Necrofilia
La conducta sexual m¨¢s reprobada
La relaci¨®n con la muerte traspasa todos los par¨¢metros posibles del ser humano, incluyendo la sexualidad. La necrofilia, la atracci¨®n sexual hacia los muertos, es la parafilia m¨¢s reprobada del elenco psiqui¨¢trico, lo cual no la exime de existir y haber sido practicada
Parece que la primera vez que apareci¨® alguna referencia hacia la necrofilia como conducta humana fue en La Iliada, m¨¢s concretamente en La Guerra de Troya. Al parecer, Aquiles pelea con Pentesilea, la reina de las amazonas, a la que da muerte atraves¨¢ndole el pecho con una lanza. Al quitarle el casco, el h¨¦roe de Grecia queda prendado de la belleza de la mujer hasta el punto de que uno de sus hombres, Tersites, lo acusa de querer tener sexo con la muerta. En la mitolog¨ªa egipcia tambi¨¦n aparece en la explicaci¨®n de la creaci¨®n de Horus, fruto de la relaci¨®n sexual de Isis con el cad¨¢ver de Osiris. La necrofilia ha tenido su buena dosis de literatura: Hay quien encuentra necrofilia en la Danza macabra y Una carro?a de Charles Baudelaire, pero al no describirse expl¨ªcitamente, otros creen que esa tendencia mortificadora era fruto de su absoluta admiraci¨®n hacia Edgard Allan Poe, quien s¨ª aborda el amor hacia una muerta en Annabel Lee. Hasta Isabel Allende tiene su episodio necr¨®filo en La casa de los esp¨ªritus.
Aunque estamos preparados para leer todas estas historias e incluso admirarlas por su calidad literaria, la necrofilia es una conducta sexual condenada a las penas eternas, lo que no la convierte en un delito aut¨®nomo y tipificado como tal. Varias especies animales la practican, seguramente sin que los miren con malos ojos: el bufo marinus (una especie de sapo gigante) lo hace sin pudor alguno.? La revista New Scientist tiene constancia de al menos 30 especies de aves que copulan con cad¨¢veres que no siempre son de hembras.?
El C¨®digo Penal establece en el art¨ªculo 526 que "El que, faltando al respeto debido a la memoria de los muertos, violare los sepulcros o sepulturas, profanare un cad¨¢ver o sus cenizas o, con ¨¢nimo de ultraje, destruyere, alterare o da?are las urnas funerarias, panteones, l¨¢pidas o nichos ser¨¢ castigado con la pena de prisi¨®n de tres a cinco meses o multa de seis a 10 meses.". Se trata de un delito de "¨¢nimo subjetivo", es decir, tiene que existir intenci¨®n probada de faltar al respeto a la memoria de los muertos. Y en el caso de que, por ejemplo, un hombre tuviera sexo con el cad¨¢ver de su esposa, m¨¢s de un abogado podr¨ªa plantear que la necrofilia no fue m¨¢s que un ¨²ltimo acto de amor. Cosas m¨¢s raras hemos visto en juicios.
Erich Fromm plante¨® todas las posibilidades de la necrofilia, describi¨¦ndola como "la atracci¨®n apasionada por todo lo muerto, corrompido, p¨²trido y enfermizo; es la pasi¨®n de transformar lo viviente en algo no vivo, de destruir por destruir, y el inter¨¦s exclusivo por todo lo puramente mec¨¢nico. Es la pasi¨®n de destrozar las estructuras vivas¡±. Y actos necr¨®filos han sido perpetrados tambi¨¦n por asesinos, quienes adem¨¢s de practicar sexo con muertos demostraron haber sido unos aut¨¦nticos s¨¢dicos con sus v¨ªctimas.?
LA SEDUCCI?N DE LA MUERTE.
?Qu¨¦ tienen los muertos para pon¨¦rsela dura a m¨¢s de uno? Seg¨²n los psic¨®logos: que quieren amantes sumisos. La sumisi¨®n es en realidad lo que reporta placer al necr¨®filo. Al poco de estallar el esc¨¢ndalo de Jimmy Savile, expresentador estrella de la BBC al que se le adjudican cientos de abusos de menores, se le reportaron otro tanto de relaciones sexuales con cad¨¢veres de morgues de hospitales. En uno y otro caso, la persona con la que se ten¨ªan relaciones sexuales no pod¨ªa impedir que se llevaran a cabo. De hecho, el consentimiento es una de las bases jur¨ªdicas de la necrofilia para ser considerada delito, porque se presume que la persona no habr¨ªa consentido ese acto de estar viva. Menuda escandalera se mont¨® en Suecia cuando las Juventudes del Partido Popular Liberal sueco (LUF) defendieron legalizar la necrofilia "siempre y cuando exista un documento escrito en el que la persona muerta declare que desea seguir teniendo sexo despu¨¦s de su fallecimiento". Semejante declaraci¨®n la hizo Cecilia Johnsson, uno de sus miembros m¨¢s relevantes. Los reproches llegaron desde su mismo partido, Carl B.Hamilton, exdiputado liberal, directamente los llam¨® "imb¨¦ciles".
Pero la pasi¨®n o al menos la debilidad sexual hacia los muertos metidos tambi¨¦n tiene su lado m¨¢s inocente. Anneke Necro es una actriz porno que trabaja para Erika Lust y sus orgasmos son dignos de ser disfrutados. Entre sus muchas debilidades tambi¨¦n est¨¢ la est¨¦tica necr¨®fila. Para ella es un fetiche como otro cualquiera y no es m¨¢s que la atracci¨®n hacia lo oscuro, hacia lo m¨®rbido.
Su pr¨®ximo proyecto pasa por escribir los guiones de escenas que ella misma interpretar¨¢ en las que incluir¨¢ sexo con muertos. "Evidentemente, no habr¨¢ muertos reales, pero s¨ª ser¨¢n historias en las que se recrear¨¢ el sexo con muertos", reconoce. Cuando menos, esas escenas pornogr¨¢ficas tambi¨¦n dar¨¢n qu¨¦ hablar. Y, conociendo su elegancia para todo, hasta gustar¨¢n. ?Apuestan?
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