Reconversi¨®n en la estiba
La nueva reforma de Fomento deber¨ªa ser suficiente para culminar la liberalizaci¨®n
El Gobierno ha aprobado un nuevo decreto ley para reformar el mercado de la estiba que, en principio, promete tener m¨¢s ¨¦xito que el anterior, rechazado en el Congreso por los votos de la oposici¨®n el pasado 16 de marzo. Los sindicatos, recelosos, han presentado ya un nuevo preaviso de huelga. Pero, en conjunto, el Gobierno afronta en mejores condiciones el tr¨¢mite en el Congreso. La reforma de la estiba se ha convertido en un problema pol¨ªtico que es necesario superar con rapidez y solvencia.
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El problema de fondo no est¨¢ tanto en los cambios que introduce el nuevo decreto ley (mediaci¨®n para garantizar los puestos de trabajo, supresi¨®n del recargo a la cuota empresarial a la Seguridad Social por los contratos temporales, eliminaci¨®n del requisito del t¨ªtulo de Formaci¨®n Profesional), que son importantes, como en la percepci¨®n, evidente en marzo, de que no se hab¨ªan agotado todas las posibilidades de negociaci¨®n entre el Gobierno, las empresas y los sindicatos. Fomento descuid¨® tambi¨¦n lo que deber¨ªa haber sido una negociaci¨®n paralela con Bruselas para atemperar las fechas de aplicaci¨®n de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea. En la medida en que ??igo de la Serna env¨ªe al Congreso un texto legal que recoja un pacto firme con empresas y sindicatos, ser¨¢ aprobado por la C¨¢mara y se conjurar¨¢ la amenaza de pagar una sanci¨®n de 134.000 euros diarios.
El fondo t¨¦cnico de la reforma de la estiba casi se reduce a una reconversi¨®n, con complicaciones adheridas pero secundarias. Al final, se trataba de pactar calendarios de liberalizaci¨®n, de garantizar en la medida de lo posible los empleos actuales, aplicar compensaciones y de proceder a una regulaci¨®n en gran parte decidida desde instancias jur¨ªdicas europeas. Nada que no se hubiera hecho antes. Y antes podr¨ªa haber acabado si se hubiera gestionado con tacto negociador.
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