¡°La violencia de g¨¦nero es una lacra oculta en Senegal¡±
La Asociaci¨®n de Juristas Senegalesas recibe la Medalla de la Cruz Roja por defender a las mujeres
En un peque?o despacho de la segunda planta del Tribunal Departamental de Pikine, en Dakar, la capital de Senegal, la juez especializada en asuntos de familia y menores Aissetou Kant¨¦ no tiene un segundo de reposo. Es una de las pocas magistradas en ejercicio de este pa¨ªs y ha convertido su carrera y su vida en una lucha por los derechos de las mujeres y los ni?os. ¡°Hay un c¨¢ncer que gangrena a la sociedad senegalesa y dir¨ªa que a la africana en general, una lacra¡±, asegura, ¡°y es la violencia de g¨¦nero, f¨ªsica, moral y econ¨®mica, que existe y mucho aunque hasta hace poco las mujeres no se expresaban libremente sobre ella¡±, asegura.
Miembro activo de la Asociaci¨®n de Juristas Senegalesas (AJS) que este jueves recibe la Medalla de Oro de la Cruz Roja en un acto que se celebra en Sevilla, su aut¨¦ntica obsesi¨®n es dar a conocer los derechos de ellas entre la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable. ¡°Las leyes est¨¢n escritas en franc¨¦s y muchas mujeres son analfabetas. Por eso en la asociaci¨®n hemos creado las boutiques de derechos, en barrios populares como Pikine y Medina, pero tambi¨¦n en las regiones m¨¢s rurales y apartadas, como Kedougou, Kaolack, Kolda o Thi¨¨s¡±.
La violencia machista es un ejemplo de ese desconocimiento. ¡°Los maridos pegan a sus mujeres y el asunto suele quedar dentro de las paredes de la casa. En nuestra cultura tradicional se establece que la mujer no puede decir nada porque para ir al Para¨ªso hay que obedecer al hombre¡±, explica. Kant¨¦ advierte de que la violencia en el matrimonio ¡°es un delito y si la v¨ªctima es la mujer es un agravante penado con dos a?os de prisi¨®n. Hay que denunciar y afortunadamente las mujeres empiezan a hacerlo¡±.
Su posici¨®n, considerada radical en parte de la sociedad, ha llevado a que las miembros de la AJS sean calificadas despectivamente de ¡°mujeres libres¡±, ¡°insumisas¡± o ¡°lesbianas¡±, pero eso no inmuta a Kant¨¦. ¡°Hay un aspecto en la legislaci¨®n que tenemos que cambiar ya. Si una mujer rechaza sexualmente a su marido esto es causa suficiente de divorcio para ¨¦l. En este pa¨ªs se producen muchas violaciones fruto de la pobreza, de la promiscuidad, de la creencia de los hombres de que pueden poseer a las mujeres a su antojo. Pero tambi¨¦n existen en el matrimonio y no est¨¢n tipificadas como tal, est¨¢n invisibilizadas¡±, a?ade.
Otro caballo de batalla de Kant¨¦ es el aborto, que en Senegal s¨®lo est¨¢ autorizado en caso de peligro para la vida de la mujer o el beb¨¦. ¡°Hay que ampliar los supuestos a casos de violaci¨®n, incestos y otros. Hay mucha interrupci¨®n del embarazo clandestina porque s¨®lo es para ricos, los pobres no pueden acceder, y las consecuencias son nefastas, muertes, infecciones. Esta sociedad no est¨¢ preparada para un aborto totalmente libre, sobre todo porque los l¨ªderes religiosos se oponen, pero las mujeres creemos que hay que ampliar los supuestos¡±, explica.
Senegal vive en la aparente contradicci¨®n de ser un pa¨ªs firmemente anclado en sus tradiciones y a la vez abierto a influencias externas, lo que se pone de manifiesto, por ejemplo, en el hecho de que cuente con una progresista ley de paridad, ¡°un paso adelante pero insuficiente¡± a juicio de Kant¨¦, y que sin embargo las pr¨¢cticas homosexuales est¨¦n penadas con la c¨¢rcel. Otra muestra es la mutilaci¨®n genital femenina. La ley la proh¨ªbe, pero la tradici¨®n hace que se siga practicando de manera clandestina. ¡°Son pr¨¢cticas nefastas, pero la gente no denuncia. El Estado debe seguir sensibilizando y los ciudadanos tienen que acudir a la Justicia, nosotros no podemos actuar si no nos llegan los casos¡±.
La juez sabe bien de las dificultades que sufren las ni?as para desarrollar una carrera profesional. Sus padres, de origen humilde, llegaron a Dakar procedentes de Ziguinchor e hicieron todo lo posible por darle unos estudios. ¡°Yo ten¨ªa que dictarle la lecci¨®n a mi madre cada d¨ªa y hasta que no tuve quince a?os no me di cuenta de que ella, en realidad, no sab¨ªa leer. Me cog¨ªa los libros y cuando me ve¨ªa dudar me hac¨ªa empezar de nuevo, pero en realidad ella no estaba leyendo, no sab¨ªa. Eso me impresion¨®¡±.
¡°Este no es un pa¨ªs igualitario pese a lo que digan las leyes. En la sociedad senegalesa hay una preponderancia de lo masculino, los hombres siguen creyendo que son superiores¡±, apunta, deslizando una cr¨ªtica sobre una pr¨¢ctica com¨²n en muchos pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana. ¡°La poligamia, por ejemplo, es sin¨®nimo de violencia porque no hay igualdad en ella. Puede que no sea f¨ªsica, pero es moral. Por mi trabajo y experiencia puedo decir que esta costumbre es fuente de enormes problemas que acaban en mi despacho¡±.
En la actualidad, la Asociaci¨®n de Juristas Senegalesas colabora con la Cruz Roja Espa?ola en un proyecto para divulgar y defender los derechos de las mujeres del que Kant¨¦ habla con entusiasmo. ¡°Hemos conseguido buenos resultados. La violencia de g¨¦nero ya es un tema de debate del que antes apenas se hablaba, por ejemplo¡±, observa.
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