Mapas para el campo de batalla
Le Pen ha ganado votos procedentes de las filas de Sarkozy y Macron se ha nutrido del destruido Partido Socialista
Tras una apretada primera vuelta en la que han vencido los dos candidatos esperados, Francia se abre a una guerra electoral de dos semanas por su futuro y el de Europa. Hay dos maneras de leer el campo de batalla. La m¨¢s habitual hoy d¨ªa es la conflagraci¨®n entre dos nuevas fuerzas pol¨ªticas: Marine Le Pen, encabezando un movimiento anti-establishment, nacionalista y reaccionario ante un mundo que se escapa hacia el futuro; Emmanuel Macron, al frente de la tendencia contraria: abierta, y contenta con un mundo que posee, econ¨®mica y culturalmente. La victoria del FN entre trabajadores manuales, de mediana edad y escasos ingresos sirve para apuntalar esta visi¨®n, sobre todo porque el votante de En Marche! es casi opuesto: la nueva formaci¨®n habr¨ªa dominado en las franjas de 25-34 a?os, cualificados, con ingresos medios y altos.
La otra manera de entender las coordenadas de la confrontaci¨®n se encuentra en el sempiterno eje izquierda-derecha. Al fin y al cabo, Le Pen s¨®lo ha aumentado su porcentaje de votos en cinco puntos, casi todos desde las filas de Nicolas Sarkozy. En Marche!, por su lado, se ha nutrido del destruido Partido Socialista. M¨¢s a¨²n: las transferencias, estimadas por el polit¨®logo Alexandre Afonso para la segunda vuelta, desde Jean-Luc M¨¦lenchon ir¨ªan mayoritariamente a engordar a Macron. Es ¨¦ste un candidato m¨¢s centrista que socialdem¨®crata, sin duda. Pero a¨²n as¨ª est¨¢, ideol¨®gicamente hablando, m¨¢s cerca de los votantes de izquierda que cualquier candidato que proponga ideas de corte autoritario.
En el segundo campo de batalla, las cuentas le salen a Macron: sumando a los votantes del socialista Beno?t Hamon a los ya ganados, y a?adiendo la mitad de los de Fran?ois Fillon y M¨¦lenchon, la victoria es casi suya. Por eso Le Pen aspira a que la competici¨®n tenga lugar en el primer territorio. Sigue y seguir¨¢ hablando del pueblo, apelando al agotamiento de las posiciones pol¨ªticas tradicionales, intentando sumar a su causa abstencionistas, fillonistas con actitudes nacionalistas, e incluso m¨¦lenchonistas, cuyo perfil sociodemogr¨¢fico es similar al del FN. Pero no as¨ª sus preferencias ideol¨®gicas.
Por ahora, lo que parece m¨¢s plausible es que el primer mapa, el nuevo, est¨¦ encaj¨¢ndose dentro del segundo. Es decir: los sistemas de partidos est¨¢n cambiando, el votante busca nuevas propuestas, pero lo hace siguiendo rutas que ya exist¨ªan. Quiz¨¢s es por eso por lo que los dos principales bloques han sumado en 2017 pr¨¢cticamente lo mismo que en 2012: 47% para la derecha, entonces de Le Pen, Dupont-Aignan y Sarkozy; hoy de la primera, el segundo y Fillon. Y 49% para el centro y la izquierda de Macron, Hamon y M¨¦lenchon el domingo; y de este ¨²ltimo, Hollande y Bayrou hace cinco a?os. No es casualidad, es pol¨ªtica.
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