La funci¨®n ha terminado
Maduro amenaza con entregar armas a sus partidarios, pero su guerra ya est¨¢ perdida
Un amigo que ha visto el v¨ªdeo donde aparece Nicol¨¢s Maduro empu?ando una poderosa arma de guerra, de esas de las pel¨ªculas de Van Damme, me explica que se trata de un fusil autom¨¢tico Fara 83. Lo sabe porque particip¨® en la guerra de los ochenta en Nicaragua entre contras y sandinistas, que cost¨® m¨¢s de 30.000 muertos.
Maduro, que aparece sentado en una plataforma m¨®vil, demuestra su ignorancia en cuanto a armas, afirma mi amigo: tiene la mano izquierda colocada en medio de la manivela de recarga, y lo menos que le puede pasar apenas hiciera el primer disparo, es que se le desgonce el dedo.
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Quien desconoce c¨®mo se manipula un fusil que tiene una cadencia de tiro de 750 cartuchos por minuto, puede causar una verdadera mortandad; excepto que sus subalternos le hayan entregado el arma descargada al comandante supremo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Y mientras apunta el ca?¨®n hacia arriba, como si buscara aviones enemigos en el cielo de Caracas, dice:
¡°De estas podemos llevar unas 10.000 o 20.000 a todos los barrios, los campos, para defender el territorio de Venezuela, la patria, la soberan¨ªa, junto con otro tipo de armamento que estamos preparando en secreto para poder moverse en los barrios, campos, todos lados¡±. No me culpen de la prosa de Maduro; lo ¨²nico que hago es transcribir sus palabras enardecidas de h¨¦roe de pel¨ªcula de guerra.
Para un hombre acosado, que ve como el mundo se desmorona alrededor suyo, estos alardes no deben tomarse a risa. Tambi¨¦n habl¨® del ¡°derecho hist¨®rico de combatir en todo el territorio americano. Nadie nos quitar¨ªa ese derecho¡ retroceder nunca, rendirse jam¨¢s¡±. Esto ¨²ltimo, t¨ªtulo de una pel¨ªcula de Van Damme.
Fusil en mano, amenaza con una guerra total, sin fronteras. Maduro resucita en Sim¨®n Bol¨ªvar para librar una nueva batalla por la independencia de los pa¨ªses del continente, que nadie le est¨¢ solicitando. Y adem¨¢s de hallarse bastante pasado de peso como para marchar a la cabeza de sus ej¨¦rcitos libertadores, eso es algo que solo puede decir quien ya no tiene control de s¨ª mismo.
Pero eso no es todo. Tambi¨¦n anuncia que ha aprobado ¡°al ministro de la Defensa, Vladimir Padrino L¨®pez, planes para expandir la Milicia Nacional Bolivariana a 500.000 milicianos y milicianas con todos sus equipos¡±. El pueblo en armas a las calles, a los campos; y cuando sea necesario, m¨¢s all¨¢ de las fronteras.
Una de las cl¨¢sicas manifestaciones de la esquizofrenia del poder es cuando alguien que gobierna se refiere a sus partidarios como ¡°el pueblo¡±. El pueblo que vot¨® masivamente en contra del partido de Maduro en las elecciones legislativas y dio a la oposici¨®n la mayor¨ªa calificada, que hasta ahora le ha sido birlada, no existe.
El pueblo que sale desarmado todos los d¨ªas a las calles a exigir que le devuelvan sus derechos confiscados, entre ellos el de vestirse, curarse, comer, no existe. Las v¨ªctimas mortales de la represi¨®n de los paramilitares tampoco entran en esa contabilidad sectaria de lo que es ¡°el pueblo¡±. Todos ellos son enemigos. Traidores. Millones de traidores.
El ¨²nico pueblo que vale es el que viste las camisas rojas del Partido Socialista Unido, y a¨²n est¨¢ por verse si la lealtad entre las filas de partidarios del r¨¦gimen es tan s¨®lida como Maduro cree, o aparenta creer. ?La Fuerza Armada estar¨ªa de verdad dispuesta a repartir medio mill¨®n de fusiles entre civiles, lo que triplicar¨ªa en n¨²mero a los efectivos militares regulares? ?Tendr¨ªa la capacidad de controlarlos? Ese acto podr¨ªa significar nada menos que la invitaci¨®n a una verdadera guerra civil.
En lugar de buscar c¨®mo desarmar a tantos miles en posesi¨®n ilegal de armas, incluidas las que est¨¢n en poder de las propias bandas del Gobierno, delincuencia com¨²n m¨¢s delincuencia pol¨ªtica, Maduro anuncia, con extravagante l¨®gica, que apagar¨¢ el fuego con p¨®lvora viva.
Los muertos en las calles son, hasta ahora, v¨ªctimas de las bandas paramilitares, y aunque la Fuerza Armada ha declarado su lealtad a Maduro, eso solo se sabr¨¢ de cierto cuando ordene que las tropas salgan a la calle a disolver a balazos a los manifestantes.
Todas las batallas para Maduro est¨¢n ya perdidas. La batalla diplom¨¢tica, la batalla de la opini¨®n p¨²blica, la batalla econ¨®mica, la batalla social, con los antiguos barrios baluartes del chavismo ahora en contra. La batalla en las calles.
Alguien de los suyos deber¨ªa poder decirle que es hora de hacer mutis por el foro. La funci¨®n ha terminado.
Sergio Ram¨ªrez es escritor.
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