El Estado como cortafuegos para defender a los corruptos
El PP arriesga, en su loca carrera para no quemarse, a quemar al propio Estado
La corrupci¨®n ha dejado muchos da?os colaterales, y uno de ellos es seguramente el vocabulario que se nos ha colado junto al nuevo imaginario de personajes que han venido para quedarse. Ya sabemos que G¨¹rtel es correa en alem¨¢n, P¨²nica ya es m¨¢s que una guerra entre Cartago y Roma y hemos podido recuperar la figura de Lezo, aquel m¨ªtico almirante que dobleg¨® a los ingleses en Cartagena de Indias a pesar de su lastre f¨ªsico y naviero. Estamos seguros de que B¨¢rcenas ser¨¢ protagonista recurrente de cine y teatro como una nueva versi¨®n de p¨ªcaro descarado con aspecto de caballero. Ser¨¢ divertido.
Lo que no es divertido es la cuesti¨®n. Una de las palabras que se ha instalado en el universo de la corrupci¨®n es ¡°cortafuegos¡±. Urdangarin pas¨® de duque a cortafuegos con la misma facilidad con la que hab¨ªa pasado de simp¨¢tico jugador de balonmano a duque de Palma. De pronto, el marido de la infanta Cristina se convirti¨® en el cortafuegos de la familia real para que la mecha no siguiera avanzando hasta la cocina de La Zarzuela. En el camino se quem¨® la propia infanta y hasta abdic¨® el rey Juan Carlos, pero es que uno no suele decidir d¨®nde se extingue un incendio.
Francisco Camps, Rita Barber¨¢, Jaume Matas, Ana Mato, Jos¨¦ Manuel Soria, Pedro Antonio S¨¢nchez y ahora Esperanza Aguirre han sido los ¡°cortafuegos¡± del PP para intentar salvarse, por citar solo los cargos institucionales sacrificados m¨¢s importantes, pero las llamas parecen saltar sin control esta vez en todo el edificio de G¨¦nova.
Lo m¨¢s abominable de los ¨²ltimos casos, sin embargo, y que hemos podido atestiguar con toda crudeza gracias a las grabaciones ordenadas por el juez Velasco, es una nueva perversi¨®n del sinsentido. Mientras el PP nos quer¨ªa hacer creer que buscaba cortafuegos para frenar la corrupci¨®n (v¨ªa dimisiones, compromisos de regeneraci¨®n, pactos con Ciudadanos y mucha palabrer¨ªa) lo que en realidad hac¨ªa era intentar utilizar al Estado como cortafuegos para defenderse. Ignacio Gonz¨¢lez tiene expresiones mafiosas en las que llega a soltar perlas como: ¡°Tenemos el Gobierno, el Ministerio de Justicia y un juez que est¨¢ provisional. T¨² lo asciendes y a ver, venga usted pa ac¨¢...¡± (conversaci¨®n con el exministro Zaplana). ¡°Yo ya les he dicho: Mira yo ya estoy hasta los cojones, o sea, decidme, ?aqu¨ª qu¨¦ queda, pegarle dos tiros a la juez? ?Qu¨¦ alternativas tengo?¡± (con Enrique Cerezo). ¡°Yo no me corto en decirle a Rafa: Oye Rafa. El aparato del Estado y los medios de comunicaci¨®n van a parte o los tienes controlados o est¨¢s muerto¡± (tambi¨¦n con Zaplana y en aparente alusi¨®n al ministro de Justicia, Rafael Catal¨¢).
Cortafuegos es una ¡°vereda ancha que se hace en los sembrados y montes para que no se propaguen los incendios¡±, seg¨²n la RAE. El PP arriesga, en su loca carrera para no quemarse, a quemar al propio Estado.
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