Cannes contra Netflix
El cambio en los modos de consumo es imparable, pero la creaci¨®n merece una pol¨ªtica de apoyo en la que las plataformas de pago tambi¨¦n sean aliados
La guerra ha estallado entre el Festival de Cannes, un icono de la industria cultural francesa, y Netflix, la plataforma norteamericana de cine en l¨ªnea con 100 millones de clientes en todo el mundo. En esta 70? edici¨®n, el certamen ha proclamado un cambio en las reglas del juego para que, desde 2018, las pel¨ªculas que no vayan a ser estrenadas en salas francesas no puedan competir por la Palma de Oro. Hollywood impone algo parecido: las candidatas a un oscar a mejor pel¨ªcula deben haberse exhibido al menos siete d¨ªas seguidos tres veces al d¨ªa en cines de Los ?ngeles. Es la respuesta a Netflix, que tras concursar en Berl¨ªn y Venecia ¡ªque s¨ª lo permitieron¡ª ha llegado a Cannes con dos pel¨ªculas de factura propia que no va a exhibir en Francia. El propio Pedro Almod¨®var, presidente del jurado, cerr¨® filas con el festival: ¡°Netflix es una nueva plataforma para ofrecer contenido de pago, lo cual en principio es bueno y enriquecedor. Sin embargo, esta nueva forma de consumo no puede tratar de sustituir las ya existentes. Me parece una enorme paradoja dar una Palma de Oro y cualquier otro premio a una pel¨ªcula que no pueda verse en gran pantalla¡±.
Algunos especialistas han situado el debate en el terreno de la calidad: de la originalidad del producto de autor frente a la uniformidad que puede implicar estar en manos de una multinacional que produce a la vez que exhibe; y de la defensa de una experiencia de silencio y concentraci¨®n ante la gran pantalla que, sin embargo, est¨¢ disminuyendo ante otras formas de consumo. El cine en ordenador, televisor o m¨®vil es cada vez m¨¢s la opci¨®n preferida por numerosos espectadores, aunque paguen.
El debate, sin embargo, es m¨¢s amplio y tiene que ver con la defensa de una identidad cultural y de una industria en transformaci¨®n. La propia elecci¨®n de un presidente, Macron, capaz de salpicar sus discursos de citas de pensadores es paradigma de una Francia que ha colocado la cultura y la educaci¨®n en terreno protegido m¨¢s all¨¢ de los partidos. Sarkozy fue adalid de la lucha contra la pirater¨ªa. Y Hollande afianz¨® el gasto en educaci¨®n y cultura en plenas oleadas de recortes. En Espa?a, mientras tanto, el Gobierno subi¨® el IVA cultural y fue incapaz de proteger la industria de la pirater¨ªa. El cambio en los modos de consumo cultural es imparable y las plataformas de pago solo pueden ser bienvenidas, pero la creaci¨®n merece una pol¨ªtica de apoyo por parte del Estado en la que Netflix, como otras grandes empresas, puede y debe ser tambi¨¦n un aliado de los actores culturales.
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