Dem¨®cratas enf¨¢ticos
EN UNA entrevista publicada por este peri¨®dico, In¨¦s Arrimadas afirmaba que Ada Colau aboga por un refer¨¦ndum independentista ¨Caunque sin declarar si ella es independentista o no¨C ¡°porque se lo pide el cuerpo¡±. A?ad¨ªa: ¡°Apuesta por una rep¨²blica catalana¡±. Lo dudo. Es mucho m¨¢s razonable pensar que Colau aboga por el refer¨¦ndum sin abogar por la independencia porque quiere los votos de los independentistas y de los no independentistas; es decir: porque intenta el mismo enga?o que practicaban los principales partidos catalanes hasta que les obligamos a dejar de hacerlo y se partieron por la mitad o desaparecieron. La estrategia de Colau explica algo asombroso, y es que cada vez que se le pregunta si es independentista o no, ella contesta que no lo sabe. En teor¨ªa cabe la posibilidad, por remota que sea, de que, tras casi cinco a?os de vida p¨²blica dedicados en exclusiva a discutir sobre la independencia, quede en Catalu?a alguien sin problemas cognitivos que no se haya hecho una opini¨®n al respecto; pero es absolutamente imposible que esa persona sea la alcaldesa de la capital: es imposible, en efecto, que el pol¨ªtico con m¨¢s poder de Catalu?a no tenga un juicio formado sobre el problema m¨¢s importante de Catalu?a; y, si es posible ¨Csi Colau no intenta enga?ar otra vez¨C, entonces yo le ruego, si es preciso de rodillas y sollozando, que abandone su cargo y se encierre a leer hasta que tenga una idea clara sobre el asunto, momento en el cual podr¨¢ volver a presentarse ante nosotros, sus electores, y pedirnos el voto.
"tambi¨¦n es l¨®gico que los catalanes queramos independizarnos de Espa?a, porque somos m¨¢s ricos que los espa?oles o que la mayor¨ªa de los espa?oles".
Es uno de los incontables asombros que nos depara el llamado proc¨¦s a los votantes catalanes, sobre todo a los votantes de izquierda que no hemos olvidado a los cl¨¢sicos y sus ense?anzas b¨¢sicas. Un ejemplo: en general, no son nunca los pobres los que quieren separarse de los ricos, sino los ricos los que quieren separarse de los pobres, para no tener que compartir con ellos su riqueza. Es l¨®gico. As¨ª que tambi¨¦n es l¨®gico que los catalanes queramos independizarnos de Espa?a, porque somos m¨¢s ricos que los espa?oles o que la mayor¨ªa de los espa?oles. Bueno, es l¨®gico que eso lo quiera la derecha, que tradicionalmente ha buscado preservar la riqueza y los privilegios de los ricos, aunque sea a costa de los pobres; lo asombroso es que en Catalu?a tambi¨¦n lo quiera la izquierda, que tradicionalmente ha buscado repartir de forma equitativa la riqueza y terminar con los privilegios o convertirnos a todos en privilegiados. ?M¨¢s asombros? M¨¢s asombros. Los independentistas atribuyen todos nuestros males a los d¨¦ficits democr¨¢ticos del Estado espa?ol; quiz¨¢ lleven raz¨®n. En EE UU, un Estado con menos d¨¦ficits democr¨¢ticos que el nuestro, un simple juez federal puede suspender de manera fulminante una orden firmada por todo un presidente de la Uni¨®n, como hizo James Robart con la orden de Trump que exig¨ªa el cierre de fronteras para los ciudadanos de siete Estados de mayor¨ªa musulmana; pero en nuestro pa¨ªs Artur Mas, un simple presidente de una autonom¨ªa, desobedeci¨® el llamado 9-N un mandato del mism¨ªsimo Tribunal Constitucional sin que nadie se atreviera a suspender la consulta fraudulenta por un temor m¨¢s que justificado a ser tachado de antidem¨®crata o de judicializar la pol¨ªtica, expresi¨®n que en Catalu?a significa que los pol¨ªticos independentistas pueden violar la ley cuando les conviene. Esto no ocurre en las democracias sin tantos d¨¦ficits como la nuestra, donde al menos los gobernantes respetan el abec¨¦ del sistema democr¨¢tico, seg¨²n el cual no hay democracia fuera de la ley porque en un Estado de derecho la ley, como ense?¨® Hannah Arendt, es la ¨²nica defensa posible de los pobres y los d¨¦biles contra los ricos y los poderosos. No hay otra.
Los asombros, ya digo, son incontables. En apariencia, todos podr¨ªan resumirse en el asombro natural que produce que se viole la democracia en nombre de la democracia; pero la realidad es que esto es precisamente lo ¨²nico que no deber¨ªa asombrar: igual que el ¨¦nfasis en la verdad delata al mentiroso y el ¨¦nfasis en la virtud al canalla, el ¨¦nfasis en la democracia delata a quien no respeta sus reglas.
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