Eterno malestar franc¨¦s
Le Pen y M¨¦lenchon venden utop¨ªas regresivas, mitos de la feliz aldea gala que resiste al invasor, sea este quien sea
Francia est¨¢ mal, nos dicen intelectuales, encuestadores y analistas. Sufre una crisis econ¨®mica y, a la vez, de identidad. Tiene ansiedad por el futuro y a?oranza del pasado. Se siente insegura, d¨¦bil y desbordada ante los retos del futuro. No conf¨ªa en sus pol¨ªticos, pero tampoco en Europa, y recela tanto de Alemania como de la globalizaci¨®n. Teme al islam tanto como a la digitalizaci¨®n, sin olvidarse del fin del Estado de bienestar, la inviabilidad de la vida rural, el empobrecimiento de las clases medias, la desaparici¨®n de la industria manufacturera, la precarizaci¨®n de las clases trabajadoras y la asfixia juvenil. Para llorar desconsoladamente y no parar.
As¨ª que pasan los a?os pero sigue la malaise, el eterno malestar franc¨¦s. Pero Francia est¨¢ mal desde siempre. Antes de la crisis, en 2005, los franceses votaron no a la Constituci¨®n Europea. Una d¨¦cada antes, en 1992, de poco se cargan en refer¨¦ndum la uni¨®n monetaria. Y en 1981, tras multitudinarias manifestaciones de agricultores, pararon las negociaciones de adhesi¨®n con Espa?a porque el campo espa?ol iba a acabar con su agricultura. Como se salieron de la estructura militar de la OTAN en 1996, vetaron en 1963 la adhesi¨®n de Reino Unido o se negaron antes, en 1954, a ratificar el Tratado que instauraba una Comunidad Europea de Defensa.
Ahora a?oran los sesenta, pero, seg¨²n lo que se dijo y vio en Mayo del 68, aquello era un horror conservador y sin futuro. O a lo mejor a?oran los cincuenta, pero resulta que perdieron Argelia, con otro trauma existencial, y fueron humillados en Dien Bien Phu y Suez. ?No ser¨¢n entonces los cuarenta lo que a?oran? No puede ser porque all¨ª estaban ocupados por los nazis y vergonzosamente colaborando con ellos y luego fracasaron al restaurar una IV Rep¨²blica ingobernable.
Malaise: melancol¨ªa autoflagelante sobre la que se aupan Le Pen y M¨¦lenchon, candidatos id¨¦nticos en su lamento por un (falso) para¨ªso (falsamente) perdido, y sus pat¨¦ticas certezas de disponer de soluciones f¨¢ciles, r¨¢pidas y eficaces. Ambos venden utop¨ªas regresivas, mitos de la feliz aldea gala que resiste al invasor, sea este quien sea, y tratan a sus votantes como ni?os a los que se puede mentir impunemente con promesas imposibles. Francia es m¨¢s y vale mucho m¨¢s que ellos, sin duda. @jitorreblanca
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