La orden secreta en la que todos quieren entrar (y no pueden)

El d¨ªa que anunci¨® la publicaci¨®n de La Horda. Una revoluci¨®n m¨¢gica, Servando Rocha (La Palma, 1974) recibi¨® un email de un grupo que se autoproclamaba as¨ª, coment¨¢ndole que estaba utilizando el nombre de su sociedad secreta. En este caso, el escritor prefiri¨® dejarlo ah¨ª, en una simple an¨¦cdota, pero si algo caracteriza al canario es su capacidad para indagar en las historias m¨¢s extra?as y misteriosas de la contracultura. Ejemplo de ello es esta novela, tan dif¨ªcil de encasillar como de establecer los l¨ªmites entre lo real y lo imaginario. Publicada bajo su propio sello editorial, La Felguera Editores, La Horda es una puerta hacia una comunidad invisible a trav¨¦s de los siglos. Un ensayo de casi tres a?os de trabajo con cartas, mapas o manuscritos sobre distintas ¨®rdenes secretas que pudieron existir, o no. Una novela que narra las luchas de poder entre rebeldes y forajidos de ficci¨®n.

?Por qu¨¦ nos atrae tanto el misterio y lo oculto?

Creo que responde a las preguntas m¨¢s profundas del ser humano que a su vez tienen que ver con las razones propias del misterio. Creo que no se trata tanto de obtener respuestas, sino la potencia que tiene de que nos hagamos preguntas. En el caso de La horda, las preguntas giran en torno a la existencia de una comunidad secreta a lo largo de los tiempos. Al fin y al cabo, creo que la existencia de una comunidad invisible es uno de los grandes temas de la humanidad, o la facilidad que tienen las palabras y las ideas de viajar en el tiempo para que sean recogidas por otros.

?Cu¨¢l fue la idea que te lanz¨® a escribir La Horda?

Hace unos a?os escrib¨ª un libro sobre un grupo armado ingl¨¦s, La brigada de la c¨®lera, y en los comunicados que escrib¨ªa este grupo hab¨ªa una frase que me parec¨ªa muy poderosa: "No pod¨¦is detenernos porque no existimos". Una de las ideas que me vino inmediatamente a la cabeza, y que aparece en La Horda, es el hecho de que nos resulte familiar que existan agentes infiltrados o c¨¦lulas invisibles. La tradici¨®n empez¨® en Francia hace cuatro siglos, que es donde arranca La Horda, con la existencia de una Universidad invisible. Y esa idea ha estado siempre presente en todos los grupos secretos: en la masoner¨ªa, en los grupos anarquistas e incluso en el Siglo XX, con William Burroughs o Alexander Trocchi. Digamos que es una idea que resume perfectamente lo que quer¨ªa expresar, y cuando apareci¨®, supe que era la base de una buena historia.

?En qu¨¦ sentido el libro de La Horda es un "objeto da?ino", tal y como lo has descrito?

Es un libro muy especial y no porque lo haya escrito yo... (risas). Est¨¢ compuesto por muchos materiales: hay ficci¨®n, no ficci¨®n, ensayo o epistolario. De alguna manera, cuando lees La Horda no sabes lo que es verdad y lo que es mentira. De hecho, mucha gente en las presentaciones me ha pedido si puede entrar en la orden secreta de la Horda. Creo que hay un momento donde lo que no es verdad se emancipa en s¨ª mismo, una mentira puede convertirse en una verdad. La Horda es una historia donde puedes plantearte que todo lo que se cuenta es cierto. Y en cierta medida, casi todo lo que se cuenta, incluso en la ficci¨®n, fueron hechos hist¨®ricos.

La horda es un conjunto de grupos de rebeldes, pero hay uno que destaca por encima de todos, Los invisibles, ?qu¨¦ tienen de especial?

Los invisibles son un grupo incre¨ªble, sobre todo en una ¨¦poca de saturaci¨®n de informaci¨®n. En 1623 en Par¨ªs -y as¨ª arranca la novela-, unos desconocidos que se identificaron como La universidad invisible o Los invisibles, pegaron unos carteles por la ciudad (ya te puedes imaginar los carteles que pueden pegarse en esa ¨¦poca... ?diez? ?quince?), donde dec¨ªan que hab¨ªan descubierto todos los secretos de la alquimia, pod¨ªan teletransportarse o controlar la telepat¨ªa. En definitiva, lo que ven¨ªa siendo el sue?o renacentista de la ¨¦poca. Creo que no hay mucha distancia entre los que en ese siglo eran llamados herejes y lo que hoy en d¨ªa son conocidos como revolucionarios. Nadie los conoci¨® jam¨¢s, pero hubo una segunda generaci¨®n que crey¨® en la autenticidad de todo y se autoproclamaron Los Rosacruces. Es decir, creyeron en algo que posiblemente fuera mentira. En La Horda se conecta todo el imaginario de las sociedades secretas, tan presente en el cine y la literatura, con esa idea incre¨ªble de que las mentiras, llegado un momento, se emancipan en s¨ª mismas.

Frente a Los Invisibles, de te propia mano nacen Los Despiertos. ?Qu¨¦ papel juegan en la novela?

Aparecen muchas sociedades secretas ficticias, en un principio. Y es que realmente existieron, pero no en ese siglo en concreto. La Horda es una constataci¨®n de muchos grupos disidentes, que luchan por el poder cat¨®lico y contra Roma. Piensa que est¨¢ enmarcado dentro de la Guerra de los Treinta A?os. Los Despiertos son los grandes enemigos de La Horda, los malos, mal¨ªsimos. Realmente, el libro es un libro de aventuras, narra el enfrentamiento entre facciones. Los despiertos son poderosos, controlan la magia o tienen un ej¨¦rcito a su servicio. Yo como escritor, sent¨ª como un cari?o especial hacia ellos aunque eran los malos.

Sin embargo, estas luchas no se desarrollan directamente en La Horda, se van descubriendo a trav¨¦s de un manuscrito, ?c¨®mo has abordado el Manuscrito Morgana?

En la literatura siempre hay unos lugares comunes, y uno de ellos es el manuscrito encontrado. El libro est¨¢ planteado como si yo no lo hubiera escrito. Hay un editor ingl¨¦s que se encuentra en el a?o 1983, cuando explota un apartamento en el centro de Londres en el que vive, o viv¨ªa, una persona llamada Morgana de la que no se sabe ning¨²n dato. Toda la casa est¨¢ destruida menos una caja que ha sobrevivido al fuego y que est¨¢ llena de miles de papeles y objetos fetiches que hablan de La Horda, una gran conspiraci¨®n. El libro est¨¢ planteado como un libro dentro del libro. De tal modo es un editor que va montando todos esos hallazgos: el Manuscrito Morgana que tambi¨¦n se conoce como la historia universal de La Horda.

?C¨®mo te has documentado para escribir esta novela?

Dedic¨¢ndole mucho tiempo, ha sido un proceso de investigaci¨®n de casi tres a?os. De todas maneras todo eso tan extra?o de los Rosacruces siempre me ha obsesionado, me parece una locura maravillosa. Hoy en d¨ªa siguen existiendo, aunque no son los originales. Creo que era inevitable que escribiera sobre esto. De alguna manera, yo soy un escritor de ensayo y creo que he ido dando pasos hacia la ficci¨®n. Creo que he escrito un libro que a mucha gente le hubiera gustado leer: ?Y si todas las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, eso de que existen ¨®rdenes que se han mantenido ocultas durante siglos y que han establecido pactos y alianzas, y si todo eso, que yo no digo que sea cierto, fuera verdad?

Aunque es dif¨ªcil de etiquetar, La Horda tambi¨¦n es una novela fant¨¢stica, una tem¨¢tica que tratas mucho desde tu editorial. ?Crees que tiene la consideraci¨®n que se merece?

Yo no estoy interesado en los g¨¦neros. Cuando termin¨¦ La Horda no sab¨ªa donde ubicarla y el otro d¨ªa en La central la ten¨ªan en ensayo. Nunca he pensado si es una novela fant¨¢stica o no. De hecho, todo lo que he contado ah¨ª para m¨ª es real. S¨¦ que todo el mundo cuenta lo mismo, que no hay obra de arte sin obsesi¨®n pero cuando termin¨¦ el libro para m¨ª adquiri¨® una verdad. Morgana o Los Invisibles, para m¨ª ese imaginario existe. No s¨¦ si es un g¨¦nero menor, pero lo que a m¨ª me gustar¨ªa en el futuro de la literatura es contaminar los g¨¦neros, que una novela de ensayo se pueda leer como una de aventuras, contaminar la baja cultura con la alta. Creo que es interesante, que no sepamos como reaccionar.

?Crees que ahora m¨¢s que nunca las sociedades secretas son necesarias?

Yo creo que el futuro es de las sociedades secretas, lo tengo muy claro. En un mundo que se mide por lo cuantitativo, el futuro est¨¢ en comunidades de personas que se relacionan en funci¨®n de intereses muy concretos. Todas las culturas o contra culturas que te puedan interesar (por ejemplo el punk, o los dada¨ªstas) tienen un componente de comunidad secreta p¨²blica (risas), aunque suene a contracci¨®n. Por ejemplo, las personas que compramos vinilos o libros de segunda mano. Cuando hablas con estos coleccionistas parece que est¨¢s hablando con gente que pertenece a una logia. Creo que el futuro de literatura, si puede sobrevivir a esta oleada de lo cuantitativo, a lo gigantesco de las cifras, est¨¢ en sentir que perteneces a una comunidad secreta, a una comunidad de intereses, porque tambi¨¦n es una forma de resistir.