De la agitaci¨®n cultural al 'ring' de boxeo
E N LA PUERTA, tan discreta que hace falta mirar dos veces, un temible encapuchado corta el paso. Con el gesto impert¨¦rrito, solo atiende al sonido de un santo y se?a: ¡°Viva Giordano Bruno. ?Iglesia infame!¡±. Una vez sorteada su imponente presencia, la oscuridad va ganando terreno con cada pelda?o descendido hacia las tripas del local que custodia. Solo unos neones fluorescentes flotan sobre la pared, que se desluce progresivamente en penumbras hasta acariciar el subsuelo. All¨ª, en el sepulcral silencio de un s¨®tano perdido en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s, aguarda un enmascarado en el centro de un ring de boxeo. Cuando el centenar de invitados ya est¨¢n en la sala, el misterioso anfitri¨®n se despoja de su careta. Las luces suben de intensidad y el rostro del editor y escritor Servando Rocha se revela. Cuando la ceremonia haya terminado, este extra?o local retomar¨¢ su verdadero uso: una sauna oscura para mantener relaciones sexuales con desconocidos. Un espacio secreto donde ahora se desvela otro secreto: un nuevo evangelio en la religi¨®n de La Felguera.
Con una creciente legi¨®n de fieles, el pasado marzo esta editorial independiente organiz¨® as¨ª, en un cuadril¨¢tero, uno de los actos de presentaci¨®n de su ¨²ltimo libro: La horda. Una revoluci¨®n m¨¢gica, firmado por el propio Rocha (Santa Cruz de la Palma, 1974), tambi¨¦n fundador y director de la empresa. El canario ya tiene acostumbrados a sus seguidores a realizar eventos insospechados ¨Cen un cementerio, en un barrio que en su d¨ªa fue nido de criminales¡¨C para dar a conocer sus novedades. Con ensayos en torno a los resurreccionistas (ladrones de cad¨¢veres que se vend¨ªan a anatomistas) o sobre las utop¨ªas que se esconden bajo la tierra, la creciente popularidad de sus propuestas parece s¨ªntoma de que estos temas ¡°en realidad interesan a mucha gente¡±.
Al igual que La horda, algunas de las esot¨¦ricas historias que engordan su cat¨¢logo las escribe el mismo Rocha. Relatos como El ej¨¦rcito negro, sobre un grupo de forajidos motorizados, o La facci¨®n can¨ªbal, que aborda la fascinaci¨®n que lo macabro ha ejercido sobre artistas y poetas. Hasta hace un par de a?os, Rocha fue tambi¨¦n bater¨ªa de la banda de punk-rock Muletrain y en paralelo hoy a¨²n ejerce la abogac¨ªa. ¡°Aunque cada vez menos. Y, la verdad, no lo echo en falta¡±, confiesa el canario, un tipo alto, sonriente, con ese acaramelado acento isle?o.
Surgida en 1996 como ¡°un colectivo de agitaci¨®n cultural vinculado a la guerrilla de la comunicaci¨®n¡±, La Felguera se fue transformando a partir de 2010. Tras varios a?os de acciones art¨ªsticas inspiradas ¡°en el juego de las vanguardias¡± ¨Cdesde disfrazarse de hombres lobo a las puertas del Congreso hasta repartir falsos villancicos frente a un centro comercial para denunciar la ¡°complacencia¡± de las fiestas¨C, el grupo se disolvi¨® para concentrarse en la labor editorial. En estas dos d¨¦cadas, como explica Rocha, el proyecto ¡°ha ido cambiando con la gente¡± que lo ha conformado. ¡°As¨ª que lo veo como a un hijo¡±. Ahora ¨¦l y Beatriz Egea llevan las riendas junto a colaboradores como el ilustrador Mario Rivi¨¨re o los redactores de Agente Provocador, su revista en papel y online, cimentada tambi¨¦n sobre bases contraculturales.
Vinculada a la cr¨ªtica y el activismo pol¨ªticos, La Felguera bebe de experimentos como el dada¨ªsmo y el situacionismo. Aunque al final del d¨ªa la rutina de Rocha no deja de ser la ¡°normal, como la de mucha gente¡±. ¡°Con una agenda bien llevada, hasta tengo tiempo para leer o escuchar m¨²sica¡±, se r¨ªe el editor, que asegura que si a alguien le resulta dif¨ªcil imaginar de d¨®nde saca la inspiraci¨®n para las materias que trata en sus libros es porque no se conoce a sus amigos. ¡°Todos estamos metidos en estos temas, as¨ª que andamos por ah¨ª con la cabeza llena de locuras¡±
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