?Cu¨¢ndo un objetivo es un marr¨®n o un desaf¨ªo?
El nirvana est¨¢ en las actividades que nos hacen entrar en un estado de flujo
El estado de flujo se provoca cuando el esfuerzo ante el desaf¨ªo nos exige emplear a fondo nuestras capacidades. Por el contrario, cuando no hay desaf¨ªo el aburrimiento dominar¨¢ la situaci¨®n.
Viene tu jefe entusiasmado y te dice: ¡°Tengo un reto para ti¡±. Y t¨² piensas: ¡°Menudo marr¨®n¡±. Las opiniones distintas pueden ser por muchos motivos: porque intenta vender algo que es dif¨ªcil de comprar o porque quiz¨¢ haya diferencia de expectativas. Y esto ¨²ltimo es lo que nos interesa. El director del Quality of Life Research Center?de la Claremont Graduate University, en California, Mihaly Csikszentmihalyi, investig¨® sobre qu¨¦ actividades nos entusiasman hacer y nos hacen felices o cu¨¢les son realmente un marr¨®n, aunque l¨®gicamente utiliz¨® otros t¨¦rminos. Para ello, propuso dos ejes, uno donde se recoge el nivel de desaf¨ªo que supone, alto o bajo; y otro, las habilidades que tenemos para ello, altas o bajas. De este modo, obtuvo ocho tipos. El nirvana est¨¢ en las actividades que nos hacen entrar en un estado de flujo, es decir, en aquellas que suponen un esfuerzo, porque existe desaf¨ªo, pero al mismo tiempo, nos exigen dedicar un nivel elevado de nuestras capacidades. En esos momentos, necesitamos poner toda la atenci¨®n y curiosamente, el tiempo pasa volando. Puede ser haciendo deporte, teniendo una conversaci¨®n interesante, escribiendo o haciendo una marcha por la monta?a. Lo que sea que te hace sentirte muy bien. Pero, junto a esas actividades conviven otras que son menos placenteras.
Cuando nuestro nivel de habilidades o conocimientos son bajos, es cuando entramos en el terreno del ¡°marr¨®n¡±. Si el desaf¨ªo es escaso, como por ejemplo redactar el informe del informe del requeteinforme o hablar con alguien que se enrolla m¨¢s de lo que te gustar¨ªa, puedes caer en el aburrimiento o la apat¨ªa. Hay otros marrones, sin embargo, que lo pasamos peor. Estos son cuando nuestro nivel de preparaci¨®n es bajo para el desaf¨ªo que nos supone, como hacer una presentaci¨®n en p¨²blico en un idioma extranjero o tener una conversaci¨®n valiente con alguien que aprecias pero que no te gusta lo que est¨¢ haciendo.
Existen otras actividades que nos estimulan algo m¨¢s, aunque no nos ayudan a entrar en el estado de flujo, porque su nivel de desaf¨ªo es bajo. Eso sucede en aquellas que controlamos mucho la materia o estamos, incluso, en una total relajaci¨®n, como asistir a una reuni¨®n peri¨®dica o presentar unos datos a unos compa?eros. Si el desaf¨ªo es algo mayor pero todav¨ªa no suficiente, puede que incluso nos sintamos estimulados, pero no se llega todav¨ªa al estado de flujo.
?Y se puede convertir un marr¨®n en un desaf¨ªo? Como siempre, tenemos margen de maniobra. Si el problema viene por la falta de capacidades, la soluci¨®n es relativamente f¨¢cil: necesitamos entrenar m¨¢s la presentaci¨®n que nos angustia o ensayar esa conversaci¨®n que tanto nos cuesta (por supuesto, hay cosas que requieren m¨¢s trabajo que otras). Si el desaf¨ªo es menor, podemos nosotros inventarnos el reto: como cronometrar el tiempo del informe para rebajar nuestra marca, observar a la persona que nos cuesta con otra mirada o incorporar alguna dificultad a aquello que nos hace estar tan relajados o simplemente estimulados.
En resumen, los marrones pueden dejar de serlo cuando aumentamos la percepci¨®n de desaf¨ªo y mejoramos en las capacidades que se requieren poner en juego. Y no olvidemos que los estados de flujo tan deseados se perciben cuando conviven ambas variables. Por ello, no es de extra?ar que actividades c¨®modas como ver la televisi¨®n est¨¦ en el furg¨®n de cola, donde solo entre el 7 y 8 por ciento de las ocasiones nos ayudan a entrar en dicho estado. As¨ª pues, busquemos desaf¨ªos y mejoremos nuestros niveles de capacidades requeridas.
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