El sexo de la serpiente y la chaqueta de Nicolas Cage
La chaqueta de pit¨®n del actor en 'Coraz¨®n salvaje' es legendaria. Por eso nos informamos de las intimidades de estos ofidios
El otro d¨ªa vi a dos serpientes practicando sexo. Bien, no s¨¦ si se dice as¨ª; escribir¨ªa ¡°copulando¡±, pero me suena muy crudo, y las otras expresiones que me vienen a la cabeza a¨²n son peores. Era la primera vez. Para m¨ª, para ellas no s¨¦, parec¨ªan muy duchas. Hab¨ªa ido de excursi¨®n con unos amigos a un amable paraje junto a un riachuelo y tras dejarlos con el aperitivo en plan d¨¦jeuner sur l¡¯herbe, incluida una botella de oporto, me alej¨¦ unos metros para investigar la presencia de lavanderas boyeras ¨Cel simp¨¢tico pajarillo, no crean¨C, que frecuentan los prados junto al agua.
Caminaba sigilosamente junto a la orilla cuando me top¨¦ con la ardiente escena of¨ªdica: dos serpientes entrelazadas como solo pueden dos seres con aspecto de mangueras de jard¨ªn. Una era sustancialmente m¨¢s grande que la otra. Se encontraban junto a un toc¨®n y parecieron tan sorprendidas de verme como yo a ellas. Nos quedamos mir¨¢ndonos los tres, yo con una absurda sensaci¨®n de voyeur y ellas con lo que interpret¨¦ como fr¨ªo pudor y escamoso fastidio. Enseguida se desataron y la m¨¢s grande se escabull¨® mientras que la otra me plant¨® cara.
Pese al susto (uno es un conspicuo naturalista amateur) identifiqu¨¦ a los amantes reptiles como culebras bastardas (Malpolon monspessulanus), tambi¨¦n llamadas de Montpellier, que es lo que significa en lat¨ªn monspessulanus, y no porque durante el acto una ponga a la otra mirando a Montpellier.
El sexo entre las serpientes es diferente al nuestro b¨¢sicamente porque no tienen brazos ni piernas. Por si no lo han probado, resulta complejo
Son las serpientes m¨¢s grandes de Europa (los machos llegan a medir dos metros y medio), tienen un car¨¢cter agresivo, mirada de pocos amigos, y cuando se enfadan se pueden poner de pie como las cobras. Poseen veneno pero es poco activo y lo inyectan desde dientes que est¨¢n en el interior del maxilar, por lo que para envenenarse tendr¨ªan ustedes que meter la mano a fondo en la boca, lo cual desde luego les har¨ªa merecedores de lo que pudiera pasar.
Llegados aqu¨ª se preguntar¨¢n qu¨¦ tiene que ver este asunto con la moda, incluso la m¨¢s aventurera, que es a lo que nos venimos a referir en este espacio. Bien, en realidad nada. Aunque d¨¦jenme recordar mis dos piezas de indumentaria de piel de serpiente favoritas, ambas chaquetas de pit¨®n: la de Marlon Brando como Valentine Snakeskin Xavier en Piel de serpiente (1960), de Sidney Lumet, y la muy parecida de Nicolas Cage como Sailor Ripley en Coraz¨®n salvaje (1990), de David Lynch.
El sexo entre las serpientes es diferente al nuestro b¨¢sicamente porque no tienen brazos ni piernas. Por si no lo han probado, resulta complejo. Ellas se enredan y colocan sus cloacas una a la altura de la otra. En la del macho entonces aflora su hemipene, que es un afortunado pene doble del que el animal sin embargo solo usa uno en cada encuentro, existiendo por lo visto serpientes diestras y zurdas, seg¨²n su preferencia. Qu¨¦ cosas tiene la naturaleza.
La c¨®pula puede durar una hora o mucho m¨¢s, incluso todo un d¨ªa. No sabr¨ªa decir en qu¨¦ momento se encontraban mis culebras, espero no haber interrumpido nada muy serio. Y ahora viene lo m¨¢s preocupante (sobre todo para m¨ª) de todo esto. Es sabido que molestar a las serpientes cuando copulan puede acarrear grav¨ªsimas consecuencias. ?E incluso cambio de sexo! Es lo que le sucedi¨® al adivino Tiresias al encontrarse a dos serpientes en pleno acto en el Peloponeso e incordiarlas: se convirti¨® en mujer durante siete a?os. Parece que no le fue mal: se hizo sacerdotisa, se cas¨®, tuvo hijos¡ Pasado ese tiempo volvi¨® a ver a dos serpientes copulando y recobr¨® su sexo original.
Comprender¨¢n mi alarma tras haber visto lo que vi. No tengo nada en contra de ser mujer, pero as¨ª, de repente¡
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