La belleza secreta de los relojes
U N RELOJ puede contener un jard¨ªn, tambi¨¦n la cueva de Al¨ª Bab¨¢. La cuenta del tiempo pesa poco en el frondoso vergel de rub¨ªes y diamantes del Grand Soir Botanic, una pieza ¨²nica que Dior ha puesto a la venta por m¨¢s de 200.000 euros en la ¨²ltima feria Baselworld, el encuentro de relojeros m¨¢s importante del mundo que se celebra cada primavera en Basilea (Suiza). Pero ?qui¨¦n compra relojes cuando la hora est¨¢ presente en nuestro m¨®vil, en la pantalla del ordenador y en tantos electrodom¨¦sticos? El resurgir de este sector tiene m¨¢s que ver con la imaginaci¨®n y los oficios art¨ªsticos que con la tecnolog¨ªa y la medici¨®n del tiempo. Laurence Nicolas, CEO de la divisi¨®n de relojer¨ªa y joyer¨ªa de Dior, habla del hedonismo de los usuarios. ¡°Un reloj es hoy un aparato de emociones, no un s¨ªmbolo de precisi¨®n ni una m¨¢quina racional¡±, asegura esta ejecutiva. Lo saben los artesanos que llegan a trabajar en La Chaux-de-Fonds, la capital relojera del planeta donde Daniel Jeanrichard inici¨®, a mediados del siglo XVIII, no solo una industria, sino tambi¨¦n la manera de transmitir su conocimiento. Cien kil¨®metros hacia el noreste, en Basilea, se re¨²nen cada a?o las maisons de haute couture relojera para presentar sus nuevos modelos. La pericia de los artesanos m¨¢s sagaces es la responsable de que los relojes suizos est¨¦n ahora en manos de quienes son capaces de trabajar mejor la fantas¨ªa que la precisi¨®n. Sin embargo, salta a la vista que el despilfarro de imaginaci¨®n de estos cron¨®grafos los convierte en joyas parad¨®jicas: se necesita una lupa para ver los 200 componentes que construyen el microcosmos de la esfera del Grand Soir Botanic de Dior. Estamos en la era de los relojes secretos. ¡°El lujo ¨ªntimo¡±, lo llama Nicolas.
pulsa en la fotoRecreaci¨®n del vestido Zaire (temporada oto?o-invierno de 1954) de Dior que ha inspirado algunos de sus nuevos relojes.Anne Menke
Uno de los consumidores que asistieron a la ¨²ltima edici¨®n del evento suizo (celebrado a finales de marzo) se interes¨® por uno de los vergeles de piedras preciosas recreados en las esferas de la colecci¨®n de los ocho Botanic que presentaba la casa francesa. ¡°Desp¨ªdase, ya solo podr¨¢n verlo el coleccionista y sus amigos¡±, sentenciaba su responsable de comunicaci¨®n. La firma de moda juega con esa ambig¨¹edad entre la exhibici¨®n y el misterio que se esconde en cada uno de sus relojes, a los que Dior bautiza como timepieces. Laurence Nicolas cuenta que todas sus piezas tienen maquinaria suiza, pero algunos acabados los ultiman en el atelier parisiense donde firman sus vestidos de noche. Los modelos que han construido los 70 a?os de historia de la empresa han inspirado algunas de esas esferas. Tanto es as¨ª que la ¨²ltima colecci¨®n presentada en Basel?world estuvo arropada por miniaturas de algunas de sus prendas couture m¨¢s ic¨®nicas.
¡°Un reloj es un aparato de emociones, no un s¨ªmbolo de precisi¨®n ni una m¨¢quina racional¡±.
¡°Nuestros joyeros trabajan con la misma exigencia que monsieur Dior le imprimi¨® a la marca cuando la cre¨®: el interior debe ser tan perfecto como el exterior¡±, apunta la presidenta de la divisi¨®n. Tal vez por eso casi todas las colecciones rinden homenaje al creador de la firma: de los jardines que cultivaba a las constelaciones en las que apoyaba su superstici¨®n, pasando por la rosa de los vientos que, en 1946, encontr¨® frente al n¨²mero 30 de la Avenue Montaigne de Par¨ªs, donde levant¨® su taller. ¡°El diablo est¨¢ en los detalles¡±, recuerda Nicolas. En elementos que a veces son tan espectaculares como las 25 plumas de Gallus gallus ¨Cel ancestro asi¨¢tico de los gallos dom¨¦sticos¨C que forman parte de la maquinaria del Grand Bal Plume, un capricho complejo porque la masa oscilante que marca las horas debe tener un peso espec¨ªfico. Tanta sofisticaci¨®n ¡°dificulta la lectura de la hora¡±, admite Nicolas. ¡°La t¨¦cnica est¨¢ al servicio de la creaci¨®n. Casi todas las marcas trabajan la precisi¨®n y luego buscan una est¨¦tica. Nosotros funcionamos al rev¨¦s¡±, a?ade.
Pero ?c¨®mo ha conseguido legitimidad una marca como Dior, sin ra¨ªces en el mundo de la relojer¨ªa? ¡°No estamos aqu¨ª para crear reducciones femeninas de los relojes masculinos. Dise?amos para mujeres que se oponen a eso. Tratamos de ser leales al legado de Christian Dior, un hombre que quiso hacer de cada mujer una princesa ¨²nica y diferente, no la versi¨®n seriada de la princesa del cuento de hadas¡±.
Feria de Basilea, dise?o en hora
BASELWORLD se dispu??ta con el Sal¨®n Internacional de Alta Relojer¨ªa (SIHH, en sus siglas en franc¨¦s) de Ginebra la reuni¨®n anual de los relojes m¨¢s inesperados, y de los pabellones m¨¢s lujosos. El premio Pritzker de arquitectura Toyo Ito firm¨® hace un lustro el que todav¨ªa utiliza Herm¨¨s, que ya ha anunciado su traslado a Ginebra en la pr¨®xima edici¨®n. En Basilea se dan cita las grandes marcas relojeras, las casas de moda y las de alta costura. Desde cl¨¢sicos de la alta relojer¨ªa como Patek Philippe o Rolex hasta firmas m¨¢s accesibles como Calvin Klein.
El elegante modelo Chic de esta ¨²ltima casa confirma, con su esfera vac¨ªa, el peso creciente del dise?o en esta industria. Sin embargo, como sucede con las piezas de otras firmas, no facilita la lectura de la hora.
En Rado apuestan tambi¨¦n por esta est¨¦tica depurada. El austriaco Rainer Mutsch, dise?ador del True Stratum (2.160 euros), ha buscado ¡°hacer visibles las tres dimensiones de su esfera¡±. Los detalles de este modelo, realizados en la cer¨¢mica tecnol¨®gica que es el ADN de esta marca, son casi invisibles. Aunque demuestran que, incluso en los relojes m¨¢s deportivos, el ingenio, por encima de la precisi¨®n, es el argumento que ha transformado los relojes de m¨¢quinas del tiempo en s¨ªmbolos exclusivos.
Aunque tambi¨¦n hay lugar para trabajos preciosistas, aut¨¦nticos alardes artesanales como los modelos Petite Heure Minute (39.400 euros), de Jaquet Droz, que llevan un le¨®n o un flamenco dibujados a mano en las esferas. O el Villeret 8 Jours ?Manuelle (151.000 euros), de ?Blancpain, una pieza ¨²nica en cuya esfera dos vacas combaten ante la monta?a m¨ªtica de Matterhorn. Historiados o futuristas, ratifican el auge del reloj art¨ªstico sobre el ?puramente t¨¦cnico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.