Una respuesta diferente para Catalu?a
La radicalizaci¨®n de una parte de la sociedad catalana no es ajena a la propaganda lanzada sistem¨¢ticamente durante a?os por los secesionistas. La soluci¨®n ahora no pasa por singularizar a ese territorio, sino por federar Espa?a
Mientras para algunos no hay soluci¨®n posible al ¡°problema de Catalu?a¡± que no pase por celebrar un refer¨¦ndum de secesi¨®n, y otros proponen abordarlo en t¨¦rminos de ¡°encaje¡±, concepto de resonancias ortop¨¦dicas que, en cualquier caso, nos conduce a una apuesta por una v¨ªa singular y espec¨ªfica, a mi modo de ver, la respuesta ha de ser otra, muy diferente, sobre la que m¨¢s adelante hablar¨¦. Vayamos por partes. Las dos anteriores propuestas son rutas equivocadas porque, entre otras razones, parten de un an¨¢lisis err¨®neo de lo que ha sucedido en Catalu?a en la ¨²ltima d¨¦cada. Contrariamente a la afirmaci¨®n bastante extendida de que el independentismo es un fen¨®meno social de una gran transversalidad, en realidad lo que vemos cuando estudiamos los microdatos que suministra la propia Generalitat, a trav¨¦s del Centre d'Estudis i Opini¨® (CEO), es diferente.
Otros art¨ªculos del autor
El informe de los profesores Albert Satorra (UPF), Montserrat Baras (UAB) y Josep M. Oller (UB), titulado La Catalu?a inmune al proceso, elaborado desde el Observatorio Electoral de Catalu?a para SCC, destaca que quien se ha movido hacia el independentismo es una franja social muy concreta. Lo que se ha producido es una radicalizaci¨®n pol¨ªtica entre los catalanohablantes que hace 10 a?os se sent¨ªan m¨¢s catalanes que espa?oles o exclusivamente catalanes. Si en 2006 los que rechazaban compartir cualquier sentimiento de espa?olidad representaban solo al 30%, 10 a?os m¨¢s tarde, como consecuencia del ¡°proceso¡±, esa cifra ha escalado hasta el 48%. Este cierre identitario de una parte notable de los que tienen el catal¨¢n como lengua de identificaci¨®n ha hecho disminuir, en cascada, los otros sentimientos duales, particularmente el porcentaje de los que se defin¨ªan tan catalanes como espa?oles (del 26% a solo el 14%). En cambio, hay una Catalu?a castellanohablante, que representa al 42% de la poblaci¨®n, y otra m¨¢s minoritaria (14,5%) que considera como propias ambas lenguas por igual que no han experimentado cambios sustanciales entre 2006 y 2016 en sentimiento identitario. Y que se mantiene pr¨¢cticamente inmune al proceso soberanista. El grupo que se considera tan catal¨¢n como espa?ol entre los castellanohablantes se sit¨²a en el 60%, cifra muy parecida a lo que encontramos en otras partes de Espa?a, mientras en los catalanes biling¨¹es se mantiene en un s¨®lido 48%.
El auge secesionista en Catalu?a no ha sido un fen¨®meno de abajo a arriba sino al rev¨¦s
Si del sentimiento identitario pasamos a la pol¨ªtica, vemos que existe una estrecha relaci¨®n entre grupo etnoling¨¹¨ªstico e independencia. No disponemos de datos comparativos porque hace 10 a?os el CEO no preguntaba de forma binaria por la hip¨®tesis de la secesi¨®n. En relaci¨®n a 2016, lo que salta a la vista cuando se desagregan los datos es que hay dos Catalu?as antag¨®nicas. El 77,6% de los catalanohablantes apoyar¨ªa la secesi¨®n, mientras el 73% de los castellanohablantes la rechazar¨ªa. En ambos grupos los que discrepar¨ªan del criterio mayoritario respectivo se mover¨ªa en torno al 16%. En cambio, los biling¨¹es rechazar¨ªan la independencia de manera m¨¢s moderada (46% contra 36%), mientras los hablantes de otras lenguas no espa?olas, que representan solo al 2,5% de la sociedad catalana, ser¨ªan mucho m¨¢s rotundos en su negativa (57%).
Ahora bien, la pregunta que plantea dicho estudio es si existe alg¨²n factor diferente de la lengua ¡ªa la que en ning¨²n caso se puede culpabilizar¡ª que explique estas variaciones tan substanciales. Y la sospecha recae inmediatamente sobre los medios de comunicaci¨®n, cuyo papel conecta con un fen¨®meno sociol¨®gico m¨¢s all¨¢ de Catalu?a denominado ¡°democracia de audiencias¡±. No solo es generalmente admitido que la radio, la televisi¨®n y la agencia de noticias dependientes de la Generalitat tienen un evident¨ªsimo sesgo a favor de la causa independentista desde que se puso en marcha el ¡°proceso¡± en 2012, sino que en la propia encuesta del CEO aparece una correlaci¨®n notable entre voto separatista y consumo de informativos de TV3 que alcanza el 75%. En cambio, entre los que se informan por otros canales o medios se sit¨²a en el 28%. Estos y otros datos, que ahora no es posible detallar, ponen de manifiesto que los medios financiados con fondos p¨²blicos, a los que habr¨ªa que a?adir el papel de algunos privados tendenciosamente subvencionados, han actuado como correa de transmisi¨®n del separatismo. La radicalizaci¨®n de una parte de la sociedad catalana no es ajena a la propaganda sistem¨¢tica durante a?os. El auge secesionista no ha sido un fen¨®meno de abajo/arriba sino al rev¨¦s: el resultado de una estrategia desde el poder auton¨®mico en el marco de una coyuntura muy concreta. El psiquiatra Adolf Tobe?a ha escrito un libro imprescindible, La pasi¨®n secesionista (2017), que permite entender en clave etnocultural c¨®mo ha funcionado esta operaci¨®n mediante la cual unas ¨¦lites territoriales, ante la extrema fragilidad de Espa?a en 2012, vieron la oportunidad de alzarse con el poder soberano. Un objetivo que parec¨ªa contar con expectativas de victoria y que logr¨® la adhesi¨®n de amplios sectores de las clases medias y profesionales. Esto es en esencia lo que ha ocurrido en Catalu?a. La ola alcanz¨® su elevaci¨®n m¨¢xima en las elecciones de 2015, que fueron convocadas en clave plebiscitaria, pero hoy parece remitir.
Hay que recuperar a esa parte de la sociedad catalana que ha dejado de sentirse espa?ola
Hecho el diagn¨®stico, cualquier soluci¨®n que se plantee ha de contar, en primer lugar, con una estrategia para equilibrar la influencia propagand¨ªstica del secesionismo sobre la poblaci¨®n catalanohablante y desmentir su relato de agravios y opresi¨®n. Cualquier cosa que se haga si no incluye una pol¨ªtica de comunicaci¨®n que logre penetrar en ese cintur¨®n medi¨¢tico fracasar¨¢, pues ser¨¢ tachada de ¡°insuficiente¡±, se la descalificar¨¢ por ¡°llegar¨¢ tarde¡± o, sencillamente, no se hablar¨¢ de ella. En segundo lugar, hay que combatir la idea de celebrar un refer¨¦ndum no solo porque sea ilegal, sino sobre todo porque ser¨ªa socialmente indeseable: dividir¨ªa a la sociedad catalana en dos mitades a partir de unas coordenadas etnoling¨¹¨ªsticas. En tercer lugar, hablar de una ¡°tercera v¨ªa¡± como una f¨®rmula de acomodo singular de Catalu?a en Espa?a es alimentar el error de la ¡°conllevanza¡± orteguiana, que solo alimenta al nacionalismo y debilita el proyecto com¨²n, como muy bien ha explicado desde esta misma p¨¢gina Juan Claudio de Ram¨®n. Lo que toca hacer es afrontar la reforma del Estado, arreglar las disfunciones del modelo auton¨®mico en clave federal, abanderar el pluriling¨¹ismo en Espa?a y la defensa activa del biling¨¹ismo. La soluci¨®n no pasa por singularizar Catalu?a, sino por federar Espa?a, culminar lo que ya estaba en el debate constitucional de 1978, con un discurso que rebase lo jur¨ªdico y entre en el terreno de lo emocional para recuperar a esa parte de la sociedad catalana que ha dejado de sentirse espa?ola.
Joaquim Coll es historiador y fundador de Societat Civil Catalana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.