Kristen Stewart, fantasmas y thriller er¨®tico noventero: llega la peli incomprendida de Cannes
?C¨®mo mezclar una pel¨ªcula de fantasmas con el glamour del mundo de la moda y el thriller er¨®tico noventero? Olivier Assayas tiene la respuesta en 'Personal Shopper', una de las pel¨ªculas m¨¢s descaradas, y tambi¨¦n m¨¢s cool, de la temporada
Se present¨® en la pasada edici¨®n del Festival de Cannes y como todas las obras verdaderamente arriesgadas y dispuestas a dinamitar convenciones, fue una de las grandes incomprendidas. A pesar de todo, el jurado le otorg¨® a Olivier Assayas el premio a la mejor direcci¨®n. Parad¨®jico si tenemos en cuenta que la Palma de Oro fue a parar a Ken Loach por Yo, Daniel Blake: el film m¨¢s chispeante y moderno del a?o, frente al m¨¢s discursivo y viejuno.
Sus protagonistas siempre son hero¨ªnas, mujeres fuertes pero que se encuentran en un momento de desorientaci¨®n vital
Afortunadamente el tiempo lo pone todo en su sitio y ahora podemos disfrutar en todo su esplendor de una pel¨ªcula que nos devuelve al Olivier Assayas m¨¢s retoz¨®n y experimentador, el de pel¨ªculas como Boarding Gate (2007), Demonlover (2002) o Irma Vep (1996), en las que jugaba e hibridaba los g¨¦neros a su antojo, utilizando ingredientes considerados de derribo para convertirlos en aut¨¦ntica vanguardia cinematogr¨¢fica, reformulando la Serie B, el exploitation y el hard boiled para impregnarlos de una capa de intelectualidad y de sofisticaci¨®n formal.
Pero m¨¢s all¨¢ del estilo, Assayas siempre ha utilizado estas historias para hablar del mundo en el que vivimos. Estas pel¨ªculas se convierten as¨ª en f¨¢bulas en torno al derrumbe de los valores en la sociedad contempor¨¢nea. Desde el capitalismo devorador, las intrigas econ¨®micas internacionales y los avances tecnol¨®gicos a las adicciones y las torturas ¨ªntimas emocionales. Sus protagonistas siempre son hero¨ªnas, mujeres fuertes pero que se encuentran en un momento de desorientaci¨®n vital. Tanto Asia Argento en Boarding Gate, Connie Nielsen en Demonlover, como Maggie Cheung en Irma Vep, se encuentran a la b¨²squeda de s¨ª mismas, perdidas y atrapadas en un entorno muy hostil del que no pueden escapar. Tambi¨¦n Kristen Stewart en Personal Shopper.
La nueva musa de Assayas (ya colabor¨® con ¨¦l en su anterior trabajo, Viaje a Sils Maria junto a Juliette Binoche), interpreta a Maureen, una joven que acaba de pasar por un proceso traum¨¢tico, la muerte de su hermano gemelo, con el que compart¨ªa una anomal¨ªa card¨ªaca. Trabaja en Par¨ªs como asistente personal de una celebrity, Kyra (Nora von Waldst?tten) a la que escoge los estilismos, y junto a ella accederemos a las tiendas m¨¢s exclusivas de la Rive Gauche, entre ellas al atelier de Chanel, a la Maison Dior o a la joyer¨ªa Cartier. Maureen se dejar¨¢ atrapar por el lujo, que parece asquear, pero al mismo tiempo atraerle de una manera confusa, lo que la llevar¨¢ a desarrollar una oculta perversi¨®n: la tentaci¨®n por lo prohibido, por querer ser alguien que en realidad no es. Por eso se probar¨¢ a escondidas los vestidos de Kyra, se subir¨¢ encima de sus tacones de marca y se erotizar¨¢ con el contacto de las telas en su piel, mir¨¢ndose en el espejo con deleite fetichista.
Esta parte mundana y fr¨ªvola de su personalidad chocar¨¢ diametralmente con una dimensi¨®n espiritual que la conecta con la parapsicolog¨ªa. Porque Maureen tiene la capacidad de ver fantasmas, de contactar con ellos¡ es una m¨¦dium. Y su m¨¢xima obsesi¨®n es esperar que su hermano le indique que se encuentra bien en el m¨¢s all¨¢ para quedarse tranquila. Pero nuestra protagonista est¨¢ muy lejos de encontrar la paz. Toda una serie de fuerzas, reales o extrasensoriales se encargar¨¢n de desestabilizarla. Los espectros con los que se encuentra son de lo m¨¢s agresivos, hasta le vomitan ectoplasma encima, y para colmo comenzar¨¢ a recibir mensajes en el m¨®vil de una presencia intimidatoria.
Los fantasmas que aparecen son un poco de pacotilla. Los verdaderos, los que de verdad m¨¢s asustan, son los que se encuentran en la mente de la protagonista
Assayas maneja a su antojo los elementos con los que traza una historia que se encuentra siempre al borde del delirio y nos engancha e hipnotiza a trav¨¦s del estado de sugesti¨®n casi alucinatoria que sufre la protagonista.
Maureen se encuentra atrapada entre dos mundos, el fant¨¢stico y el real, amenazada por los vivos y por los muertos, sumergida en una espiral de crispaci¨®n que la envuelve en una especie de trance. No es para menos. Nada m¨¢s empezar la pel¨ªcula Maureen pasar¨¢ la noche en la antigua casa de su hermano, una mansi¨®n abandonada que nos invita a introducirnos en los territorios del cine de terror y en las historias g¨®ticas: Largos pasillos en penumbra, el sonido del viento, los crujidos de la madera vieja y sombras sibilantes.
A Assayas le preocupa m¨¢s jugar con las atm¨®sferas que generar un miedo aut¨¦ntico. Porque en realidad los fantasmas que aparecen son un poco de pacotilla. Los verdaderos, los que de verdad m¨¢s asustan, son los que se encuentran en la mente de la protagonista, poniendo de manifiesto sus inseguridades y el sentimiento de p¨¦rdida, el vac¨ªo que experimenta tras la muerte de su hermano. Esos comenzar¨¢n a aparecer m¨¢s adelante, cuando nos introduzcamos en una especie de investigaci¨®n paranormal que nos conduce desde la pionera del arte abstracto Hilma af Klint y el significado ocultista de sus creaciones, a la figura de V¨ªctor Hugo (con el rostro de Benjamin Biolay) y sus reuniones espiritistas, para terminar con un m¨ªtico chateo por WhatsApp con alguien que lo mismo podr¨ªa ser un fantasma cachondo o un asesino pervertido.
Assayas apuesta y gana. Se entretiene emulando a Alfred Hitchcock y Brian de Palma a la hora de construir secuencias de suspense magistralmente ejecutadas, como la que transcurre en el tren que conecta Par¨ªs con Londres, rememora los ambientes viciados y picarones de los psychothrillers noventeros a trav¨¦s de un regusto er¨®tico y voayerista (con masturbaci¨®n de Kristen Stewart incluida) y al mismo tiempo reflexiona alrededor del cuerpo y del alma, de lo m¨ªstico y lo ps¨ªquico para enfrentarlo a la frivolidad de la sociedad de consumo. Todo ello a trav¨¦s de pantallas de iPhone, de tutoriales de YouTube y canciones pop. Puro zumo de contradicci¨®n postmoderna.
En realidad, Personal Shopper vuelve a hablar de lo mismo que Demonlover o Irma Vep: de la identidad en tiempos confusos. Del ¡°yo¡± diluido en la vor¨¢gine de la sociedad actual, en el rompecabezas mental de un entorno alienado. Por eso, al final de la pel¨ªcula, cuando Maureen sienta de nuevo una presencia extra?a a su lado, la ¨²ltima frase que queda suspendida en el aire ser¨¢: ?Eres t¨²¡ o solo soy yo? He ah¨ª la cuesti¨®n.
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