Estimado amigo
ACABO DE recibir tu carta donde me preguntas tantas cosas acerca de la poes¨ªa que no s¨¦ bien por d¨®nde empezar. Me sorprende gratamente que haya gente como t¨², tan joven, que se preocupe por estas cosas, y me asombra m¨¢s que te dirijas a m¨ª sin conocerme de nada, solo porque has hojeado en una librer¨ªa un poemario que recientemente he publicado. Me dices que no te cost¨® nada obtener mi direcci¨®n postal, pues solo tuviste que buscarla en Internet. ?Pues bien empezamos! El espacio natural de la poes¨ªa pertenece a la intimidad, y el poema que construye el poeta con las palabras es la casa para guarecerse del exterior, aunque despu¨¦s, cuando todo est¨¢ en orden y la cena a punto, este abra sus puertas a los dem¨¢s para compartir techo y comida. Pero bueno, dej¨¦monos de met¨¢foras y al grano, aunque, parad¨®jicamente, aqu¨ª sin met¨¢foras no hay grano que contar.
El poeta es entonces un buscador de estrellas, aquellas que nos se?alan el camino de la experiencia verdadera.
Te recomiendo leer a los cl¨¢sicos y a tus cl¨¢sicos contempor¨¢neos en cualquier idioma, y dejarte llevar por la m¨²sica de sus versos hasta que te deslumbre el fogonazo de sus significados. Lee y res¨ªstete a escribir. No lo hagas hasta que no puedas m¨¢s y sientas una fuerza interior que te levante el brazo y te incite a tomar la pluma, m¨¢s como necesidad que como deseo. Dec¨ªa Gil de Biedma que lo natural es leer, y la escritura un defecto enfermizo de esa pasi¨®n. Rilke, por otra parte, en Cartas a un joven poeta, aconseja antes que nada escarbar en el interior de uno mismo hasta encontrar una respuesta profunda al porqu¨¦ de ese empe?o. Hazles caso solo a medias, pues ambos apostaban por el retiro en la naturaleza y no cesaron de recorrer mundo.
En cuanto al sentido de la poes¨ªa, creo que nos configura y ayuda a descubrir la identidad perdida como seres humanos. Nos invita a saber m¨¢s qui¨¦nes somos y a conocer al otro, que no es poco, permiti¨¦ndonos discernir la realidad m¨¢s all¨¢ de sus apariencias. El poeta es entonces un buscador de estrellas, aquellas que nos se?alan el camino de la experiencia verdadera. Y todo por medio de una palabra que es tan solo tuya y te incitar¨¢ a nombrar las cosas cien mil veces como si fuera la primera vez que lo haces. Yo no s¨¦ bien de sus utilidades, pero estoy seguro de que la poes¨ªa tambi¨¦n es hoy un conato de rebeli¨®n contra aquellos poderes que intentan uniformar el lenguaje para controlar el pensamiento y establecer un modelo de conducta y convivencia. No caigas pues en el juego de la vulgaridad y la ramploner¨ªa en nombre de una r¨¢pida y falsa comunicabilidad con el lector. Ni hagas caso de modas y famas, que son los peores venenos del poeta, si no quieres acabar como un mudo cantautor sin m¨²sica y sin guitarra. Espera y m¨ªrate al espejo como yo lo hago ahora y b¨²scate. Por cierto, creo que te veo escondido all¨ª al fondo y te conozco de antiguo, donde insistes en continuar siendo joven y asaltarme de vez en cuando con estas impertinencias. Tuyo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.