicita de la implicaci¨®n y ayuda de los jefes tradicionales en este sentido. "Somos muy afortunados de contar con ellos". Y con su autoridad ante los dem¨¢s, para ayudar a que acepten de nuevo a los menores.
Amina ten¨ªa 16 a?os cuando se cas¨® con un hombre de otro pueblo en contra de la opini¨®n su familia. Su marido result¨® ser miembro de Boko Haram. Hizo falta mucha mediaci¨®n para que la familia de esta joven la volviera a aceptar en su hogar. El estigma de si actuaban voluntariamente planea constantemente sobre estos menores, que cuando no son secuestrados o enga?ados han sido fuertemente manipulados. Pero la realidad es que la vida les ha dado pocas herramientas para resistirse a engatusamientos o lavados de cerebro. Amina creci¨® en una remota isla del lago Chad, y nunca hab¨ªa ido a la escuela. B¨¢sicamente porque all¨ª no hab¨ªa ninguna. "Sin educaci¨®n, sin oportunidades, son una presa perfecta", resume Barragne-Bigot.
En N¨ªger, al menos 1.499 ni?os fueron retenidos o secuestrados a lo largo 2016. En febrero, 592 a¨²n segu¨ªan en manos de los yihadistas. Y el horror de ser utilizado como herramienta para la barbarie no es el ¨²nico padecimiento de los menores de esta regi¨®n. Son miles los que han sufrido la violencia en sus propias carnes o han perdido a sus seres queridos, los que se han visto obligados a emigrar con sus familias, los que viven en asentamientos lejos de sus hogares... "Necesitamos que los ciudadanos de todo el mundo sepan que pasa esto. Y sobre todo, que conozcan la ra¨ªz del problema, que es la falta de educaci¨®n y desarrollo", opina el representante de Unicef.
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