Socialistas
La redefinici¨®n de las izquierdas en torno a nuevos conceptos es un fen¨®meno com¨²n a muchos pa¨ªses europeos
Cada vez se escucha menos esta palabra en el debate pol¨ªtico espa?ol. En las conversaciones que tenemos en familia, o entre los amigos, o en el trabajo, la etiqueta, el ser socialista, se ha ido diluyendo poco a poco. Salvo cuando el PSOE y sus dilemas internos son el centro de atenci¨®n. Entonces el concepto reaparece en la superficie, como un barco medio naufragado que intenta aun as¨ª llegar a puerto.
Pongamos n¨²meros a este fen¨®meno. Seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS, s¨®lo un 8,3% de los votantes menores de 35 a?os se identifica principalmente como socialista. Hace ocho a?os hab¨ªa m¨¢s del doble. La ca¨ªda ha sido paulatina, pero sostenida. En su lugar han irrumpido nuevas etiquetas, seg¨²n el mismo CIS: progresista, ecologista, feminista. Todas ellas suman a casi un 25% de los j¨®venes, cuando en 2009 apenas aparec¨ªan. Y, sin embargo, tanto entonces como ahora la mitad del voto del PSOE est¨¢ compuesto por autodenominados socialistas. Claro, que en ese mismo periodo el partido se ha dejado cinco millones de votos.
Esta debacle tiene muchos padres y madres. La brecha territorial, el ciclo de burbuja-crisis-austeridad y las decisiones estrat¨¦gicas en torno a estos dos temas en un nuevo entorno pol¨ªtico han centrado la atenci¨®n y est¨¢n en no poca medida detr¨¢s de la fragmentaci¨®n de la izquierda. Pero, al mismo tiempo, hay una erosi¨®n ideol¨®gica, o m¨¢s bien un vuelco identitario, en el coraz¨®n del electorado que no puede ser ignorada.
Estos fen¨®menos no son independientes entre s¨ª: en no poca medida, el socialismo habr¨¢ dejado de ser una etiqueta atractiva a causa de las nuevas divisiones territoriales y econ¨®micas en Espa?a. Y sin embargo la redefinici¨®n de las izquierdas en torno a nuevos conceptos es un fen¨®meno com¨²n a muchos pa¨ªses europeos. Empezando por el norte del continente, donde la socialdemocracia ha aguantado (marginalmente) mejor el tir¨®n. Conceptos que no est¨¢n vac¨ªos, sino que traen consigo nuevos valores y, sobre todo, una reorganizaci¨®n de las prioridades: una nueva identidad pol¨ªtica y cultural, en definitiva. Una que ya no es, o que pocos quieren llamar, socialista. @jorgegalindo
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