Reformas para el euro
Europa no prosperar¨¢ con pol¨ªticas de austeridad y con el super¨¢vit alem¨¢n
La elecci¨®n de Emmanuel Macron como presidente de Francia refuerza el debate, siempre latente, de cu¨¢l es la pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s adecuada para la eurozona y las reformas que son necesarias para avanzar en la idea de una econom¨ªa com¨²n o, por lo menos, articulada. Las propuestas de Macron apuestan por reformar y ampliar los estrechos l¨ªmites de la ortodoxia del ajuste y el control del d¨¦ficit a cualquier costa: un presupuesto com¨²n con un ministro de Finanzas tambi¨¦n com¨²n, un cambio en las reglas del ajuste fiscal, elaborar un plan de inversiones para la zona y persuadir (otra intenci¨®n no cabe) de que los super¨¢vits comercial y fiscal son un factor de desigualdad y debilidad para el conjunto de la econom¨ªa europea.
La respuesta alemana ha sido g¨¦lida; que cada pa¨ªs aplique las reformas internas que crea conveniente. La posici¨®n pol¨ªtica de Alemania, propugnada por Wolf-gang Sch?uble con el Bundesbank y el apoyo pol¨ªtico de Angela Merkel, es sencilla: solo es inviolable la regla de la contenci¨®n del d¨¦ficit y la reducci¨®n de la deuda para los pa¨ªses en situaci¨®n de inestabilidad financiera. Berl¨ªn act¨²a como el guardi¨¢n de las esencias sin compromiso real con la econom¨ªa com¨²n.
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La econom¨ªa europea, incluso en el caso de los pa¨ªses que est¨¢n creciendo m¨¢s, necesita reformas urgentes y una nueva estructura pol¨ªtica. Como demuestran las previsiones de la Comisi¨®n, el crecimiento econ¨®mico del conjunto del ¨¢rea es insuficiente (con suerte alcanzar¨¢ el 2% en 2019), el paro todav¨ªa es muy elevado y persisten los problemas de deuda en los pa¨ªses m¨¢s afectados por la crisis. La pol¨ªtica inmisericorde de ajustes (abrazada con entusiasmo por algunos Gobiernos, todo hay que decirlo) es la causa de las dificultades de crecimiento arm¨®nico e impide, al esterilizar la generaci¨®n de riqueza para el conjunto social, reducir la deuda de forma significativa.
Macron acierta al insistir en que se revisen algunos de los criterios sagrados de la pol¨ªtica econ¨®mica de Bruselas; la austeridad ¡ªpensada para que los pa¨ªses del Norte se salven de una contribuci¨®n que consideran excesiva¡ª es un freno para el crecimiento mundial. No es viable un ¨¢rea monetaria sin un criterio econ¨®mico com¨²n, por b¨¢sico que sea; ni tampoco un crecimiento ordenado si el pa¨ªs central acumula super¨¢vit comercial y fiscal a costa de los flujos comerciales y financieros de los pa¨ªses del Sur. Francia, por la cuenta que le trae, lo ha recordado. Adem¨¢s, Espa?a se ha sumado al ¨¢nimo reformista con las propuestas de Econom¨ªa para refundar el euro; propuestas que tienen m¨¢s de un punto de contacto con las de Macron. La transferencia de una parte de la soberan¨ªa fiscal y eliminar los obst¨¢culos a la movilidad laboral deben ser preocupaciones prioritarias.
La consecuencia deber¨ªa estar bien clara: la econom¨ªa del euro, pr¨¢cticamente estancada, exige ya un pacto para limitar el super¨¢vit alem¨¢n, un acuerdo pol¨ªtico para agilizar un plan de inversiones conjunto ¡ªel empleo juvenil lo agradecer¨¢¡ª y relajar las exigencias fiscales en los pa¨ªses que ya han sufrido las penas de los ajustes. La siguiente fase, que pol¨ªticamente hoy es de imposible planteamiento, es financiar la inversi¨®n europea en los pa¨ªses con mayor desempleo mediante eurobonos.
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